Arquitectura sostenible
En 2050, la mayoría de los 9.000 habitantes del planeta vivirán en las ciudades, y es imprescindible crear edificios de viviendas dignos que a la vez sean sostenibles, para rebajar la factura en el consumo de energía y de agua, y minimizar su huella ecoló
Los nuevos edificios inteligentes utilizan materiales reciclables y ahorran energía
Las ciudades crecen y falta espacio, pero, sobre todo, hay una carencia de viviendas adecuadas y asequibles,
según denuncia ONU Habitat, que recuerda que, en 2013, más de 860 millones de personas vivían en asentamientos precarios, en comparación con 725 millones en 2000. Hace falta una estrategia de crecimiento que permita a los ciudadanos vivir en condiciones
dignas y que, a la vez, sea sostenible. Los datos apuntan que, en 2050, seremos 9.000 millones de personas en el mundo y que la mayoría de ellas vivirán en grandes urbes. A lo largo de todos estos años, la industria de la construcción edificará miles de edificios de viviendas y de oficinas, lo que generará la emisión de grandes cantidades de gases invernadero. Según el Banco Mundial, la construcción inmobiliaria en el mundo da cuenta del 32% del consumo total de energía y del 19 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Cómo se puede reducir esta huella ecológica?
Los materiales reciclables en la construcción y los edificios inteligentes pueden ser la solución. Es el caso del
One Bryant Park, en Nueva York, un edificio de 51 pisos que utiliza vidrios
aislantes para conservar el calor durante el invierno y el frío en verano y maximizar la entrada de luz; además, las tuberías capturan el agua de lluvia para reusarla en otras tareas.
Y no tienen por qué ser edificios excesivamente caros. De hecho, el
Banco Mundial reconoce que “los promotores inmobiliarios tienen la impresión de que el coste de este tipo de construcciones es un 30% más caro”, cuando, en realidad, el aumento no pasa del 3%, sin incluir los beneficios
para los dueños en la reducción de los recibos de agua y de electricidad.
Otro ejemplo de edificio sostenible es el Museo de Mañana, en Río de Janeiro, creado por el arquitecto español Santiago Calatrava. Se inspira en el mundo vegetal, y estará rodeado por dos estanques de agua y multitud zonas verdes. El techo se compone de
placas fotovoltaicas que cambian de posición durante el día para aprovechar al máximo la luz del sol, y para reducir la temperatura del edificio se usa el agua de varias piscinas cercanas. Y en Melbourne (Australia) está el
edificio Pixel, un bloque de oficinas autosuficiente diseñado por Studio505. Tiene cuatro pisos y cuenta con un diseño innovador, capaz de alcanzar la neutralidad de carbono. Incluye sistemas de inodoro al vacío, persianas fijas con dispositivos de sombreado, cristales dobles en las ventanas y un techo con jardines que recoge el agua de lluvia y que permite cosechar. Más cerca, en Barcelona, está el
Media-TIC, en el distrito 22@Barcelona, obra del arquitecto Enric Ruiz Geli, un edificio de cero emisiones que ahorra un 22% de energía y funciona con energías renovables. En su fachada tiene una especie de burbujas inflables, que se activan automáticamente según la energía solar disponible, gracias a unos sensores luxómetros, y que permiten regular la temperatura interior y la entrada de luz.
Todos estos edificios se han construido basándose en la llamada arquitectura sostenible, que tiene en cuenta el impacto del edificio durante todo su ciclo de vida –construcción, uso y derribo final–. Considera los recursos que va a utilizar, los consumos de agua y energía de los propios usuarios y, finalmente, qué sucederá con los residuos que generará el edificio en el momento en que se derribe. El objetivo final es reducir estos impactos ambientales y trabajar con criterios de eficiencia energética en su diseño y construcción.
La arquitectura sostenible tiene en cuenta el ciclo de vida de un edificio, y su objetivo es reducir el impacto ambiental y trabajar con criterios de eficiencia energética