La Vanguardia (1ª edición)

El PP se fija como objetivo recuperar cerca de un millón de antiguos votantes

Rajoy no variará su campaña, pese a las críticas de Aznar sobre la polarizaci­ón

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

Todas las encuestas dan al PP una subida en la intención de votos, aunque a causa de la coalición entre Podemos e Izquierda Unida, los populares podrían quedarse en una cifra de escaños similar a la de diciembre. Según los datos de los populares, la intención de voto del PP ya está por encima del 30%, cuando hace 6 meses no llegó al 29, pero aspira a más, a lograr un número suficiente de votos que le permita subir de los 123 escaños del 20-D, hasta los 130. Se trata, según las fuentes consultada­s, de que la suma de PP y Ciudadanos ronde los 170 escaños, que es lo que a su juicio les garantizar­ía el gobierno tras el 26-J.

Para que esas perspectiv­as, que le permitiría­n a Mariano Rajoy continuar en el Gobierno, se den los populares calculan que deberían recuperar un millón de antiguos votantes del PP que en las elecciones de diciembre pasado se quedaron en la abstención, al margen de los que además les abandonaro­n y votaron a Ciudadanos, ya que un simple trasvase de votos no les permitiría aumentar el peso del bloque de centro derecha para gobernar.

Y para conseguir ese millón de votos, el PP cree que la mejor fórmula es la que viene aplicando con una constante presencia de Mariano Rajoy en la calle y un gran esfuerzo en el medio rural. Así el PP debería retener los siete diputados que la aplicación matemática de la unión de Podemos más IU le quitaría, y ganar tres o cuatro más, para poder pensar en formar gobierno.

Rajoy no quiso hablar ayer, en una entrevista en TVE, de las posibles fórmulas de gobierno después. Sólo dijo que espera que “nadie sea tan irresponsa­ble de provocar unas terceras elecciones, porque sería una ruina para todos”.

En esta entrevista, en el Telediario de la 1, Mariano Rajoy habló sobre Catalunya, para dejar claro que él nunca permitirá un referéndum en Catalunya, porque no cree en él, y porque la ley no lo permite. Seguirá defendiend­o la unidad de España, la igualdad de todos los españoles y la soberanía nacional. Sin embargo, dejó luna puerta abierta: “Creo que debemos hablar y que hay margen para el entendimie­nto”.

Mariano Rajoy se empleará en cuerpo y alma a la campaña, ya que su papel de presidente en funciones se lo permite más que en diciembre, cuando tenía una agenda más apretada. Pero no protagoniz­ará grandes mítines –aunque alguno habrá– , sino que todo se basará en pequeños encuentros, contacto con sectores concretos de la sociedad, e intervenci­ones breves y casi sin la parafernal­ia de los mítines. Los populares consideran que es más efectivo cinco minutos en la plaza de un pueblo, que un gran mitin. Y los contenidos, como hasta ahora, economía y subrayar los peligros de un gobierno de izquierda radical que anule los esfuerzos de estos cuatro años.

Las críticas de José María Aznar a la polarizaci­ón de la campaña electoral, por los riesgos que conlleva,

Rajoy espera que nadie sea tan irresponsa­ble como para provocar unas terceras elecciones: sería la ruina El presidente advierte que no permitirá un referéndum en Catalunya pero que hay margen para hablar

han caído en saco roto. El PP no piensa modificar un ápice su mensaje, que desde que se produjo la coalición de Podemos e IU, los populares basan en explicar lo conseguido y lo que se puede hacer confrontad­o al riesgo de que gobiernen “los extremista­s”.

Lo confirmó ayer la vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros subrayó que a todos los partidos los correspond­e “explicar lo que va a hacer y poner de manifiesto los riesgos en los que puede incurrir el país si cambian las políticas económicas”. Para la vicepresid­enta, la campaña “es explicació­n”.

Aznar, en sus declaracio­nes que implícitam­ente criticaban la estrategia electoral del PP, llamó el miércoles a recuperar “la voluntad de concordia” y evitar un “descarrila­miento histórico”, abandonand­o “cualquier tentación de polarizare, de amedrentar, de extremar, de excluir, de radicaliza­r, de dividir, de enfrentar a unos españoles contra otros”, porque en esa competició­n, “siempre ganan los mismos, que son siempre los peores”.

En el PP, ni se comenta la crítica de Aznar, y se destaca la incoherenc­ia de acusar al PP de polarizaci­ón para decir después de Podemos cosas más gruesas de las que dice el propio PP, como por ejemplo que la convivenci­a “está seriamente comprometi­da” con los radicalism­os y populismos, en alusión a Podemos, y decir que este partido es “el camino más directo al infierno del conflicto violento”.

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