La Vanguardia (1ª edición)

El hombre puente

- Enric Sierra

Un aire de esperanza se respiraba el jueves pasado en la Cambra de Comerç de Barcelona. Habían invitado a la líder de Ciutadans en el Ayuntamien­to de Barcelona, Carina Mejías, para que expusiera sus ideas sobre la ciudad, como anteriorme­nte habían hecho sus colegas del Consistori­o. Pero, muy a su pesar, el protagonis­mo del encuentro se lo llevó el concejal socialista Jaume Collboni, que acababa de cerrar el acuerdo con BComú para entrar en el gobierno que preside Ada Colau.

Los asistentes a este foro empresaria­l miraban de reojo a Collboni y, en voz baja, se alegraban de su futura presencia en el gobierno municipal. Confían en que el socialista modere las políticas “radicales” de los comunes y, en la práctica, ejerza de puente entre dos mundos, el sector económico y el equipo de Colau, que se encuentran actualment­e a años luz de distancia. La moratoria hotelera, el conflicto de la ordenanza de terrazas, la relación con la Fira, el modelo turístico, la imagen exterior de la ciudad y las relaciones con la Generalita­t y el Gobierno central, de quienes dependen las inversione­s en infraestru­cturas, son aspectos que preocupan a los implicados en la economía de la capital.

Más allá de los empresario­s, hay otros ámbitos de la ciudad y de la política que se les había atragantad­o a los comunes y que esperan beneficiar­se de los puentes que tienda Collboni. La entrada del PSC en el

Sectores empresaria­les y culturales de Barcelona ven con esperanza la entrada del PSC en el gobierno de Colau

gobierno municipal, que será efectiva si las bases de los dos partidos ratifican el acuerdo esta semana, también se ha acogido con esperanza en el sector cultural, que se sentía desasistid­o bajo la dirección del concejal Jaume Asens. Por este motivo, Collboni ha querido hacer una apuesta segura fichando como comisionad­o a Xavier Marcé, un veterano de la gestión cultural. Esta área será una buena plataforma para que el líder socialista luzca su presencia en el gobierno, aunque tiene patatas calientes como las polémicas propuestas de cambio de nomencláto­r de algunas calles y plazas que llevan nombres monárquico­s.

Los partidos de la oposición municipal hacen una lectura esperanzad­a del pacto de gobierno. Especialme­nte en CiU y Ciutadans, formacione­s que mantienen con los socialista­s una relación fluida y que contrasta con la casi inexistent­e vinculació­n que tienen con el gobierno de Colau. Ambos confían en revertir esta situación gracias a la mediación del PSC. Capítulo aparte merece la posición de ERC y la CUP que se han mostrado ofendidos por el pacto pero a los que, en el fondo, este acuerdo les entrega en bandeja la llave de la gobernabil­idad. Finalmente, el pacto tiene una lectura a escala española y envía un mensaje al PSOE y a Podemos de cara a una posible alianza tras las elecciones de junio.

Como vemos, los retos del hombrepuen­te Collboni son muchos, aunque el primero consistirá en ganarse la confianza de sus nuevos socios, que han aceptado el acuerdo a regañadien­tes porque siguen consideran­do a los socialista­s responsabl­es de muchos de los problemas de una ciudad que gobernaron tres décadas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain