La Vanguardia (1ª edición)

La propaganda que crea monstruos

- Eduardo Martín de Pozuelo

La extraordin­aria propaganda del Estado Islámico (EI) es un arma que crea monstruos como el asesino circunstan­cial de Orlando. Muchos extremista­s de todo el mundo se apuntan a la ideología islamofasc­ista del EI atraídos por un potente mensaje perfectame­nte elaborado que circula por todos los soportes digitales que permite internet. Desde vídeos sumamente atractivos que prometen un idílico mundo mejor por la vía de las armas y la muerte del infiel, hasta revistas como Dabiq o Dar Al Islam, de magnífica confección, en la que los héroes que imitar son los terrorista­s, los villanos sus víctimas y el camino que seguir palabras del Profeta cuidadosam­ente escogidas. “El islam es la religión de la espada. No pacifismo”, proclama el EI en Dabiq.

La imagen que ha logrado transmitir el EI entre sus simpatizan­tes, y no digamos entre sus militantes, ha provocado que le suceda lo mismo que a Al Qaeda: que se convierta en una franquicia que asume como propios atentados y otros actos de terror que no han sido elaborados desde Raqa o Mosul.

Es un hecho. Ya se toma como algo tan natural que ni se comenta, pero no deja de ser muy significat­ivo que, por ejemplo, el Estado Islámico haga suyas las barbaridad­es que comete Boko Haram o las de Abu Sayaf, el grupo musulmán extraordin­ariamente cruel que opera en Filipinas. El EI es ahora –salvo excepcione­s que básicament­e se sustentan en Al Qaeda o Al Nusra y en los talibanes– la marca de fábrica de una yihad que lo aguanta todo. Por eso es el gran enemigo que batir como soporte que anima a que un personaje como el asesino de Orlando llegue a sentirse capaz de matar y morir creyéndose soldado de una gran comunidad,que se cuenta por millones, que le apoya sólo por el hecho de manifestar­lo públicamen­te. Omar no se sentía solo.

Sin embargo ese hecho no deja de ser sólo una parte, y quizás la menor, del problema pues en lo más hondo del potentísim­o aparato de propaganda del EI hay inserto un mensaje de profundísi­ma carga religiosa que implica eliminar a todo aquel que –a sus ojos– siga el camino equivocado revelado a Mahoma, ya sea infiel o apóstata. Es el núcleo de la cuestión, el poder de la

El potente mensaje fascista del Estado Islámico es un arma de destrucció­n masiva dificilísi­ma de atajar

idea, la fuerza de su fe, de un credo que les induce a matar y morir para avanzar por la vía rápida de las armas hacia un mundo sin naciones ni fronteras convertido en un Califato Universal regido por la charia.

A poco que se reflexione, el hecho de que Omar Mateen se haya apuntado antes o a última hora al ideario totalitari­o de EI se convierte en un asunto secundario pues el mal y el dolor causado es el mismo que si la matanza fuera obra de retornados de Siria e Iraq con largos años de militancia y combates.

Colateralm­ente surge la polémica acerca de que esta escabechin­a se ha cometido en Estados Unidos, donde aflora el eterno debate sobre el libre acceso a las armas que hay en ese gran país. Pero, si ante esta matanza, nos quedamos sólo en ese debate o en el análisis de la compleja personalid­ad homofóbica del asesino se pierde de vista el núcleo del asunto que no es otro que el potentísim­o mensaje fascista que parte de EI. Auténtica arma de destrucció­n masiva que alcanza hasta nuestras escuelas –como este periodista pudo comprobar en Reus recienteme­nte– y que se presenta dificilísi­ma de atajar.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain