La Vanguardia (1ª edición)

La mejor sonrisa

Muguruza, que será número 2 del mundo, quiere más

- MARTA MATEO París. Servicio especial

“Todavía estoy en estado de shock”. Garbiñe Muguruza llegaba entre aplausos a la sala de prensa con su copa Suzanne Lenglen. No podía creer que su nombre estaría grabado para siempre en el trofeo. “Pesa, ¿eh?”, dijo divertida la nueva número dos del mundo. “Cuando el juez de silla ha dicho ‘Game, set y match’ no me lo creía. ¿He ganado Roland Garros? Increíble”, recordaba después. Más tranquila, reflexiona­ndo en castellano, con la calma de quien no pierde el hambre, aseguró emocionada: “Es un sueño cumplido, porque es un torneo que quería ganar desde pequeñita. Ya lo puedo tachar de mi lista”.

Tachar de la lista. Algo que su entrenador Sam Sumyk también quiso recalcar. “Estoy muy orgulloso de lo que ha conseguido. No es fácil. Los medios a veces decís: ‘Va a ser la siguiente bla bla bla’. Pero hasta que se consigue, es muy complicado. Tienes todas esas expectativ­as y a veces puede destrozart­e el coco, pero hoy ya podemos decir que está hecho. Lo ha conseguido. Ya tiene su Grand Slam. Su nombre ya no va a estar en esa lista de ganadora potencial del torneo. Está hecho”, aseguró el técnico francés.

“Puede estar muy orgullosa de ella misma, del partido que ha jugado”, valoró la capitana de FedCup, Conchita Martínez. “Ha sido ella la que ha ganado el

“Es un sueño cumplido, porque es un torneo que quería ganar desde pequeñita”

partido. Garbiñe ha ido a por sus tiros, ha querido más. Serena era realmente Serena, no la jugadora que habíamos visto en los dos últimos partidos. Eso tiene doble mérito”, apuntó la exjugadora.

En la zona de jugadores, todo eran elogios a Muguruza. Manolo Santana, testigo de excepción, alabó la actitud de la hispanoven­ezolana. “Ha jugado como una cosaca. Increíble. Muy valiente y pegando palos de derecha y de revés, como una campeona…”, explicaba la leyenda del tenis. Y al otro lado de la red, no hubo excusas. Serena Williams se queda de nuevo a un Grand Slam de igualar a la gran Steffi Graf, líder de la Era Open con 22 coronas. Igual que en las semifinale­s del US Open o la final del Open de Australia, la estadounid­ense se quedó a las puertas de empatar la cifra mágica. “No puedes jugar una final de Grand Slam para la historia

“Estoy muy orgulloso de lo que ha conseguido, que es muy complicado”, explica el entrenador

igual que una más”, apuntó el entrenador de la número uno, Patrick Mouratoglo­u. El francés, sin embargo, se deshizo en alabanzas hacia la flamante campeona. “Lo ha merecido 100%. Cuando eres capaz de golpear cada punto para ganarlo y ser así de agresiva, es algo que muchas números uno del pasado no fueron capaces de hacer y ella lo ha hecho”.

Serena, que no sólo aplaudió el globo final de Muguruza sino que además abrazó a su sucesora, fue elegante en la derrota. “Ha jugado de forma increíble. Ha demostrado que puede jugar los puntos importante­s muy bien, que los grandes escenarios no la asustan”, reconoció la número uno del mundo. “Tiene un futuro brillante”, pronosticó después Serena Williams, que hizo un análisis muy detallado de lo que había sucedido en la final: “No voy a buscar ningún tipo de excusas. La realidad es que no he mostrado el nivel de juego suficiente para ganar a mi rival. Ahora lo que hay que hacer es obtener las lecciones de la derrota y ver qué se puede hacer para mejorar”.

Finalmente, la catalana, que recibió el trofeo de manos de Bilie Jean King, vencedora en 1972 ante la australian­a Evonne Goolagong Cawley, dejó bien claro que “no me conformo con esto. Ahora es un momento para celebrar la victoria, para no pensar, pero me gustaría seguir ganando torneos como este, dominar en la pista, sentir que los partidos dependen de mí”.

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ALASTAIR GRANT / AP Garbiñe Muguruza se acerca para recibir la copa en presencia de Serena Williams

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