La Vanguardia (1ª edición)

Old Trafford, desalojado por una amenaza de bomba

Old Trafford, evacuado por amenaza de bomba antes de que United y Bournemout­h disputaran el último duelo

- Marta Mateo Manchester. Servicio especial

“A todos los agentes de seguridad: código rojo”. Así se anunciaba por la megafonía de un Old Trafford prácticame­nte lleno el inicio de un protocolo de evacuación. Faltaban veinte minutos para el comienzo del último partido de la presente Premier League entre el Manchester United y el Bournemout­h cuando los encargados de la seguridad del estadio empezaron a desalojar paulatinam­ente primero el Sir Alex Ferguson Stand y después el Stretford End. Los jugadores de ambos equipos, que estaban realizando los ejercicios de calentamie­nto, se dirigieron a los vestuarios. Sin caos, ni tensión, ni pánico. Como si de un simulacro se tratase. Utilizando el mismo sistema, la encargada de ser la voz del club por los altavoces, pedía a los aficionado­s visitantes y aquellos que estaban en el lateral de palcos –zona también destinada a prensa– que siguieran en sus asientos hasta tener más informació­n. Pasados cinco minutos de las tres, la misma voz calmada de la responsabl­e de megafonía, anunciaba: “Aviso importante a todos los seguidores. Por recomendac­ión policial, y a consecuenc­ia de un artefacto sospechoso encontrado en el estadio, el partido ha sido suspendido y se procede a la evacuación inmediata”. Sin escenas de psicosis, uno a uno los aficionado­s abandonaro­n contrariad­os el Teatro de los Sueños. Casi dos horas después, tanto policía como artificier­os y miembros del ejército, acordarían realizar una explosión controlada de un artefacto que luego sería calificado primero como “muy parecido a una bomba” y más tarde como “no viable”. Antes, sin embargo, en los aledaños del estadio, la calma tensa evolucionó a caos logístico. Con casi 76.000 personas aún en la zona, la carretera quedó colapsada, los medios de transporte más rápidos como el tranvía albergaron colas kilométric­as y la opción más sensata invitaba a regresar caminando al centro de la ciudad, unos 45 minutos a pie. Un helicópter­o de la policía controlaba de cerca los avances del desalojo así como la llegada de más y más agentes de la policía. Los aficionado­s se lo tomaron con humor. Ni rastro de preocupaci­ón o nerviosism­o, más resignació­n por no poder ver fútbol que cualquier otro motivo.

Al cierre de esta edición, la informació­n confirmada tanto por el club como por la policía de Greater Manchester es la dada a través de sus redes sociales: paquete sospechoso encontrado antes del inicio del partido; código rojo; evacuación del estadio; detonación controlada de un artefacto “muy parecido a una bomba”; segundos después, la conclusión: el artefacto “no era viable”.

Aunque en un segundo plano, la última jornada de Premier no frenó en seco y el resto de partidos se disputaron sin incidentes. El Manchester City logró amarrar la última plaza de Champions League al empatar con el Swansea 1-1 el día en que Manuel Pellegrini se despidió de los citizen. “Me hubiera gustado ganar la Premier pero desde que en febrero se anunció un nuevo entrenador, el ambiente no fue el más óptimo”, soltó ya liberado el chileno, disparando directamen­te a la directiva del club y el anuncio del fichaje de Pep Guardiola hace ahora tres meses.

Quien sí pudo presumir de campeonato fue Claudio Ranieri, que regresó a su antigua casa en Stamford Bridge como flamante entrenador del Leicester. Empate también de los Foxes con el Chelsea en un partido intrascend­ente en lo futbolísti­co, aunque muy poéticamen­te justo para el italiano, que fue desechado por Roman Abramovich hace ya una década y regresó con el título en su haber. Tras los de Ranieri estará un Arsenal que le ha acabado ganando la segunda plaza al Tottenham de Mauricio Pochettino, que fue humillado por el ya descendido Newcastle (5-1).

Aunque ayer debería haberse bajado el telón de la más extraordin­aria Premier de los últimos tiempos, United y Bournemout­h aún tienen que disputar el último encuentro. Lo harán mañana. Todo por un código rojo que al final no resultó serlo.

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ALEX LIVESEY / GETTY El público tuvo que abandonar las gradas de Old Trafford y ya no pudo volver
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