‘Bous’ con escolta
Alcanar prueba con éxito el nuevo protocolo de seguridad policial para evitar agresiones a los antitaurinos en el Ebro
A los aficionados a las fiestas con bous de las Terres de l’Ebre no les quedará otro remedio, por lo visto hasta ahora, que acostumbrarse a la presencia junto a plazas y recintos taurinos de un buen número de agentes, sean de la policía local de turno o de los Mossos d’Esquadra. La puesta de largo fue anteayer en Alcanar (Montsià), en el primer festejo taurino con anunciada presencia de antitaurinos después de las agresiones de hace dos semanas en Mas de Barberans. Junto a la plaza, en la grada entre aficionados y animalistas y a pie de arena, una treintena de agentes, algunos de paisano, cuatro vehículos policiales e incluso una unidad antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, por si las moscas. Además, un espacio reservado y acordonado con cinta policial para antitaurinos y cámaras de televisión.
El despliegue policial es la cara más evidente del nuevo protocolo de seguridad ideado por la delegación de la Generalitat en el Ebro con el asesoramiento de los Mossos para acabar con las agresiones. El plan se adaptará a medida de cada municipio, en coordinación con los ayuntamientos y las comisiones taurinas, sobre todo cuando se sepa de la presencia de animalistas.
“Es innecesario y desmedido, por un pequeño incidente en un pueblo vecino... No sirve de nada, pero nos tranquiliza, si pasase algo están los Mossos para que nadie pueda exagerar la noticia, como ha ocurrido otras veces”, sostiene Juanjo Ulldemolins, presidente de la comisión taurina de Alcanar. Aunque festejar las distintas modalidades de correbous entre policías y cámaras de televisión no es plato de buen gusto para los aficionados, los taurinos parecen haberse concienciado, visto lo visto este fin de semana, y han comprobado que no hay mejor respuesta que la indiferencia para desactivar la escalada de tensión con los antitaurinos. “Estamos tranquilos, las comisiones taurinas siempre han hecho las cosas bien, cuidando los animales, sin malos tratos”, asegura Ulldemolins, conciliador.
Las jóvenes antitaurinas desplazadas hasta Alcanar recibieron un trato exquisito, sin escuchar insultos, desprecios y ni un solo atisbo de violencia. “Llevamos cinco años viniendo a los correbous en el Ebro y nunca habíamos encontrado este despliegue policial, esperamos que se mantenga la vigilancia toda la temporada”, advierte cámara en mano Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis, una de las dos antitaurinas agredidas hace 14 días en Mas de Barberans. Las animalistas recuerdan que siempre acostumbraban a avisar de su presencia a los Mossos y alcaldes, pero que mientras la policía respondía a sus demandas, en los ayuntamientos acostumbraban a ignorarlas.
Aunque es pronto y quizás precipitado sacar conclusiones, se hace cada vez más evidente que habrá un antes y un después a partir de las agresiones grabadas por las antitaurinas y difundidas de forma viral por medios de comunicación y redes sociales. Más vigilancia policial, previsiblemente de forma cada vez más discreta si se cortan de raíz agresiones e incidentes, y mayor cautela por parte de las comisiones taurinas, las principales interesadas en poder celebrar las fiestas con bous sin altercados ni denuncias. La prueba de fuego llegará posiblemente en verano, cuando la temporada de correbous alcance su momento cumbre, con cientos de aficionados en las plazas, decenas de actos y más presencia de animalistas, algunos infiltrados de incógnito en las plazas, las calles y los recintos con el objetivo de denunciar, sin ser vistos, presuntas irregularidades y malos tratos. “No siempre vamos a avisar que venimos o nos vamos a poner donde nos digan”, advierte Aïda Gascón. Vista, suerte y al toro.
Policía local, mossos con uniforme y de paisano, además de un espacio de separación entre los animalistas y los taurinos