La mejor portera del mundo
LA JUGADORA ESTADOUNIDENSE SE MUEVE ENTRE GRANDES ACTUACIONES EN EL CAMPO Y ACTOS DE REBELDÍA FUERA. LO HA GANADO TODO CON SU SELECCIÓN Y AHORA VA A POR SU TERCERA MEDALLA DE ORO
En su palmarés cuenta con dos medallas de oro olímpico (Pekín 2008 y Londres 2012) y con el título de la Copa del Mundo 2015. La portera de la selección femenina de fútbol en Estados Unidos, Hope Solo, no ha parado de cosechar éxitos desde que el año 2003 debutó como profesional. Su último récord: convertirse en la primera mujer en conseguir superar 100 partidos invicta entre los tres palos. Un logro al alcance de muy pocos jugadores.
Irónicamente, la que es considerada una de las mejores porteras de la historia, empezó su carrera como delantera en el fútbol juvenil, llegando a anotar 109 goles. Pero todo cambió cuando un día la portera regular de su equipo se lesionó. Ante la falta de una suplente, el entrenador dirigió la vista al equipo titular, y la escogida fue ella. Tenía 15 años y demostró su valía como portera, pero aún no dio el paso definitivo. En ese momento marcar goles era más divertido, así que decidió jugar durante un tiempo en las dos posiciones. No fue hasta que la reclutaron para jugar en la Universidad de Washington que decidió volcarse como portera a tiempo completo y dejó de marcar goles para empezar a pararlos.
Hope Solo es una jugadora de éxito mundial, pero tiene una vida complicada. La portera ha visto dañada su carrera por su mal carácter. En múltiples ocasiones ha tenido enfrentamientos con entrenadoras y con otras compañeras de equipo, llegando a quedarse fuera de alguna convocatoria como castigo por su comportamiento.
La portera es conocida por la multitud de escándalos que ha protagonizado y que han manchado su carrera profesional. Su vida controvertida ha estado siempre en boca de todos. Ha sido acusada de violencia doméstica por golpear a su hermana y su sobrino en una fiesta familiar, unos hechos que la podrían haber llevado a la cárcel. El pasado 2015 fue detenida junto a su marido, Jerramy Stevens, exjugador de la NFL, por conducir borrachos y agredir a los agentes de policía. Se suponía que en ese momento la guardameta tenía que estar concentrada con la selección. Estos hechos la llevaron a ser inhabilitada durante 30 días. Pero seguramente lo que más ha afectado su carrera profesional fue cuando la sancionaron por dar positivo en un control antidopaje. A pesar de todo, la carrera de Hope Solo, como mínimo en el aspecto profesional, sigue viento en popa.
Hija de un excombatiente de la guerra de Vietnam y de una mujer que sufría problemas con el alcohol, la guardameta vivió una niñez difícil en un ambiente de pobreza e inestabilidad. A los 7 años le tocó ver cómo su padre era detenido por haberla secuestrado juntamente con su hermano Marcus. A partir de ese momento perdió el contacto con él. Fue su padre quien precisamente le había inculcado su pasión por el fútbol. Cuando ya estaba en la universidad, los dos volvieron a retomar la relación, hasta que en 2007 Jeffey, su padre, falleció a causa de un infarto. Su progenitor no llegó a verla triunfar en el fútbol, pero Hope le dedica cada una de sus victorias.
A sus 34 años, la portera de Seattle Reign, está a punto para un nuevo reto. Quiere formar parte del primer equipo que gana un oro olímpico después de haber ganado el Mundial. La selección de Estados Unidos de fútbol femenino no parece tener límites. Pero estos éxitos no han evitado que una vez más las mujeres sean discriminadas en el deporte. Porque aunque las jugadoras de la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos son verdaderas estrellas continúan cobrando menos que los jugadores del equipo masculino.
Precisamente, cinco de las estrellas de este equipo han presentado este año una demanda contra su Federación para lograr cobrar lo mismo que sus compañeros. Encabezadas por Hope Solo, Carol Lloyd, Alex Morgan, Megan Rapinoe y Becky Sauerbrunn, sostienen que el equipo femenino es el motor económico del fútbol en Estados Unidos. Pero en lugar de ser compensadas, son castigadas con unos sueldos cuatro veces inferiores que sus homólogos. Un hecho aún más grave si se tiene en cuenta que la selección masculina solo ha llegado a disputar en diez ocasiones el Mundial de Futbol, consiguiendo su mayor logro en el año 1930 cuando quedaron terceros en la competición. Ellas por lo contrario son las campeonas.