La Vanguardia (1ª edición)

Las grandes figuras internacio­nales de las que se hablará y las opciones españolas

Cada talento aspira a su pedacito de historia: presentamo­s a los fenómenos que brillarán estos días en Río

- SERGIO HEREDIA Enviado especial

Durante 1.500 años, los Juegos Olímpicos habían permanecid­o a oscuras. Spiridon Louis los iluminó en 1896: era un vendedor ambulante griego que había decidido inscribirs­e en el maratón de los Juegos de Atenas de 1896, escenario de los primeros Juegos de la era moderna.

Louis ganó aquella carrera. Lo hizo en 2h58m50s, un registro que muchos corredores populares quisieran hoy para sí. Luego, se retiró. Fue granjero y policía local. El olimpismo no daba para mucho, y había que comer. ¿Y qué? Fue historia. Un personaje recurrido en la iconografí­a olímpica: Spiridon Louis se llama el Estadio Olímpico de Atenas.

Eso mismo buscan quienes compiten estos días en Río. USAIN BOLT. El hombre más rápido del mundo. Diarios de medio mundo se pusieron a temblar a finales de junio. Usain Bolt (29), el mejor velocista de la historia, había tenido que retirarse en los trials de Jamaica. Sufría problemas en un isquiotibi­al: estaba a punto de rompérselo. La prensa temblaba porque la imagen de Bolt vende diarios. ¿Se acuerdan de Pekín 2008? Su explosión en el Nido de Pájaro, con sus tres títulos y sus tres récords del mundo (100, 200 y 4x100) justificar­on aquella edición. Repitió cuatro años más tarde, en Londres, y aquí entró en un escenario nunca visitado: nadie había logrado eso antes. Ni Jesse Owens. Ni Carl Lewis. Los últimos datos anuncian que Bolt está repuesto de sus problemas en el isquiotibi­al: registró 19s89 en los 200 m en la reunión de Londres, hace un par de semanas. Respiremos: volará. MICHAEL PHELPS. Grandes manos, grandes sueños. Un día, le estreché la mano a Phelps (31). Mentira: me la envolvió. Entendí muchas cosas. Esas palas le propulsan bajo el agua: avanza metros con cada una de sus brazadas. El gigante (1,93m) tiene un torso alargado y unas piernas relativame­nte cortas, al menos en proporción a su estatura. Son cualidades que lo distinguen. Lo predispone­n a la natación. El mejor nadador de la historia no aspira a nada sensaciona­l en Río. Es lógico: no podría superarse a sí mismo, esos ocho oros que había logrado en Pekín 2008 (superando los siete títulos de Mark Spitz en Munich’72). No importa: ya lo ha hecho todo. Vuelve de las tinieblas, tras sus problemas con el alcohol y la justicia, y lo hace acompañado por Bob Bowman, su entrenador de toda la vida. Phelps disputará tres pruebas, y en todas ellas aparece como favorito. La comunidad de la natación le rinde un sentido homenaje. SIMONE BILES. Moderna Nadia Comaneci. Los expertos establecen paralelism­os entre la estadounid­ense Simone Biles (19) y Nadia Comaneci. Recurren a su perfección. Recuerdan que Biles no ha disputado aún unos Juegos. Y que Comaneci tampoco lo había hecho antes de Montreal’76, escenario de su legendario 10. La perfección hecha gimnasia. Ambas, dicen, se mueven en esa misma onda. Biles ha ganado los tres últimos Mundiales, y lo ha hecho con una autoridad incontesta­ble. En Río aspira a cinco títulos. Y a la leyenda: ya hay una acrobacia a su nombre en el ejercicio de suelo. “Una máquina en los cuatro aparatos, pero una supermáqui­na en suelo y una supermáqui­na en barra”, dice de ella Luisa Guisado, la selecciona­dora española. CHRIS FROOME. Hombre-Tour, ¿y algo más? Según los expertos, el circuito de Río no juega a favor del británico Chris Froome (31). Es cierto: el recorrido está inclinado. Hay algunas ascensione­s al 7%. Y eso duele. Sin embargo, la última pendiente, al 5,6%, se presenta a 25 kilómetros de meta. Mala cosa para Froome. Él, hombre-Tour por excelencia (ya van tres victorias), lo admite. Y por eso, confiesa que trabajará para sus compañeros, Adam Yates y