Ni más libertades ni occidentalización
Un año después del acuerdo nuclear, las autoridades de Irán multiplican la represión en la prensa y el mundo cultural
Los iraníes sabían que el camino que seguiría a la firma del acuerdo que pone límites a su programa nuclear no iba a ser fácil. Pero transcurrido un año desde la foto histórica de Viena que daba por cerradas las conversaciones nucleares entre Irán y las grandes potencias, los cambios han sido muchísimo más lentos de lo que esperaban.
La economía iraní no acaba de arrancar, los inversores todavía no se deciden a hacer negocios en el país y en lo social el ala más radical del régimen ha adelantado una campaña sistemática para mandar un mensaje claro a la sociedad: el acuerdo no significa mayores libertades ni tampoco dar luz verde para una occidentalización de la sociedad.
En los últimos meses decenas de modelos que publicaban sus fotos en Instagram fueron detenidas, un gran número de conciertos fueron cancelados a última hora, los actos relacionados con la moda se convirtieron en asunto de seguridad nacional, se incrementó la seguridad en las calles para controlar la manera de vestir, periodistas cercanos al Gobierno recibieron largas sentencias acusados de atentar contra la “seguridad nacional” y se regresó a las tiempos en que las fiestas eran intervenidas por las autoridades. Esto incluye una fiesta a la que asistían actores y músicos reconocidos.
Si bien este tipo de actividades en las que se mezclan hombres y mujeres están prohibidos, su práctica está largamente extendida en Irán. Acciones como estas dejaban claro que la mayoría de las detenciones y actuaciones de los cuerpos de seguridad han sido perfectamente seleccionadas para mandar mensajes condo cretos a diferentes sectores de la población.
El último toque de atención llegó días atrás cuando las autoridades retuvieron el pasaporte de Parviz Tanavoli, quien a sus 79 años es el artista plástico más importante de Irán a escala internacional. Tanavoli, que se dirigía a Londres para el lanzamiento de uno de sus libros ya publicado en Irán y a dar una conferencia en el British Museum, fue acusado por un tribunal especial para los medios y la cultura de “publicar información falsa y crear disturbios en espacios públicos”.
Esta acusación, que ha despertado todo tipo de rechazos del mundo cultural iraní, se suma a muchas más en contra de otros artistas, activistas y empresarios que portaban doble nacionalidad. Días después de la firma del acuerdo el Líder Supremo de la Revolución, Ali Jamenei, recordó los peligros de la infiltración política cultural de Estados Unidos y sus aliados europeos. Desde entonces el ayatolá Jamenei, que respaldó el acuerdo, no ha dejado de llamar la atención sobre las intenciones de los países occidentales.
“Está claro que las demandas y las políticas del sector más radicales van siempre en contra de la mayoría de la población”, confirmaba el abogado especializa- en temas de derechos humanos, Abdolsamad Jorramshahi, que señalaba que este sector radical se había opuesto al acuerdo desde el comienzo. Otros analistas señalan que esta campaña de detenciones también tiene como objetivo poner en aprietos al Gobierno del presidente Hasan Rohani, que debe presentarse a la reelección el próximo verano, y quien siempre ha defendido la necesidad de dar mayores libertades a la población.
Pocos meses después de firmado el acuerdo se hizo público que el empresario irano-estadounidense Siamak Namazi había sido detenido en Irán. Namazi, que entre otras cosas había trabajado como consultor para compañías extranjeras interesadas en invertir en Irán, fue detenido cuando visitaba a su madre en Teherán. Meses más tarde su padre Baquer, de 80 años y exfuncionario de las Naciones Unidas, también fue arrestado.
Desde entonces diferentes iraníes con dos pasaportes han corrido la misma suerte. Entre ellos la joven británicoiraní Nazanin Zagari-Ratclife, que había ido a Irán junto con su pequeña hija a visitar a la familia. Nazanin, que trabaja como coordinadora de programas para la fundación Thompson Reuters, fue señalada en un mensaje hecho por los Guardianes de la Revolución de “diseñar y ejecutar golpes cibernéticos y mediáticos” que tenían como objetivo el derrumbamiento de la República Islámica. La fundación Thompson Reuters ha negado que Nazanin esté involucrada en ningún programa relacionado con Irán.
“Las negociaciones nucleares no han traído cambios fundamentales en asuntos de relaciones con las libertades y de los derechos humanos en Irán”, concluía el abogado Jorramshahi, que asegura que si bien el presidente Rohani ha trabajado para erradicar castigos como la lapidación o las ejecuciones –que han ido disminuyendo en los últimos meses–, no ha sido igual en temas relacionados con derechos humanos y sociales.
Un empresario con doble nacionalidad fue detenido al visitar a su madre; luego arrestaron a su padre de 80 años