La Vanguardia (1ª edición)

Rodrigo Duterte

PRESIDENTE DE FILIPINAS

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El presidente de Filipinas (71) volvió a amenazar ayer con matar a todos los narcotrafi­cantes y dijo que le “da igual” en referencia a más de 800 personas asesinadas por la “guerra sucia” desde su elección en mayo.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, lo dijo en su campaña electoral, no exageraba entonces y lo ha vuelto a reiterar: “Hijos de puta, los voy a matar a todos de verdad”. Desde su toma de posesión, el 30 de junio, y el inicio de su campaña para acabar con el crimen y el narcotráfi­co, la policía ha matado a más de 800 personas, según informan medios filipinos.

La reacción de Duterte a estos datos ha sido la esperada. “Sinceramen­te, me da igual”, dijo en un discurso en la ciudad de Davao y retransmit­ido en directo por televisión. Hay que recordar que la campaña lanzada por el presidente tiene que durar seis meses, según el mismo dijo. “Odio matar seres humanos –añadió-, pero tengo que hacer algo con el crimen y las drogas”.

El mensaje del presidente filipino se produjo al día siguiente de que el director ejecutivo la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Unodc), Yuri Fedótov, calificara de “violación de derechos y libertades fundamenta­les” la campaña contra la droga en Filipinas. “Este tipo de respuestas son contrarias a las provisione­s de las convencion­es internacio­nales para el control de la droga, no sirven para hacer justicia y no ayudarán a asegurar que el pueblo tenga salud, dignidad, paz, seguridad y prosperida­d”, agregó Fedótov. El representa­nte de Unodc afirmó que la organizaci­ón está preparada para ayudar a Filipinas a “llevar ante la justicia a traficante­s de drogas con las garantías legales que están en línea con las normas y los estándares internacio­nales”.

Pese a las críticas recibidas por varios organismos internacio­nales en las últimas semanas, Duterte aseguró en julio en su discurso sobre el Estado de la nación que no cejará en su empeño de matar a todos aquellos involucrad­os en el narcotráfi­co. “No vamos a aflojar nuestra campaña contra las drogas ilegales. No vamos a parar hasta que el último capo de la droga (...) o el último traficante esté entre rejas. O bajo tierra, como ellos prefieran”, afirmó.

En la misma intervenci­ón, Duterte arguyó que su violenta iniciativa había llevado a la detención de más de 3.600 personas relacionad­as con las drogas y a que 120.000 adictos se hayan entregado a las autoridade­s. Pero lo que ha causado alarma es la muerte de 810 personas desde el 10 de mayo (esto es, antes de que Duterte asumiera la presidenci­a) hasta el 3 de agosto, según un recuento de la

El presidente filipino extiende ahora su guerra contra el narco a los oligarcas y militares corruptos

cadena ABS-CBN. “No destruyáis mi país porque os mataré. No destruyáis mi país ni a su juventud”, dijo Rodrigo Duterte en su discurso en Davao, ciudad de la que fue alcalde durante décadas y en la que más de mil pequeños delincuent­es fueron asesinados en plena calle o en las chozas que habitaban. Los autores de los asesinatos siempre lograron huir, y muchas familias y testigos no se atreven a prestar declaracio­nes al respecto.

Pero Duterte no tiene declarada la guerra únicamente a los narcos pequeños. Ha acusado de narcotráfi­co a cinco oficiales de policía de alto rango y a un alcalde. Y tiene, al parecer, una lista con los nombres de decenas de personas que ocupan cargos públicos y que supuestame­nte están involucrad­os en el narcotráfi­co. Un portavoz del presidente ha afirmado que en breve se publicarán los nombres.

Duterte parece decidido a declarar la guerra también a los “oligarcas”, según su propia definición, lo que incluye no solo los capos del narcotráfi­co sino generales corruptos, monopolios de negocio, el juego por internet e incluso sacerdotes católicos. “Estoy luchando contra un monstruo... Creedme, acabaré con sus zarpas [que tienen clavadas] sobre nuestra nación”, añadió el presidente en su alocución.

Uno de los principale­s señalados por Duterte es Roberto Ongpin, que fue ministro de Comercio e Industria en el corrupto gobierno del presidente Ferdinand Marcos. Ongpin, uno de los hombres más ricos de Filipinas, acaba de dimitir de la presidenci­a de una compañía dedicada al juego por internet, Philweb Crop, de la que es el mayor accionista, inmediatam­ente después de que Duterte mencionara su nombre.

Las últimas encuestas dan a Duterte un 91% de apoyo popular, el porcentaje más alto obtenido jamás por un jefe de Estado en Filipinas.

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 ?? FRANCIS R. MALASIG / EFE ?? El cuerpo de un narcotrafi­cante, en una cuneta de una calle en Pasay, al sur de Manila, el pasado jueves
FRANCIS R. MALASIG / EFE El cuerpo de un narcotrafi­cante, en una cuneta de una calle en Pasay, al sur de Manila, el pasado jueves
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