Sobre el papel, químico
Pere Regull Climent, director del IQS desde el 2012, ha creado los grados de Biotecnología y Farmacia
Pere Regull Climent (55) mira directamente a su interlocutor como si quisiera saber más de lo que muestra. Quizás sea por un efecto de la química, atenta siempre a las reacciones de los elementos, los propios y los ajenos. Director general del Institut Químic de Sarrià (IQS) desde hace cuatro años, es un voraz lector de libros –“siempre en papel, nunca en e-book”– y trabaja para mejorar el sistema de aprendizaje del centro, “que no puede quedar atrás de la realidad audiovisual”. Regull viene de pasar 26 años en el mundo de la empresa –concretamente en la fabricación de papel– y no practica como enseñante, aunque por como se expresa tiene madera de docente.
“A los alumnos hoy día les cuesta mucho atender clases magistrales o leer libros de más de 600 páginas. Tenemos que cambiar, pero sin claudicar”. ¿Cómo? Regull se fija en Estados Unidos, “donde trabajan mucho la preparación de las clases. Aquí nos falla el ‘pre’”, añade. Es decir, la planificación previa, por parte del alumno, de los contenidos de la clase siguiente. Para solucionarlo, dice que trabajan para dotar al alumnado de más materiales “audiovisuales, que preparamos, para que las clases sean un espacio de debate, donde se puedan aclarar dudas, solucionar casos prácticos, hacer demostraciones...”.
El Institut, ubicado en la parte alta de Barcelona, ha celebrado hace poco los 25 años de la creación de la School of Management, que se añade a otra titulación de prestigio, la School of Engineering. Durante los años de mandato de Pere Regull, además, ha puesto en marcha un grado en Biotecnología (curso 20132014) y otro en Farmacia (curso 2014-2015), este último, conjuntamente con la facultad de Ciencias de la Salud de Blanquerna. “Cada año se gradúan unos 250 alumnos y acaban el máster unos 50 más”, explica Regull, que expresa su satisfacción por el alto grado de inserción laboral. “Nuestros estudios están muy enfocados hacia la salida profesional en la empresa. Se puede decir que de la escuela técnica encuentran trabajo el 100% del alumnado a los seis meses de obtener el grado. Y en la de Management, entre el 95% o 97%”.
El éxito de estos datos se encuentra, según su criterio, “en el modelo pedagógico ignaciano”. De siempre se ha reconocido la de los jesuitas como una buena escuela del conocimiento. “En primer lugar, trabajamos la utilitas, es decir el conocimiento; la humanitas ,la persona dentro de la sociedad; la iustitia ,el comportamiento ético en el desarrollo profesional, y la fides, la más espiritual y que es más opcional”, explica Regull. A este tronco de cuatro ramas, se le añade otro: “La elevada carga experimental y práctica de nuestros estudios. Queremos que los alumnos aprendan, haciendo. La mitad del tiempo lo pasan trabajando individualmente en los laboratorios y, en el caso del Management, solucionando casos prácticos,” subraya al responsable del IQS.
Regull dice de sí mismo que es “una persona normal, sin extravagancias”. Le gusta pasear con la familia (tiene mujer y un hijo de 19 años) y viajar, “preferentemente a Europa y EE.UU.”. Su otra gran pasión es la lectura: “Leo al mismo tiempo 15 o 16 libros” y escoge uno u otro, según el momento. “Pero nunca novela”, sino obras de ensayo o relacionadas con la economía, el análisis de tipo político o social y los tratados científico-técnicos. “Y siempre en papel, no tengo e-book. Si visito una librería, es extraño si no salgo con tres libros en las manos”, añade. Tras 26 años en empresas papeleras (23 años en Torraspapel y 3 más en Inapa), defiende la edición en papel, tanto de libros como de diarios, a pesar del riesgo de deforestación mundial, porque “realmente no es así –asegura–. Las empresas serias, como las de los países escandinavos o las de Canadá, incluso las que hay en Galicia o Portugal, tienen campos de bosques que gestionan, que replantan y que no quieren perder, porque son la fuente de su negocio”. Doctor ingeniero químico por el IQS en 1987, obtuvo la calificación cum laude por un estudio sobre electroquímica, en concreto sobre la oxidación de los metales nobles. Desde entonces, no ha pisado un laboratorio por motivos de trabajo. Y no lo ha echado de menos nunca: “Me he sentido siempre muy bien en cargos de gestión relacionados con el marketing, la investigación y la logística, o ayudando a ampliar mercados internacionales”. La gestión también es un laboratorio donde al responsable se le pide mucha química.
Amante del libro y el diario de papel, apuesta por incorporar más el audiovisual en las clases que se imparten en el centro