El ‘star system’ de los hackers
LOS PIRATAS INFORMÁTICOS TAMBIÉN TIENEN SU PROPIO RANKING DE ESTRELLAS Y DE DELINCUENTES MÁS BUSCADOS POR LOS SERVICIOS SECRETOS
Los piratas informáticos –pues los hackers son otra cosa– existen desde los albures de internet. Un hacker es un experto en seguridad informática, alguien con bastos conocimientos sobre las rendijas de internet y que somete a los sistemas y a las conexiones a pruebas –digamos que de estrés– para descubrir sus vulnerabilidades y tratar, sobre todo, de prevenirlas. Y todo esto sin sacar nunca provecho para sí mismo ni perjudicar a nadie. Son como atletas que disfrutan poniendo a prueba sus capacidades. Pero los piratas informáticos son delincuentes con todas las de la ley. Cibercriminales que buscan lucrarse o perjudicar a terceros con sus acciones de intrusión. A veces se habla de ellos como de black hat
hackers para distinguirlos de los hackers legítimos o white hat
hackers. Y en medio, todo un mundo de grises.
Es cierto que los límites entre unos y otros han sido y siguen siendo difusos. Son varios los piratas que han pasado de un bando al otro, en ocasiones después de haber pasado un tiempo en la cárcel. Incluso entre los black hat los hay que invocan razones políticas y éticas (ethical hacking) para sus acciones de ciberpiratería; son los grey hat hackers.
Y aunque el hacker más famoso en la ficción es mujer, la Lisbeth Salander que Stig Larsson esbozó en su serie Millenium, este es un mundo básicamente masculino. Claro que hay mujeres que participan del movimiento hacker, pero quizás son menos que los hombres –ellos son mayoría entre los matriculados en las facultades de Informática– y seguro que mucho menos visibles.
La imaginería popular caracteriza al hacker como un lobo soli-
El hacker más famoso en la ficción quizás es Lisbeth Salander, pero en la realidad ese es un mundo de hombres
tario recluido en un oscuro sótano rodeado de ordenadores sin ver la luz del sol durante días, pero la verdad es que a veces se organizan en grupos –que en ocasiones se hackean entre ellos– y hasta tienen un código, una especie de bushido hacker. Loyd Blankenship, El mentor, fue uno de estos hackers que estuvo en la cárcel y que en 1986, mientras estaba entre rejas, escribió lo que hasta la fecha se considera el texto de referencia de esta subcultura, La conciencia del hacker o El manifiesto hacker, donde se pueden leer cosas como esta: “Mi crimen es la curiosidad. Mi crimen es juzgar a las personas por lo que dicen y piensan, no por lo que aparentan. Mi crimen es ser más inteligente, algo por lo cual nunca me olvidarás”.
Blankenship perteneció a dos grupos de hackers. Uno de ellos era Legion of Doom (LOD), uno de los grupúsculos de piratas informáticos más importantes de los años ochenta y noventa y principios del siglo XXI, que estaba enfrentado a otro grupo, los Masters of Deception (MOD), que consideraba que los LOD se habían desviado ideológicamente. Legion of Doom pasa por ser el grupo más influyente de todos los tiempos del panorama hacker, ya que publicaba los Legion of Doom technical journals, que se consideran la mayor contribución al acervo del conocimiento hacker.
Incluso se ha hablado de una posible gran guerra hacker en 1990, que al parecer y según algunos integrantes de los LOD y de los MOD nunca existió, y no fue más que un montaje del servicio secreto estadounidense para llevar a cabo la primera gran redada contra hackers, la operación Sundevil, sobre la que se puede saber más leyendo el libro La caza de hackers de Bruce Sterling.
Según explicaba la periodista especializada en internet Mercè Molist en un artículo en El Mundo, el 7 y 8 de mayo de 1990, en diversas ciudades norteamericanas, pero especialmente en el estado de Arizona, policia local y 150 agentes del servicio secreto llevaron a cabo una gran redada contra el carding (tráfico de tarjetas de crédito robadas) y el phreaking (hacking del sistema telefónico). Hubo tres detenidos, 27 órdenes de busca y captura y se incautaron 42 ordenadores y 23.000 disquetes. Fue la primera vez que los piratas de la red se dieron cuenta de que no eran impunes.
Desde entonces, muchos más han tenido problemas con la justicia y más si se tiene en cuenta que han pasado de piratear líneas telefónicas a cosas mucho más serias, en la medida en que internet se ha adueñado de nuestras vidas. Y como toda subcultura, el mundo de los piratas informáticos también ha terminado por crear sus estrellas y su ranking de chicos malos, que engrosan las listas de los ciberdelincuentes más buscados por el FBI.