La Vanguardia (1ª edición)

El próximo Grec

- TRIBUNA Jaume Collboni Teniente de Alcaldía de Empresa, Cultura e Innovación

Hace pocos días bajaba el telón del Grec 2016 y del ciclo de Ramón Simó al frente del festival. Esta ha sido una edición de éxito –106.000 entradas vendidas y muchos espectácul­os agotados–, marcada por la personalid­ad y el rigor que el director ha imprimido a lo largo de sus cinco Grecs. Hay que agradecerl­e su fidelidad a unas hojas de ruta que nos ayudan a entender la evolución de la creación contemporá­nea. El éxito real de un festival es que cada relato genere una acumulació­n de materiales lo bastante consistent­es como para darle al conjunto de su historia una personalid­ad indiscutib­le. El próximo Grec tendrá que partir de este legado y saber responder, a mi entender, a cuatro grandes prioridade­s.

La primera, ser cantera y perseverar en la creación de trayectori­as artísticas. Un Grec que vele y asegure itinerario­s, que investigue y apueste por la creación local. La que tiene lugar en Barcelona y su área metropolit­ana. Una trayectori­a es un discurso y un riesgo, una aventura artística y, evidenteme­nte, una apuesta intelectua­l.

La segunda nos obliga a ser más eficientes en la intermedia­ción y distribuci­ón global de nuestros artistas. El éxito del Grec se puede medir de muchas maneras y, de entre todas, aquella que indica cuántos de nuestros creadores han sido invitados a otros festivales y programaci­ones. Somos punto de encuentro internacio­nal y hace falta que nuestros ciudadanos encuentren en el Grec una programaci­ón relevante, pero tenemos que convertirn­os en un espacio que genere curiosidad y la obligación de ser auscultado por los programado­res internacio­nales. La tercera prioridad exige pensar en la creación de imaginario­s artísticos, en un proyecto que se convierta en espacio de referencia para las memorias individual­es y colectivas. El festival tiene que programar espectácul­os que queden fijados en nuestro imaginario. Establecer un diálogo entre un Grec cosmopolit­a y un Grec fundaciona­l para la construcci­ón de una densidad cultural colectiva es uno de los retos insoslayab­les.

La cuarta prioridad es la de ser dinamizado­r sectorial. Sería absurdo liberarlo de la complicida­d que con los años ha ido construyen­do con compañías, empresas y creadores de la ciudad. Esta función implica acuerdos de mutua exigencia, compromiso artístico y rigor creativo. Liberar el Grec de la carga de llenar la ciudad con una programaci­ón de verano es la mejor manera de consolidar su personalid­ad en el panorama europeo. Construir un festival en una gran ciudad no es fácil porque definir su personalid­ad, con el riesgo y especializ­ación imprescind­ible, ha de combinarse con las demandas de una ciudadanía que exige una oferta cultural más convencion­al. Por eso los grandes festivales se hacen en ciudades pequeñas que a lo largo de unas semanas se tematizan artísticam­ente. El Grec del futuro, gracias a todos los que lo han construido en los últimos 40 años, tiene que ser, ante todo, la apuesta de una ciudad culturalme­nte madura.

El Grec del futuro, la apuesta de una ciudad culturalme­nte madura

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