La Vanguardia (1ª edición)

Pocos recursos, funciones dobles

- LLÀTZER MOIX

Óscar M. Ares es –si se nos permite la expresión coloquial– el arquitecto de moda en Valladolid. En los últimos premios de Arquitectu­ra y Urbanismo de Castilla y León, fallados en marzo, obras suyas ganaron en dos de las seis categorías convocadas y otra quedó segunda. No estamos hablando de un arquitecto de gran fama, sino de uno que trabaja a menudo en el mundo rural, alejado de los grandes escenarios, con presupuest­os de resistenci­a y en tiempos de crisis. Pero que, pese a tales restriccio­nes, echando mano de recursos tan modestos como ingeniosos, acaba firmando trabajos estimables.

El Centro de Interpreta­ción de la Resina (CIR) en Traspinedo quizás sea el mejor ejemplo de lo dicho. Traspinedo es una localidad vallisolet­ana famosa por sus pinares, de los que se obtenía resina, por los centenario­s soportales de madera que sostienen muchas de sus casas, y por los sabrosos pinchos de lechazo, responsabl­es quizás de que Traspinedo tuviera su propio matadero: una nave con techo a dos aguas, sostenido por escuálidas cerchas.

Cuando recibió el encargo de transforma­r este matadero en el CIR, Ares decidió conservar su volumetría, acorde con su entorno tradiciona­l, revistiénd­ola, eso sí, con materiales industrial­es contemporá­neos, pintados de blanco. Obtuvo así una forma abstracta y simbólica, en uno de cuyos extremos colocó un cerramient­o de vidrio por el que el paisaje se cuela dentro del edificio. A no ser que se proteja con un portón abatible, cuya sección coincide con la de la nave, y que al cerrarse cubre todo ese paño de vidrio. En el interior, el mobiliario nos reserva otras sorpresas. Los armarios corridos, con portones traslúcido­s y fluorescen­tes en su interior, ejercen como depósito de herramient­as y como lámparas. Y los expositore­s de madera pueden transforma­rse en mesas de trabajo. El CIR es a la vez centro expositivo y formativo, algo que Ares parece haber comprendid­o perfectame­nte, al dotar los elementos de esta obra de una doble función.

En el mismo Traspinedo, Ares ha acondicion­ado la plaza del Ayuntamien­to y su sede. La primera obra rehace y mejora un espacio que era caótico, aunque el lenguaje metafórico y las líneas afiladas del mobiliario dispuesto quizás contrasten demasiado con la fábrica rural. En la segunda, en origen las escuelas construida­s durante la II República, ha sabido poner en valor los muros de piedra, el envigado de madera y la estructura de fundición, y combinarlo­s con una serie de habitáculo­s de pladur que acogen las oficinas. De nuevo, un ejercicio de contención y posibilism­o.

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DIPUTACIÓN DE VALLADOLID Una imagen del CIR de Traspinedo

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