“El personaje Sergio Dalma ya no se come a la persona Capdevila”
Ya se sabe que Sergio Dalma no se llama así; en realidad responde por Josep Capdevila, que nació hace 51 años en Sabadell, y desde hace 25 reside en Madrid. DalmaCapdevila es simpático, comunicativo y dice que positivo, y donde sí que no hay duda es que es una referencia del pop y de la canción melódica españolas. Ahora está inmerso en la gira veraniega de su último álbum, un Dalma que apareció a finales del año pasado, con el que llenó el Auditori del Fòrum dos noches consecutivas la pasada primavera y a donde volverá el 26 de noviembre. Antes, esta noche y mañana, ocupará el escenario del Festival de Cap Roig (22 h).
Está presentando un disco del que usted dice que transmite optimismo, que es positivo.
Muchas veces me habían dicho que algunas de las canciones que canto eran muy tristes. Y era verdad. Y me puse a pensar por qué los autores que me escribían las canciones me veían así. Porque, tanto como Sergio Dalma pero sobre todo como Josep Capdevila soy una persona totalmente optimista, muy positiva; en Madrid me dicen que soy un disfrutón de la vida.
¿Por qué le veían triste?
No lo sé. Y pienso que con las canciones del álbum hemos conseguido transmitir la sensación positiva que queríamos.
También se ha llegado a decir que su nueva obra es arriesgada. ¿No cree que exageran?
Bueno, cuando tienes un público no le puedes dar la espalda con la pretensión de buscar un público nuevo. Yo me debo al que tengo, pero también es cierto que mi público me exige que siempre le ofrezca cosas nuevas. Es un paso nuevo hacia delante, pero… vamos a ver, yo no me puedo volver loco y decir un día: “Vamos a hacer algo que sea la antítesis total de lo que he estado haciendo” porque sería como darle la espalda a mi aficionado de siempre.
¿Cómo definiría este público suyo?
Es bestial tener una afición que permanece allí pasados los años y a la que se añaden nuevas generaciones. Hay veces que oyes a alguien decir eso de “voy a intentar acercarme a un público adolescente”, y esto no lo he tenido que hacer porque pienso que sería antinatura. Yo he crecido con mi público y, curiosamente, con las canciones que incluí en el álbum Vía Dalma se sumó gente joven. Y esta fidelidad es muy difícil de conseguir en la música en los tiempos que corren.
¿Josep Capdevila controla al cantante Dalma?
Ahora sí. Mira, cuando se acabe esta gire y después de hacer el Vía Dalma III, me dedicaré a disfrutar de mi vida privada. Soy el pri-
mero que conoce la dualidad entre Sergio Dalma y Josep Capdevila. Cuando salgo del escenario desconecto totalmente. Hubo una larga época en que el personaje se comía a la persona. Este mundo es muy tentador, cuando comienzas te crees el rey del mambo y por eso es fundamental tener siempre los pies en la tierra.
Me olvidaba. Hay una canción escrita por usted en su nuevo álbum, Esta vez, cuya letra dice usted que es muy naïf. ¿Usted también lo es?
El rollo de niño no lo quiero perder y creo que nunca lo perderé. Voy a cumplir 52 años, y cuando estoy con mis sobrinos pequeños… no sé quién es más niño. No quiero perder esta ingenuidad. Mira, te llevas desengaños en tu vida personal, en el día a día, con el mundo, en el trabajo, y siempre aspiras a vivir la vida como tú realmente quieres.
Últimamente su nombre ha vuelto a salir en los medios por cuestiones extramusicales, paternofiliales… ¿cómo le afectan estos temas a su carrera artística?
Evidentemente, cuando salgo al escenario, el público quiere ver al artista al cien por cien. A nivel emocional, estas cuestiones siempre me han afectado muchísimo, pero son temas personales, y afortunadamente ahora mismo todo ha vuelto a la normalidad y eso me tranquiliza, pero emocionalmente me sigue afectando. Pero cuando sales a cantar, la gente no lo tiene que notar.
¿Cómo lo hace?
Un poco como los caracoles, esa concha que les funciona como escudo, pero realmente por dentro la cosa no para.
A usted no le debe de gustar ser carne de papel couché.
No, no, nunca me ha gustado. Una de las cosas más buenas e importantes que tenemos es nuestra vida privada. Siempre me he sentido incómodo con estas intromisiones, porque mi vida sólo me importa a mí.
¿Cómo ve la situación política en Catalunya? ¿Ha variado su posicionamiento?
Pienso igual que siempre. Llevo veinticinco años viviendo en Madrid y no paro de viajar por todo el mundo, y siempre digo que soy de Sabadell, que soy bien catalán, y pienso que ha habido una falta de comunicación, un desinterés por buscar el diálogo. Y yo siempre lo he dicho: soy partidario del referéndum, de que la gente pueda opinar porque hasta ahora los únicos que lo han hecho han sido los políticos. Y es que a la gente, cuando le prohíbes una cosa, aún tiene más ganas de eso. Hace falta que la gente se pronuncie para que se sepa si realmente quiere esta independencia. Si la mayoría de la gente quiere la independencia, hay que aceptarlo, porque vivimos en un Estado democrático. A mí no me gustaría personalmente, pero también he de decir que por el hecho de que yo no quiera la independencia no soy menos catalán.
En Barcelona y en Madrid cambiaron los ayuntamientos.
Tanto en Madrid como en Barcelona hacía falta. Sobre todo en Madrid: la situación estaba muy rancia y hacía falta una persona como Carmena. Pero cuando veo esto, me acuerdo de que en Sabadell tuvimos a un alcalde del PSUC, Antoni Farrés, que ha sido el mejor alcalde y más honestoque ha habido allí y creo que en cualquier parte. Y ese es el camino. Hay que propiciar una regeneración en general. Y, sobre todo, se les ha de dar tiempo.
En Barcelona el público ha respondido este año muy bien: llenó dos noches el Auditori del Fòrum y volverá en noviembre.
Siempre me he sentido feliz por ser bien recibido en mi casa. En este disco había un nuevo sonido, un nuevo registro de voz, y siempre corres un riesgo relativo si no quieres dar la esquina a la gente. Y sobre todo porque estamos en un momento de crisis y la gente a la hora de pagar una entrada se lo piensa dos veces.
En Sabadell no actúa mucho...
Bueno, en Sabadell hice el concierto más multitudinario de mi carrera, en el Parc Catalunya en el 91, el año que fui a Eurovisión. Y he vuelto a tocar en la ciudad hace cuatro o cinco años; también es verdad que en Sabadell no hay una red de espacios donde se pueda actuar.
“Hace falta que la gente se pronuncie para que se sepa si realmente quiere esta independencia” “Voy a cumplir 52 años, y cuando estoy con mis sobrinos pequeños… no sé quién es más niño”