Intocables a la fuerza
La falta de una clase media incrementa la explotación del once tipo del Barça
El once blaugrana que conquistó la Champions en Berlín la pasada temporada es el mismo que se alzó con la Liga el sábado en Granada y que probablemente saldrá el domingo a disputar la final de la Copa del Rey. Cualquier aficionado puede recitar de memoria el equipo de confianza de Luis Enrique Martínez, lo cual indica dos cosas: que es una gran formación, de acuerdo con sus logros, y que las alternativas no ofrecen suficientes garantías como para participar en partidos trascendentes salvo lesiones o sanciones en el grupo de intocables.
Los efectos de la sanción de la FIFA y el bajo rendimiento de los últimos fichajes han agrandado las diferencias de clase en una plantilla con estrellas y proletariado, pero escasa clase media, que necesita una profunda ventilación para incentivar la competitividad y la administración de los esfuerzos en calendarios tremendamente saturados. La estructura deportiva blaugrana pensaba a mediados de temporada en apuntalar la plantilla con un central y un delantero, pero el desarrollo de los acontecimientos ha evidenciado que las necesidades son superiores. En este curso las rotaciones de Luis Enrique han sido, por fuerza, menores que las del pasado, circunstancia agravada por el envejecimiento de un equipo en el que no pocas estrellas se acercan o superan la barrera de los 30 años. Del once que se adjudicó la Liga hace un año en el Vicente Calderón al del sábado en el Nuevo Los Cármenes apenas existen diferencias (en Madrid jugó Pedro Rodríguez porque Suárez estaba lesionado).
El triplete y el castigo de la FIFA limitaron las reformas del pasado verano a la incorporación de Arda Turan y Aleix Vidal, que no pudieron debutar hasta enero y cuando lo hicieron manifestaron incapacidad para oxigenar una alineación saturada. ¿Se hubiera producido en las mismas dimensiones la depresión de la primera quincena de abril si los fichajes hubieran respondido a las expectativas? Es una pregunta sin respuesta, pero ciertamente habrían existido menos probabilidades. En 11 días, la alineación memorizada –con el único cambio del portero– jugó el clásico del Camp Nou y la eliminatoria de la Champions contra el Atlético (sólo en uno de estos tres encuentros el entrenador practicó los tres cambios autorizados). Entonces fracasó, ofreciendo algunos jugadores síntomas de agotamiento derivados de un exceso de partidos. Pero en las últimas tres jornadas de la Liga, los mismos once cabrones de siempre, que diría John Benjamin Toshack, han tenido que sacar las castañas del fuego.
A pesar de su deficiente estructura el vestuario de Luis Enrique ha saldado dos temporadas con éxitos, pero en el club existe el convencimiento de que se ha llegado a un punto de inflexión. Hay que abrir puertas y ventanas, soltar lastre porque la relación de jugadores intrascendentes es anormalmente extensa. Douglas siempre ha parecido una broma, Adriano se ha descolgado definitivamente, Vermaelen ha vivido entre la enfermería y la grada con esporádicas incursiones en el césped, Bartra no despega, Sandro y Munir carecen de oportunidades a la sombra del tridente... Difícilmente más de uno de estos jugadores permanecerá en el Camp Nou la próxima campaña por poco que la entidad blaugrana encuentre
Sólo dos titulares han disputado menos minutos de Liga que el pasado curso: Messi y Alves
oportunidades de traspaso o cesión. Turan y Vidal están en el limbo, a expensas de la opinión de Luis Enrique –que no parece muy positiva a juzgar por su participación– y del mercado.
La operación limpieza no afectará a Mathieu, que interpreta con corrección su papel de suplente; Sergi Roberto, la gran revelación de la temporada por talento y, sobre todo, versatilidad, ni a Rafinha, que fue renovado a pesar de la lesión que ha obstaculizado su progresión. La recompra de Denis Suárez tras su buena campaña con el Villarreal completa un buen elenco de secundarios en el centro del campo para dar respiro a Rakitic o Iniesta. Así, las incorporaciones incidirán especialmente en la defensa (Mascherano y Mathieu, 32 años; Alves, 33) y la delantera.
La planificación se focaliza en la búsqueda de relevos garantizados para ventilar el maduro y exitoso once de Berlín más que en el alistamiento de figuras consagradas y caras, aunque no hay que descartar un fichaje de rendimiento inmediato para la defensa. Un dato ilustra la necesidad de configurar una plantilla más versátil, sin abismos entre intocables y parias: únicamente dos jugadores del denominado once de gala han disputado menos minutos de Liga que la pasada temporada. Messi, que estuvo lesionado, y Alves. Busquets ha disputado el equivalente a cinco partidos más.
El mismo equipo que ganó la Champions en Berlín se adjudicó la Liga en Granada y jugará la final de Copa