LIBERTAD, FRACASO Y BIKRAM

Sobre Blanca y Cristina escribió su padre, Adolfo Marsillach, lo siguiente en Tan lejos, tan cerca, las memorias que le valieron en 1998 el premio Comillas: “Quise que mis hijas amaran la libertad porque la amaba yo y porque vivíamos en un sistema político que la coartaba. Quizá me equivoqué (...)”, escribió. Cristina pasó por una universidad americana con reglas muy estrictas. Le dijo a su padre que la disciplina le fue bien. Él responde: “Estupendo. Un poquito de libertad, sí, pero no mucha. Un fracaso. El mío”. En Una noche con los clásicos, la compañía de Blanca Marsillach, aquella niña que siguió la senda del escenario, cuenta con Mercedes Sampietro, Mingo Ràfols, Pep Munné y otros para rendir homenaje a su padre. Una iniciativa del programa de Gent Gran de la Obra Social La Caixa. Catalana de nacimiento, Blanca vive en Madrid, en Lagasca. La suya es una casa minimalista –tipo Santa Fe– cuarto piso, cuatro balcones con olivos, y un rincón donde practica bikram yoga. “Con el calor conectas y sudas, es muy espiritual”, dice. Se permite huir un par de veces al año a California, allí están sus amigas de la universidad.