Geraint Thomas. Otra cosa es la contrarrel­oj. Aquí, detenerle no será tan sencillo. KATIE LEDECKY. Dicen que es una chica normal. “Es mejor persona que nadadora”, dice Bruce Gemmell, refiriéndo­se a su pupila, Katie Ledecky (19). Tiene que ser una persona maravillos­a: como nadadora, vuela. Nadie, dicen, maneja todas las distancias del estilo libre como lo hace ella. Ledecky es la mejor en los 200, los 400 y los 800 m. Semejante variedad de recursos no se había visto nunca. Es como si Usain Bolt dominara los 100 m y también los 1.500 m. Bob Bowman, el entrenador de Phelps, la analiza desde otra perspectiv­a: “No tiene ningún miedo”. Es decir: desde que salta a la piscina, Ledecky va tan rápido como puede. Y lo hace sin temor a hundirse. MO FARAH. ¿Alguien podrá con él? Londres 2012 se rindió a sus pies. Allí, Mo Farah (33) se iconizó: logró el oro en los 5.000 y los 10.000 m. Desde entonces, no ha perdido una carrera en un gran campeonato. No falló, ni siquiera, el año pasado, cuando dobló en los Mundiales de Pekín, tras haberse sacudido de encima un abanico de acusacione­s de dopaje. KEVIN DURANT. A falta de Curry y James... Estados Unidos se siente superior. Tanto, que interpreta con suficienci­a las ausencias de sus mejores talentos. Stephen Curry y LeBron James han dicho que no a Río. ¿Y qué? No pasa nada. Está Kevin Durant (27). La familia olímpica le recuerda en la final de Londres 2012. Cada vez que España se acercaba en el marcador, aparecía un triple de Durant. Logró cinco (para 30 puntos). Hoy, es aún mejor que entonces: es el protagonis­ta de un excelente documental de HBO (The Offseason) y acaba de fichar por los Warriors. En él hay pasado, presente y futuro. NOVAK DJOKOVIC. A cerrar la cuadratura. “No lo entiendo. ¿Por qué no vienen?”, se pregunta Novak Djokovic (29). Se refiere a las ausencias en el cuadro masculino de tenis: fallan Federer, Wawrinka, Raonic, Berdych y Thiem. Cinco top ten. “Sus razones tendrán”, acaba asintiendo. Y se acoge a las suyas: sólo le falta el título olímpico para cerrar el círculo. Ahí superaría a Federer, que se encuentra en ese mismo andén (el suizo, de aquí no pasará). “Coronaría mi carrera”, concluye. LIDEWIJ WELTEN. Dos títulos olímpicos la observan. “Odio perder. Es un sentimient­o horrible”, dice Lidewij Welten (26). No le pasa casi nunca, eso de perder. Ha liderado los triunfos de la selección holandesa de hockey hierba en Pekín y Londres, y fue declarada la mejor jugadora del mundo el año pasado. Las cosas, en Río, no tienen por qué cambiar. LISA CARRINGTON. Nueva Zelanda planta cara. Con Lisa Carrington (27) se rompen algunos tópicos: se trata de una piragüista neozelande­sa atropellan­do a las grandes especialis­tas europeas. Ya ha ganado cuatro Mundiales en los 200 m, y otra edición en los 500 m. Aun así, Carrington es una figura desconocid­a para el gran público. “He ido mucho más allá de lo que jamás me hubiera podido imaginar”, cuenta ella a quien le pregunta. “Y sin embargo, todo lo que hago es concentrar­me en mi primera paletada. Allí es donde se gana y se pierde”.

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RONALD MARTINEZ / AFP Michael Phelps / Natación / Finales: 200 mariposa (miércoles 10, 3.28 h), 200 estilos (viernes 12, 4.01 h), 100 mariposa (sábado 13, 3.12 h)
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JEAN-PAUL PELISSIER / REUTERS Chris Froome / Ciclismo / Finales: ruta (sábado 6, 14.30 h), contrarrel­oj (miércoles 10, 15 h)
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11, 21 h)
GREGORY BULL / AP Simone Biles / Gimnasia / Finales: equipos (martes 9, 21 h), general (jueves 11, 21 h)
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PAVEL GOLOVKIN / AP Lisa Carrington / Piragüismo / Finales: 200 m K1 (martes 16, a las 14.47 h), 500 m K1 (jueves 18, a las 15.11 h)
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