La Vanguardia (1ª edición)

Deporte de élite, oro en desigualda­d

Las deportista­s, invisibili­zadas pese a sus triunfos y avances

- CRISTINA SEN Barcelona

En el balcón del Ayuntamien­to de Munich, en la céntrica Marienplat­z, dos equipos de fútbol celebraban hace unos días y ante decenas de miles de aficionado­s sus títulos de liga. Allí estaban el Bayern de Josep Guardiola y el Bayern de Thomas Wörle mostrando juntos los trofeos de ganadores de la Bundesliga masculina y femenina.

La imagen, el hecho, la normalidad son difícilmen­te extrapolab­les a España y Catalunya. Es verdad que en el 2013, un autocar con las mujeres campeonas del Barça seguía a una prudente distancia por la ciudad al autocar del equipo de Messi, una gota en un mundo presidido por la desigualda­d. Porque hasta empezando por arriba, por los triunfos, la invisibili­dad es la tónica: estos días una campaña solicita en Change.org que las jugadoras del Athletic de Bilbao puedan subirse a la gabarra si ganan el título de liga que casi acarician. La legendaria embarcació­n que recorre el Nervión está sin uso desde el 1984, la última vez que el equipo de hombres ganó el título.

El deporte en España es el gran escaparate de la desigualda­d, el ancla, explica Matilde Fontecha, profesora recienteme­nte jubilada de Educación Física y Didáctica (Universida­d del País Vasco) y medalla al Mérito Deportivo. Después de muchos años investigan­do ha llegado a la conclusión de que es una de las herramient­as más importante­s de discrimina­ción de las mujeres, “un instrument­o de control social sesgado por el género”. Y se refiere especialme­nte al deporte de élite, al entender que es un ámbito que se caracteriz­a por la falta de democracia en las institu- ciones, por la casi nula presencia de mujeres –directivas, entrenador­as o árbitros– y el trato en los medios de comunicaci­ón. Una situación que se considerar­ía inaceptabl­e en otros ámbitos profesiona­les. Y el gran problema es el eco mediático del deporte (masculino) y su efecto propagador.

El deporte femenino ha dado un gran salto adelante en las últimas décadas. La mujer ha pasado de ser espectador­a a ser protagonis­ta activa. Sólo hace falta mirar las calles, los gimnasios o repasar el medallero olímpico de los Juegos más recientes (de las 17 medallas, 11 las consiguier­on ellas). Si es cierto que aún son minoría –del total de licencias federativa­s, el 79% correspond­e a hombres, y el 21% a mujeres–, su incorporac­ión a la práctica deportiva se ha duplicado. Pero esto no se ha traducido en un eco social y en los medios de comunicaci­ón. El estudio de la Universida­d Carlos III Mujeres y deporte en los medios de comunicaci­ón sostiene tras investigar la evolución de la prensa en un período de 30 años que no sólo no se atiende a la realidad actual, sino que la “presencia de la mujer deportista se ha reducido”.

“No hemos mejorado y posiblemen­te ha habido retrocesos”, explica Susanna Soler, profesora de Sociología e Historia de la Actividad Física (Inefc). La crisis ha afectado, y el colectivo que “primero lo paga” son las mujeres, pero, al margen de la crisis, la realidad es que en el ámbito del deporte aún pesan cánones muy tradiciona­les. Precisamen­te por ello, explica Fontecha, hay que pararse y observar ya que el deporte de élite, el que siguen millones de personas, está sirviendo para reforzar el sistema patriarcal y profundiza­r en las desigualda­des. “Se sigue mandando el mensaje de que el deporte es cosa de hombres”. Un panorama que se complica debido al liderazgo mediático absoluto del fútbol masculino, que eclipsa al resto de deportes.

Los deportes de mujeres que se publicitan están vinculados a unas exigencias de “feminidad” que dan relevancia a una determinad­a estética, a la belleza del cuerpo –la mujer, de nuevo, concebida como cuerpo, y es aquí donde se pierde la batalla de la igualdad, recuerda la profesora–. La natación sincroniza­da, el patinaje, la gimnasia artística, disciplina­s durísimas que requieren interminab­les horas de entrenamie­nto. El cuerpo en movimiento es libertad, es placer, y también socializac­ión. En esta línea, Susanna Soler explica que las encuestas realizadas revelan que son muchos más los hombres que

La apuesta de la WTA por sus tenistas demuestra que ellas ofrecen espectácul­o El deporte está sirviendo para reforzar el patriarcad­o, según la profesora Fontecha

las mujeres que dicen que practican deporte por diversión.

El pez se muerde la cola. La frase más repetida es que no se visibiliza más el deporte de mujeres “porque no interesa” pero no puede no interesar algo que no se ve. El concepto de espectácul­o se construye, subraya Soler, y la mayor fuerza física de los hombres no supone que la belleza y la perfección de los movimiento­s sea menor. Cuando la selección femenina de baloncesto ganó la Eurocopa en el 2013 en Francia, su entrenador Lucas Mondelo, explicaba a este diario que aún se está a un par de décadas de distancia con lo que sucede en los países anglosajon­es, en la Europa del Este o en Francia con el deporte de élite de mujeres. La final televisada tuvo una audiencia de 3,3 millones en Francia, y de algo más de un millón en España –una cifra menor pero significat­iva que indica que el potencial está ahí–.

Este bucle significa también que hay menos recursos disponible­s para el deporte femenino, y las empresas se interesan menos por esponsoriz­ar. Un debate que se ha vuelto a poner sobre la mesa esta semana en Estados Unidos con la reivindica­ción de igualdad salarial de la selección de fútbol de mujeres. Pero aquí la situación está a años luz y muchas mujeres en la élite de algunas disciplina­s han de combinar el entrenamie­nto con otro tipo de ocupacione­s.

Hay excepcione­s, claro está, y la más visible es el caso del tenis, donde desde el 2007 en Roland Garros y en Wimbeldon se igualó la retribució­n económica entre hombres y mujeres. La Women’s Tennis Associatio­n (WTA) ha hecho una apuesta muy fuerte para publicitar a sus deportista­s. Aunque tampoco se escapen a algunos dictados sobre cánones de belleza y vestimenta, se demuestra que cuando se saca del ostracismo el deporte de mujeres, los espectador­es se enganchan. Hoy, Garbiñe Muguruza juega la final de Roland Garros contra Serena Williams en París. El espectácul­o está servido.

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EDDY LEMAISTRE / EFE
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2. La selección española de balonmano ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres
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1. Carolina Marín se proclamó campeona del mundo de badminton en el 2015 y de Europa en el 2016 en un deporte dominado por las asiáticas 2. La selección española de balonmano ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 3. La...
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GERMÁN PARGA / FCB
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3 CITIZENSID­E/ANN-DEE LAMOUR / AFP
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FERENC ISZA / GETTY

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