La mejor Belmonte en el mejor momento
Aunque Mireia Belmonte repita que habrá completado unos buenos Juegos clasificándose para disputar las cinco finales de las pruebas individuales en las que está inscrita, su aureola de gran estrella de la natación internacional, avalada por sus dos medallas olímpicas en Londres y sus cuatro récords mundiales en piscina corta, le obliga a concretar sus aspiraciones. Hoy, en las eliminatorias de los 400 estilos (nada en la quinta junto a sus tres principales adversarias), despejará esa duda y, lo que es más importante, se sacudirá los nervios del debut en una competición de estas dimensiones, algo que cualquier nadador desea hacer cuanto antes.
Belmonte llega en un magnífico estado de forma. Desde el día que abandonó Londres tras su magistral actuación en la piscina olímpica de Stratford ha estado preparando esta cita de Río. Tanto su actuación en los Mundiales de Barcelona del 2013 como el percance del pasado año que le impidió competir en Kazan han ido conformando los planes de su técnico Fred Vergnoux, que ha sido tenaz hasta la extenuación con sus teorías tan particulares.
Nunca Belmonte había entrenado tanto en seco, complementando la natación con otras actividades multideportivas, y jamás había pasado tantas semanas entrenando en altitud. Está pletórica. Sus marcas recientes de Las Palmas, compitiendo a muy buen nivel mientras seguía sin bajar el diapasón de los entrenamientos, y ese test final de 400 mariposa de Mataró (4.33!) descubren los verdaderos propósitos de la badalonesa, a la que los expertos colocan a la altura de la figuras más destacadas de este deporte.