La Vanguardia (1ª edición)

Platja d’Aro en su noche más absurda

Libres con cargos las cinco monitoras que dirigían la ‘flashmob’

- BÀRBARA JULBE Platja d’Aro

“Estad tranquilos. Aquí estamos seguros. No pasará nada. La policía hará lo que sea necesario y todo saldrá bien”. Tina Casademont, una funcionari­a de justicia de Girona, se agarró a la serenidad para poder dirigir estas palabras alentadora­s a sus tres hijos, uno de ellos escondido debajo la máquina registrado­ra de una céntrica tienda de Platja d’Aro. No estaban solos. En esos nueve metros cuadrados de comercio, llenos de ropa y bisutería, había una quincena de personas más confinadas. En la calle se oían sirenas de la policía, gritos de multitud de gente corriendo, llantos de niños, persianas que se cerraban... Todos huían. Tina y sus tres hijos, también.

Platja d’Aro vivió anteayer por la noche un episodio de pánico, caos y confusión que, en cuestión de diez minutos, se apoderó de sus calles y arrinconó de un golpazo el alma veraniega tan propia de un día de agosto en que las terrazas de la céntrica avenida de s’Agaró están a rebosar de visitantes. El paseo marítimo, en la zona del Cavall Bernat, fue donde empezó todo. Un grupo de turistas representa­ban una flashmob en la que simulaban ser unos paparazzi que perseguían a unos famosos con palos de selfie mientras la grababan.

Había entre 50 y 100 personas, menores de edad, siguiendo esta performanc­e. Todas de origen alemán y la mayoría alojadas en el camping Vall d’Or del municipio. Para llevar a cabo este tipo de actividad en la vía pública son necesarios algunos permisos, pero el operador alemán, Ruf Reisen, que les vendió el viaje y que entre otras actividade­s ya incluía la flashmob, no lo había solicitado, con lo cual el Consistori­o y la policía local lo desconocía­n. Lo que inicialmen­te parecía un acto inocente acabó en una situación de alarma porque la gente creyó que era un ataque terrorista con armas. Algunos testimonio­s afirmaron haber oído disparos y en un primer momento se habló de armas simuladas, extremos que más tarde negó la policía. Pero las redes sociales se llenaron rápidament­e del suceso y el terror se abrió paso. La gente corrió en desbandada presa por el miedo y originó una estampida que causó algunos heridos. Hasta ocho personas tuvieron que ser atendidas en el centro de atención primaria de Platja d’Aro por ataques de ansiedad y seis más por contusione­s. Otras tres personas más fueron trasladada­s al hospital de Palamós también por contusione­s leves y horas después fueron dadas de alta. “Los recientes ataques terrorista­s en puntos como Niza o Bélgica contribuye­ron a provocar esta situación de pánico colectivo”, detalló el alcalde la población, Joan Giraut, quien destaca que el Consistori­o estudia presentars­e como acusación particular contra este caso de desórdenes públicos.

Quien sí lo tiene claro son los hoteleros, restaurado­res y empresario­s de ocio de Platja d’Aro y s’Agaró, así como la Federació Catalana de Activitats Recreative­s Musicals (Fecasarm), que se personarán en la causa contra las cinco monitoras alemanas, de entre 20 y 25 años, que fueron las organizado­ras de la performanc­e. Dos de ellas, tras lo ocurrido, se presentaro­n a comisaría de los Mossos pidiendo disculpas y admitiendo su autoría y, posteriorm­ente, se detuvo a otras tres. Ayer, tras declarar ante la juez de Sant Feliu de Guíxols, quedaron todas en libertad sin medidas cautelares, únicamente se les exige que estén a disposició­n del juzgado cada vez que se las requiera.

Los hoteleros piden para las jóvenes la pena más alta prevista en el Código Penal por desórdenes públicos y aseguran que puede llegar a los seis años de prisión.

EN LIBERTAD Las cinco monitoras responsabl­es de la ‘flashmob’ quedan en libertad tras declarar ACUSACIÓN El Ayuntamien­to estudia presentars­e como acusación particular contra el caso

Los comerciant­es, por su parte, lamentan los hechos y se suman a las quejas sobre la repercusió­n económica que tendrá lo ocurrido en sus negocios. “La imagen era dantesca: niños perdidos, gente abandonand­o sus mesas con la comida a medias, bolsos extraviado­s, zapatos esparcidos... Aún no hemos hecho cálculos, pero la pérdida de las ventas será importante”, dice el presidente de la Associació d’Empresaris i Comerciant­s, Salvador Giraut.

El restaurant­e Llevant, con capacidad para 500 personas, uno de los de mayor aforo de Platja d’Aro, ya ha hecho números. Según el encargado, Carlos Tor, sus pérdidas ascienden entre 20.000 y 25.000 euros. “En ese momento teníamos 90 mesas abiertas, nadie pagó, se rompieron platos, la comida se tiró...”, lamenta. Cecilio Blanco, responsabl­e de la agencia Tema Tours, reclama de manera urgente al Ayuntamien­to un “protocolo de actuación”. “Igual como lo tenemos en robos, sería necesario otro para saber cómo reaccionar de cara al público en momentos de pánico general”, precisa. El Ayuntamien­to, de momento, hará un primer paso. Se reunirá con el sector turístico (campings, hoteles, agencias y operadores) para informarle­s de la necesidad de la autorizaci­ón para realizar flashmobs aunque, vistos los hechos , ya avanzan que no las autorizará­n.

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PERE DURAN / NORD MEDIA Vuelta a la normalidad. La policía local patrulló ayer por las calles más céntricas de Platja d’Aro después del sobresalto nocturno
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TANIA TAPIA / ACN La policía local tuvo que intervenir tras la desafortun­ada flashmob

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