Platja d’Aro en su noche más absurda
Libres con cargos las cinco monitoras que dirigían la ‘flashmob’
“Estad tranquilos. Aquí estamos seguros. No pasará nada. La policía hará lo que sea necesario y todo saldrá bien”. Tina Casademont, una funcionaria de justicia de Girona, se agarró a la serenidad para poder dirigir estas palabras alentadoras a sus tres hijos, uno de ellos escondido debajo la máquina registradora de una céntrica tienda de Platja d’Aro. No estaban solos. En esos nueve metros cuadrados de comercio, llenos de ropa y bisutería, había una quincena de personas más confinadas. En la calle se oían sirenas de la policía, gritos de multitud de gente corriendo, llantos de niños, persianas que se cerraban... Todos huían. Tina y sus tres hijos, también.
Platja d’Aro vivió anteayer por la noche un episodio de pánico, caos y confusión que, en cuestión de diez minutos, se apoderó de sus calles y arrinconó de un golpazo el alma veraniega tan propia de un día de agosto en que las terrazas de la céntrica avenida de s’Agaró están a rebosar de visitantes. El paseo marítimo, en la zona del Cavall Bernat, fue donde empezó todo. Un grupo de turistas representaban una flashmob en la que simulaban ser unos paparazzi que perseguían a unos famosos con palos de selfie mientras la grababan.
Había entre 50 y 100 personas, menores de edad, siguiendo esta performance. Todas de origen alemán y la mayoría alojadas en el camping Vall d’Or del municipio. Para llevar a cabo este tipo de actividad en la vía pública son necesarios algunos permisos, pero el operador alemán, Ruf Reisen, que les vendió el viaje y que entre otras actividades ya incluía la flashmob, no lo había solicitado, con lo cual el Consistorio y la policía local lo desconocían. Lo que inicialmente parecía un acto inocente acabó en una situación de alarma porque la gente creyó que era un ataque terrorista con armas. Algunos testimonios afirmaron haber oído disparos y en un primer momento se habló de armas simuladas, extremos que más tarde negó la policía. Pero las redes sociales se llenaron rápidamente del suceso y el terror se abrió paso. La gente corrió en desbandada presa por el miedo y originó una estampida que causó algunos heridos. Hasta ocho personas tuvieron que ser atendidas en el centro de atención primaria de Platja d’Aro por ataques de ansiedad y seis más por contusiones. Otras tres personas más fueron trasladadas al hospital de Palamós también por contusiones leves y horas después fueron dadas de alta. “Los recientes ataques terroristas en puntos como Niza o Bélgica contribuyeron a provocar esta situación de pánico colectivo”, detalló el alcalde la población, Joan Giraut, quien destaca que el Consistorio estudia presentarse como acusación particular contra este caso de desórdenes públicos.
Quien sí lo tiene claro son los hoteleros, restauradores y empresarios de ocio de Platja d’Aro y s’Agaró, así como la Federació Catalana de Activitats Recreatives Musicals (Fecasarm), que se personarán en la causa contra las cinco monitoras alemanas, de entre 20 y 25 años, que fueron las organizadoras de la performance. Dos de ellas, tras lo ocurrido, se presentaron a comisaría de los Mossos pidiendo disculpas y admitiendo su autoría y, posteriormente, se detuvo a otras tres. Ayer, tras declarar ante la juez de Sant Feliu de Guíxols, quedaron todas en libertad sin medidas cautelares, únicamente se les exige que estén a disposición del juzgado cada vez que se las requiera.
Los hoteleros piden para las jóvenes la pena más alta prevista en el Código Penal por desórdenes públicos y aseguran que puede llegar a los seis años de prisión.
EN LIBERTAD Las cinco monitoras responsables de la ‘flashmob’ quedan en libertad tras declarar ACUSACIÓN El Ayuntamiento estudia presentarse como acusación particular contra el caso
Los comerciantes, por su parte, lamentan los hechos y se suman a las quejas sobre la repercusión económica que tendrá lo ocurrido en sus negocios. “La imagen era dantesca: niños perdidos, gente abandonando sus mesas con la comida a medias, bolsos extraviados, zapatos esparcidos... Aún no hemos hecho cálculos, pero la pérdida de las ventas será importante”, dice el presidente de la Associació d’Empresaris i Comerciants, Salvador Giraut.
El restaurante Llevant, con capacidad para 500 personas, uno de los de mayor aforo de Platja d’Aro, ya ha hecho números. Según el encargado, Carlos Tor, sus pérdidas ascienden entre 20.000 y 25.000 euros. “En ese momento teníamos 90 mesas abiertas, nadie pagó, se rompieron platos, la comida se tiró...”, lamenta. Cecilio Blanco, responsable de la agencia Tema Tours, reclama de manera urgente al Ayuntamiento un “protocolo de actuación”. “Igual como lo tenemos en robos, sería necesario otro para saber cómo reaccionar de cara al público en momentos de pánico general”, precisa. El Ayuntamiento, de momento, hará un primer paso. Se reunirá con el sector turístico (campings, hoteles, agencias y operadores) para informarles de la necesidad de la autorización para realizar flashmobs aunque, vistos los hechos , ya avanzan que no las autorizarán.