La Vanguardia (1ª edición)

La soledad de Müller

- David Carabén

En Los hombres de Lucho, el magnífico reportaje de Marta Busquets y Paula Rabanal para BarçaTV y TV3, sorprendía ver lo extenso y profesiona­l del grupo humano que rodea al primer equipo del Barça y el grado de especializ­ación que ha llegado a alcanzar cada uno de los empleados. El estudio minucioso de los rivales, los filtros para que la informació­n llegue a los jugadores clara y sintética, el seguimient­o de la evolución física de cada uno de ellos... Con el fin de decidir con fundamento, el entrenador moderno corona una estructura de expertos y de asesores fabulosa. Pero la decisión, “lo más fabuloso”, decía alguien del equipo de Lucho, finalmente le correspond­e a él a solas.

Es por esa soledad y por la manera que tenía de hablar Lucien Müller por lo que hace unos años tuve la idea de hacer Recuerda, Mr, una serie sobre los entrenador­es del Barça. Müller había jugado aquí y en el Real Madrid. Y fue el primer entrenador, y quizás también la primera víctima, de la era Núñez. En una entrevista leí que decía: “Cuando se pierde, el entrenador se queda solo. Ya se ve en el vestuario, una vez acabado el partido: en un cuarto de hora los jugadores se habrán marchado, los directivos no bajarán y la prensa te estará esperando para machacarte al día siguiente. El míster está solo. Hay que ser muy fuerte, hay que tener un carácter muy duro. No es fácil ser entrenador del Barça”.

Realmente es una categoría laboral muy peculiar. Es el espectador más privilegia­do de un grupo de jugadores extraordin­arios. La primera fila, la primera mirada, el primer acto de autoconcie­ncia de un equipo de trabajo. Pero es el único espectador con poder real para intervenir en lo que ve e intentar mejorarlo. “Dicen que el fútbol es un deporte

Lucien Müller fue el primer entrenador, y quizás también la primera víctima, de la era Núñez

de equipo –me dijo Venables–. Pero el equipo es el objetivo. El equipo es el que se tiene que hacer”. Si no lo consigue y obtiene malos resultados y lo despiden. ¿Os imagináis concediend­o una rueda de prensa el día que os echan del trabajo?

Luis Enrique participó con entusiasmo en aquella serie, también para Barça TV. Había tenido seis entrenador­es diferentes en el Barça y, por su polivalenc­ia en el campo, recordaba perfectame­nte lo que cada uno de ellos pedía a sus jugadores. Si contamos Mourinho, es como si hubiera tenido siete. “Por Luis Enrique siento algo especial –dijo una vez el portugués. Charla poco, trabaja mucho, bromea con todo el mundo, no sabe perder y además no te sabe decir en qué sitio le gusta jugar más”. Es fantástico ver a Luis Enrique risueño con sus compañeros de trabajo. Pero, al final, también está solo. Quizás es verdad que sólo tomando decisiones conocemos nuestro destino y obtenemos la medida del ser humano que podríamos ser. Pero tomar decisiones, como hacernos mayores, aísla.

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