‘Pet story’
Mascotas
Dirección: Chris Renaud y Yarrow Cheney Producción: EE.UU., 2016. Duración: 91 minutos. Animación.
Mascotas viene avalada por el sello Illumination Entertainment, que en pocos años ha logrado situarse en primera fila del competitivo campo del cine de animación. Comandado por Chris Meledrani, a quien ya llaman el nuevo John Lasseter, Illumination Entertainment dio en la diana en el 2010 con la primera aventura del villano Gru, a la que siguió una secuela tres años después y, el pasado año, su spin-off, la divertidísima Los Minions, esas criaturas pintorescas que ya se han convertido en marca de la casa y ocupan su logo animado.
Precisamente un excelente corto de los Minions (sean puntuales) precede a Mascotas, una dinámica peripecia protagonizada por animales de compañía (perros, gatos, periquitos, etc.) cuyo título original, The secret life of pets, hubiera podido tener el alternativo de Pet story, pues su trama, contada en diez segundos, tiene un razonable parecido con Toy story, el largometraje pionero de la animación digital, realizado hace ya 21 años por Lasseter. Si allí eran juguetes que cobraban vida cuando los humanos desaparecían de su horizonte, aquí son las mascotas las que se reúnen, charlan, juegan y viven grandes hazañas. La caracterización de todos los animales protagonistas, los detalles que adornan sus conductas (fruto de un estudio profundo, muy elaborado, del comportamiento de cada especie) y las relaciones que entre ellos se establecen, así como la que establecen con los objetos domésticos, conforman un arranque brillante, unos veinte minutos o media hora de talento a borbotones, donde cada encuadre tiene su sentido y cada gag acredita toneladas de ingenio; valga como ejemplo el plano del periquito, de espaldas, jugando desde el aire a la wii. Sin embargo, está claro que había que pagar el peaje de la acción frenética, y en este sentido, a diferencia de Toy story y sus secuelas, las escenas de acción, por lo demás impecables en su acabado técnico, son tal vez excesivas, además de convencionales, y fácilmente pueden agotar al respetable.