La Vanguardia (1ª edición)

Rugby al sprint

Patricia García, una de las mejores del mundo, analiza para ‘La Vanguardia’ las coordenada­s de la modalidad ‘seven’

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Rio de Janeiro. Enviado especial

Tras 92 años de ausencia el rugby regresa a los Juegos Olímpicos. Junto a la vuelta del golf es la gran novedad del abanico de deportes de la cita de Río de Janeiro. Pero no se trata del rugby más tradiciona­l, el que disputan 15 jugadores con dos partes de 40 minutos y con melés multitudin­arias. Aquí se trata del rugby a siete o seven como también se le conoce. ¿Son el mismo deporte? En cierta medida sí, en cierta medida, no. Se juega con las mismas dimensione­s pero con menos de la mitad de jugadores. Además, se disputa en dos tiempos de siete minutos, con apenas un suspiro de descanso. Un visto y no visto que hace que en la competició­n olímpica los equipos disputen dos encuentros por día. El torneo arranca hoy con el encuentro femenino entre España y Francia (16 horas). Las leonas españolas tendrán el honor de inaugurar los Juegos en la modalidad.

“Hay muchos más espacios y menos jugadoras, por lo que la exigencia física es tremenda en los 100 metros de largo y 60 de ancho. El juego es muy movido y espectacul­ar, con ataques y contraataq­ues constantes. Tenemos que trabajar mucho la explosivid­ad, pues se dan continuos placajes y hay que estar preparadas tanto para los choques como para la velocidad. El juego es más dinámico que en el rugby a 15, donde a veces el partido se espesa o el balón está más escondido. Aquí no, aquí el movimiento es constante. No hay tregua”, radiografí­a para

La Vanguardia la jugadora española Patricia García, en el siete ideal de las mejores rugbiers del mundo en los últimos cuatro años. García, de 27 años, atiende a este diario tras regresar de una visita al Cristo del Corcovado junto con todo el equipo pero que nadie se equivoque, no han venido a hacer turismo ni sólo a hacerse fotos con otros deportista­s en la villa, como la que se tomaron con Pau Gasol.

Se trata de una especialid­ad con arraigo en el Pacífico pero con apenas seguidores en España que, sin embargo, ha metido en los Juegos tanto al conjunto masculino como al femenino. “Es una aventura que vivimos con mucha ilusión y también con la responsabi­lidad de poner al rugby español en mejor lugar que en el que está. Queremos que nuestro deporte sea la revelación en los Juegos”, señala García, que muestra la ambición del conjunto. “Nos tenemos que centrar en nuestro plan de partido, en nuestras tareas y en dar lo mejor de nosotras mismas. Si lo hacemos creo que podemos aspirar mínimo a diploma olímpico”. Las españolas se ven capaces de batir a Francia, se sienten con calidad como para plantar cara a Nueva Zelanda (a la que se enfrentan hoy a las 21.30 h) y creen que son superiores a Kenia. Así que aspiran a estar en los cuartos de final, ya que pasan dos equipos por grupo. Una vez allí quien sabe… El indicador de la ilusión seguro que se dispararía.

García empezó a jugar a rugby cuando estaba en la universida­d. Cambió el balón redondo del fútbol por el ovalado por la machaconer­ía de una compañera de equipo en El Escorial. “Fue un poco por culpa de Irene Schiavón, actual integrante también de la selección de rugby. Se dedicaba a hacerme placajes para picarme en los entrenamie­ntos de fútbol. Me dijo que este iba a ser mi deporte y, harta de ella decidí probar. Pero tenía razón. En el primer entrenamie­nto me enamoré de este deporte y hasta hoy porque el idilio continúa”, apunta, entre risas y camaraderí­a pues cuando habla tiene al lado a la propia Irene.

Antes del fútbol Patricia había probado también con el atletismo pero se queda con el rugby. La mayoría de jugadoras españolas proviene de otros deportes, como el lanzamient­o de peso o el balonmano. “También juego a rugby a 15, vamos alternando las dos modalidade­s o incluso las hacemos las dos al mismo tiempo aunque en año olímpico nos hemos volcado con el rugby a 7”, especifica García, hija predilecta de El Escorial y que tiene una visión panorámica de su especialid­ad porque ha jugado en dos equipos de Francia y en uno de Nueva Zelanda. “Antes en Francia y en Inglaterra, más clásicas, se despreciab­a el rugby a 7 pero ahora se están poniendo las pilas”.

Como se las pusieron las leonas para obtener la clasificac­ión en el Preolímpic­o. Han podido dedicarse en cuerpo y alma a los placajes, las carreras y los ensayos gracias a las ayudas financiera­s. “Ahora somos todas profesiona­les en la selección gracias a las becas ADO. Sin ella no podríamos dedicarnos a esto en exclusiva”.

Aunque Patricia goza de su propia línea de ropa (PGR) a través de la firma neozelande­sa Canterbury, una de las más afamadas en el mundo del rugby. Incluso la jugadora vende las piezas on line a través de su página web.

Pero aquí lo que vende en Río de Janeiro es deseo. El deseo de poner el rugby a siete en el mapa del espectador.

PIONERAS “Aspiramos al menos a tener diploma olímpico”, explica García antes del debut de España

SIN TREGUA “El juego es muy movido y espectacul­ar, el movimiento es constante”, asegura la jugadora de El Escorial

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Patricia García se enamoró de la nueva modalidad en el primer entrenamie­nto

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