La Vanguardia (1ª edición)

“Ni gaviota, ni velero, ni hojas secas: me lo tengo prohibido”

Tengo 71 años. Nací en Castejón (Cuenca). Soy compositor y cantante. Estoy casado y tengo dos hijos, Pablo (38) y María (37), y tres nietecitos: a cada uno le he compuesto una canción. ¿Política? Voto sólo a los que se portan bien. Soy católico practicant

- VÍCTOR-M. AMELA

Aqué dedica el tiempo libre? A la arqueologí­a. Excavo tumbas antiguas. Y hago cerámica sigillata, ibérica y romana. Y litofanías.

¿Litofanías? Tulipas de cerámica transparen­te, con esmaltes. También me gusta componer canciones bajo un árbol.

Y si me preguntan: “¿Y cómo es él?”, ¿qué digo?

Romántico. Y transparen­te: estoy en cada una de mis canciones.

¿Cuántas lleva compuestas?

Casi mil. De las que tengo 500 grabadas, por mí o por otros.

Qué barbaridad.

Es un don, sí. No puedo dejar de componerla­s, me encanta.

¿Y no se repite?

Cada vez es más difícil, cierto, pero el reto me estimula. Ahora soy más elaborado. Y me tengo prohibidas ciertas palabras...

¿Qué palabras?

Velero. Ventana. Mariposa. Paloma. Golondrina. Lluvia en el jardín. Arena blanca. Hojas secas. Cielo gris. Y, por supuesto, gaviota. Ánimo. Disfruto, las letras me brotan con melodía incorporad­a. Yo hablaría cantando, como en las óperas.

Se agotaría usted.

Pues tengo la voz cada día mejor. Antes era más delgada, frágil, ahora es más sólida.

¿Y no se cansa de los escenarios?

Me tiemblan las piernas a cada primer concierto de una gira. Pero constato el cariño del público... y me tranquiliz­o. Y sigo.

Quiere gustar.

Sigo el consejo que me dio el productor Trabucchel­li, que me empujó a cantar: “¡Tu obligación es compartir lo que haces!”.

¿Le empujaron a cantar, dice?

Yo quería ser sólo compositor, y que otros me cantasen. Era tan tímido...

¿Quién le cantaba?

Hierbabuen­a, Basilio, Fórmula V, Juan Bau, Karina, Jeanette (¿Por qué te vas?), Raphael, Pantoja... Jamás me atrajo subir a un escenario, pero Trabucchel­li, que llevaba a Raphael, me empujó.

¿Desde cuándo compone?

Tenía 16 años. Vivía en Sevilla, estudiaba en la Universida­d Laboral, lejos de mi pueblo... Me sentía muy solito... Y compuse Niebla –¡qué mala era!– pensando en una modistilla que me gustaba...

¿Quién le enseñó a componer?

Nadie. Tenía una guitarra, la tocaba de oído, había olvidado el poco solfeo que sabía, e inventé un método propio para anotar melodías. Si otro músico mira mis notas, no entenderá nada.

¿A qué atribuye su fertilidad creativa?

No lo sé. Está ahí. Es verdad que mi madre cantaba siempre mientras trabajaba...

¿Cómo era de niño?

Inquieto y pedante. “Ahí va la plebe”, decía al ver a la gente del pueblo correr a la llegada de coche de línea. Debí de oírlo en alguna peli de romanos. “Con lo bueno que eres, lo que me haces sufrir...”, decía mi madre.

¿Por qué?

Hacía trastadas, y no dejaba un nido entero: me subía hasta la punta de los árboles... Aún recuerdo cierto pajarito...

¿Qué pasó?

Le disparé con la escopeta de aire comprimido y lo maté. Hace poco, en el mismo árbol, vi un nido idéntico. Y esparcí migas de pan duro al pie del árbol, como reparación...

¿Qué quería ser de mayor?

Albañil, como mi padre. Pero él me animó a estudiar, con beca. Fui ingeniero eléctrico: las farolas de la Concha de San Sebastián las puse yo. Pero aquello no me gustaba...

¿Y cómo dio el salto?

Por un guateque de un amigo, en 1967. Me dijo que llevase una guitarra. Canté un par de canciones. Y las oyó un productor...

Y hoy tiene millones de fans: ¿alguna le ha acosado?

Son muy tranquilas. Una ha cruzado el Atlántico para escucharme: se lo pidió a su esposo como regalo después de superar un cáncer. Una radiofonis­ta americana muy famosa me pidió relaciones, le expliqué que estaba casado: “¡Ojalá mi esposo fuese como tú!”, suspiró.

¿Qué ha grabado ahora?

Calma: hay una canción, Tiempo de amor, descartada durante años, grabada con un músico de Sinatra que me dice ¡que es la mejor que ha escuchado nunca!

¿Y usted qué canción salvaría para la posteridad?

Un velero llamado libertad.

¿Quién le ha cantado mejor?

Mocedades. Mejoran mis canciones. Tengo pensada una para ellos, Canción del mar .Si quieren, me encantaría...

¿Quién querría que le hubiese cantado?

Nino Bravo. No fue posible...

¿Y Julio Iglesias?

Compuse para él ¿Y cómo es él?, pero no la cantó. Un día le preguntaro­n por la canción.

¿Y qué dijo don Julio?

“¿Qué canción? No la he oído”.

¿Hasta cuándo seguirá cantando?

Mientras haga feliz a otros.

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KIM MANRESA

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