PIZZA JUDÍA Y ALCACHOFAS
El gueto cuenta con diversos restaurantes excelentes de cocina kosher donde pueden degustarse especialidades locales. Es casi un deber probar la alcachofa a la judía (frita), un monumento de la cocina romana. Aún más obligado es entrar en el local quizás más emblemático del gueto, la minúscula pastelería Boccione, en vía Portico D’Ottavia, 1. Se reconoce por la cola que suele formarse en la puerta y por la bata azul que llevan las dependientas, todas mujeres y de una cierta edad. Es un establecimiento muy austero, propio de otra época, y, por eso mismo, muy romano. Las vendedoras no se distinguen por la paciencia. Tratan a los clientes de modo un poco rudo. No importa que tengan delante a una estrella de Hollywood como Steven Spielberg, a quien no reconocieron. Compensa, sin embargo, el aroma que desprende el horno. Ofrecen pocos productos pero deliciosos, fruto de una tradición milenaria. Sobresale la pizza judía, un dulce muy consistente, a base de harina de almendras, pasas, piñones, almendras tostadas y fruta confitada. Son legendarias también las tortas de queso ricotta y mermelada de cerezas. Por la mañana puede comprarse un cornetto (cruasán) gigante o la bomba de crema. La tarde es la hora de los bruscolini (especie de galletas con semillas de calabaza tostadas). La pastelería Boccione lleva al éxtasis el olfato y el gusto. Las dependientas, de la familia Limentani, no se ponen de acuerdo sobre cuántas generaciones han venido regentando el negocio. Han perdido la cuenta.