Vida más allá de Phelps
Belmonte, Ledecky y Hosszu reclaman su espacio en el circo olímpico de la natación
Michael Phelps es universal.
Se ha escrito ya antes: lo vimos el miércoles, en la rueda de prensa que el fenómeno ofrecía a los periodistas. Había cientos de ellos, a cuál más curioso. Todos levantaban la mano al unísono, pidiendo su turno.
Bob Bowman, el técnico de Phelps, sonreía: su chico sigue en el centro del mundo.
En fin, tampoco hay que confundirse. Hay vida más allá de Phelps.
La prensa especializada en natación abunda en una idea: detrás del gigante estadounidense también están Katie Ledecky, Katinka Hosszu y Mireia Belmonte.
Belmonte (25), todo esto lo lleva razonablemente bien. Hace tiempo que aparece como el elemento de referencia de la natación en España. Por lo menos, ocho años. No anduvo fina en Pekín 2008, en su debut olímpico. Pero dio un salto importante en Londres 2012, con sus dos platas (200 mariposa y 800 m libre).
Aquel episodio le cambió la vida: dejó de verse apurada para llegar a final de mes. Dejó de discutirse con su club, el CN Sabadell, para que le subieran la asignación. Dejó de plantearse la posibilidad de emigrar a Marsella, donde le esperaban ayudas y un grupo de entrenamiento de elite. Se hizo grande y fuerte. Y ahora, todo lo acapara. Y lo sufre. Ha tenido que conceder un abanico de entrevistas en los últimos días. En las Canarias, donde se disputaban los Campeonatos de España. En Sierra Nevada, donde completó una parte del ciclo de preparación. Y en Mataró, en los Campeonatos de Catalunya júnior, donde se le concedió un permiso para nadar los 400 m mariposa por la calle nueve, mientras sus rivales disputaban los 400 m libre...
Están los compromisos publicitarios. Los anuncios televisivos. La cerveza con zumo San Miguel. Renault. Braun Silkepil.
Hace dos semanas, el Consejo Superior de Deportes (CSD) emitía un comunicado amplio, una suerte de resumen acerca de los veinte nadadores españoles que irán a Río. Casi todo giraba alrededor de Belmonte, que disputará cinco pruebas y el relevo.
Empezando por hoy mismo, con las primeras rondas de los 400 m estilos, donde le esperan Hosszu en la pileta y su madre, Paqui García, en la grada de la piscina olímpica. Ayer, Belmonte probaba esas aguas. Al fin. Nadó por la calle cuatro, la que le corresponde a un supuesto favorito. Hasta el jueves, se había estado entrenando en la piscina del club Fluminense.
“Me siento más tranquila disputando seis pruebas que solo una. En vez de una sola oportunidad, tengo muchas más”, se justifica ella, reforzándose en su forma de afrontar una gran competición internacional.
No funciona en los primeros días. Acostumbra a arrancar suave, para ir tomándole la medida al escenario conforme pasan las competiciones.
Y se agiganta en los últimos compromisos. Buena cosa: se supone que el miércoles debe ser su hipotético gran día. El de la final de los 200 m mariposa.
Al menos, así es también como lo ve Fred Vergnoux, su entrenador. El hombre que ya la dirigía en Londres. “Llega mejor preparada que nunca. Y además, tiene cuatro años más que en Londres. Está más madura física y psicológicamente”.
LA LECTURA DEL ENTRENADOR “Belmonte llega más preparada que nunca, más madura y fuerte”, dice Fred Vergnoux