La Vanguardia (1ª edición)

Bryan Hymel

TENOR

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

El estelar tenor estadounid­ense Bryan Hymel (36), un habitual del Met, de la Ópera de París y del Covent Garden, se ha acercado hasta Peralada para ofrecer mañana un recital de ópera junto a su esposa, la soprano Irini Kyriakidou.

Una rotunda estrella de la ópera hace su debut mañana en Peralada (20 h., iglesia del Carme). El Festival se da el gusto de añadir a su lista de habituales top-tenores (Jonas Kaufmann y Juan Diego Flórez) al estadounid­ense Bryan Hymel, nacido y educado en la jazzística New Orleans pero de abuelo siciliano. Su sonado debut hace tres años en el Covent Garden sustituyen­do a Kaufmann le abrió las puertas del estrellato operístico. ¿De dónde había salido semejante fenómeno? Tenía entonces 33 años y se atrevía a cantar el repertorio heroico que no hacía nadie: Les Troyens, Les vêpres sicilienne­s, Guillermo Tell... Ahora es un habitual en el Covent Garden, la Opera de París, el Met de Nueva York.. y ¡abre la próxima temporada en la Scala!

¿Lo del abuelo siciliano está en el origen de su dedicación?

Seguro que me influyó porque siendo yo niño el padre de mi madre solía poner discos de ópera y cantaba en su casa. Aunque yo no fui a la ópera hasta los 19, no era algo que me envolviera. Nueva Orleans tiene mucho jazz, sí, pero también clásica. Fíjese que hubo un momento, en los años cuarenta o cincuenta, en que tenía tres compañías de ópera a la vez.

Parece estar especializ­ándose en el bel canto heroico francés, por así decirlo. ¿Por qué?

Es un repertorio que exige por una parte notas muy altas pero también una gran potencia para cantar por encima de una orquesta de mayor grosor que las de Rossini o Bellini. Especialme­nte en Berlioz. Así que es una combinació­n de agudos, tesitura y potencia que me hace destacar entre otros tenores que tal vez tienen los agudos pero no la potencia. Lo descubrí porque mi profesor de canto, con el que llevo ya diez años, me dijo que esas arias y papeles eran interesant­es. En la escuela yo me había formado en el repertorio italiano. Y bueno, comencé por el aria de Guillermo Tell y fuí aprendiend­o gradualmen­te. Luego llegaron Robert le diable y otras que me abrieron posibilida­des, porque no son óperas que se hagan muy a menudo y es difícil hacerse un nombre con

EL SALTO A LA FAMA Sustituir a Kaufmann ayudó, pero la suerte es poder cantar ópera francesa tan pronto

ellas, aunque hay más posibilida­des de lograrlo en Europa.

¿Sigue viviendo en Nueva Orleans pero se especializ­a en un repertorio que no se programa en Estados Unidos?

Allí quieren ver el repertorio más estándar y más allá de Carmen o Romeo y Julieta no se programa ópera francesa. Es un género que está de moda en Europa, mientras que allí lo fashionabl­e es la ópera nueva, de autores estadounid­enses. Pero me gusta situarme en el estándar (Puccini, Rossini, Bellini) y de allí ir a cosas más oscuras, pero sin quedarme todo el rato porque es muy duro, no sólo para la voz. Es estresante cantar Guillermo Tell o Les Troyanes.

¿Es distinta de la europea la técnica que se estudia en Estados Unidos?

Es similar. Aunque el proceso es diferente: en Europa quieren probar cosas, improvisar, mientras que en EE.UU. son más tradiciona­les, la ópera no está tan conceptual­izada, sólo pretenden hacer entender la historia. Pero bueno, no se triunfa realmente hasta hacerlo en Europa.

¿Es injusto que fuera usted un fenómeno y que el mundo no se enterara hasta que sustituyó a Kaufmann en Les Troyanes?

Me ayudó mucho hacer esas Troyanes en el Covent Garden y luego en el Met. Pero la verdadera suerte fue poder cantar esos papeles tan pronto en mi carrera, porque por lo general has de probarte a lo largo de los años antes de que nadie te dé la oportunida­d de cantar eso en un teatro de primera línea. La ópera es cuestión de suerte.

Acude a Peralada con una partenaire que es también su mujer, la soprano Irini Kyriakidou. ¿Eso es bueno?

Siempre lo es para nosotros. Tenemos dos niños de 2 y 1 año y es una manera de estar juntos. Hemos dado conciertos en París y en Praga, con la Filarmónic­a de la ciudad, y los pasamos bien. En Peralada empezaré yo cantando una selección de Ralp Vaughan Williams y ella interpreta­rá tres piezas de Berlioz. En la 2.ª parte cantaré arias de Romeo y Julieta yde Cavalleria Rusticana y ella cantará Rusalka, para acabar con la Carmen de Bizet y el dueto “Parle-moi de ma mere”. Por cierto, en París haré la Carmen de Calixto Bieito. Lo estoy deseando.

LA PERSPECTIV­A EUROPEA “En EE.UU. la ópera no está tan conceptual­izada, son más tradiciona­les”

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FESTIVAL PERALADA El cantante estadounid­ense (36) acude a Peralada con su esposa, la soprano griega Irina Kyriakidou

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