Educación en negativo
Una encuesta entre docentes anuncia un negro futuro para el sector educativo, que deberá encomendarse a las personas comprometidas.
¿Cómo creen que será la educación no universitaria en el 2020? Esta fue la pregunta que los responsables de Acción Magistral, proyecto educativo de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), BBVA y la comisión española de cooperación con la Unesco, formularon a 200 expertos y docentes, y el resultado no puede ser más pesimista: tres de cada cuatro creen que será insuficiente el apoyo presupuestario para la educación, tampoco se mejorará el nivel de excelencia de los centros ni la imagen de los profesionales, ni se logrará “un pacto social y político que libere a la educación de los avatares pesimistas”.
Un negro panorama que, sin embargo, no será tal oscuro gracias a una minoría de docentes (también de familias) “activos y comprometidos con su formación, con la innovación educativa, con la búsqueda de nuevas fórmulas de relaciones escolares y con la protesta por las insuficiencias”, señala el informe elaborado tras las consultas realizadas entre junio y octubre del año pasado. Según este, esa minoría protagonizará un cambio dinámico y transformador que demuestra que “hay una realidad social que cuestiona, interpela y rechaza la parálisis institucional”, señala la investigación Educación en España. Horizonte 2020.
Los docentes y expertos consultados coinciden de forma abrumadora en que en los próximos cinco años no será posible un Pacto de Estado por la Educación, se muestran convencidos de que el marco normativo será inestable y que las leyes seguirán cambiando conforme lo hagan los gobiernos de turno, sin que se pueda consolidar un modelo estable.
Además, creen que la comunidad educativa no será consultada en las modificaciones de la normativa educativa, ni perciben que la educación vaya a ocupar un lugar prioritario en las agendas de
Una minoría de profesores y familias muy comprometidos se encargará de luchar contra el negro panorama
las administraciones ni en lo que tiene que ver con el incremento de las partidas presupuestarias; ni con los esfuerzos por dotar de prestigio la figura del docente; ni en fomentar el debate público en torno al papel de la escuela y el profesorado.
Las consecuencias de un menor presupuesto son: disminución del número de centros educativos y de docentes, con lo que aumentará la ratio alumno-profesor. Además, las condiciones laborales de los profesores serán más precarias, pese a que se endurecerán y se harán más exigentes las condiciones de acceso a la docencia. Asimismo, vaticinan menos becas, peor dotadas y con más y más exigentes requisitos de acceso, y textos y material escolar a cargo de las familias.