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Una caja reproduce los documentos originales que configuraron el principado durante un milenio
Andorra Aeterna es una caja para amantes de la bibliofilia que repasa la historia de Andorra y sus singularidades a lo largo de los siglos a partir de la visión de documentos originales, reproducidos usando la tecnología de impresión y edición más avanzada.
El 16 de diciembre de 1719, tan sólo tres años después de la entrada en vigor del decreto de Nueva Planta, el capitán general de Catalunya, firmó un extenso documento por el que autorizaba a los ganaderos del Principado de Andorra a cruzar la frontera y trasladar sus rebaños de ovino a tierras de Lleida y del monasterio de Poblet. El documento autorizaba la trashumancia de seis rebaños con 16.503 ovejas a cargo de siete mayorales y 84 pastores, de los que hacía constar nombres, apellidos y origen en su totalidad. Muchos de los citados son los antepasados de familias andorranas, que hoy tres siglos después de aquel salvoconducto, han abandonado la ganadería y la agricultura y ocupan puestos relevantes en la administración, la banca, el comercio o la industria turística del también conocido como País de los Pirineos.
El documento puede leerse, incluso palparse, con una cierta precaución, junto a muchos otros, reproducidos de los originales, reunidos en una caja para amantes de la bibliofilia con un título evocador, Andorra Aeterna. Es una completísima historia de Andorra y de sus singularidades a lo largo de los siglos a partir de la visión de los documentos originales, reproducidos usando la tecnología de impresión y edición más avanzada, combinado con un trabajo artesanal que aplica técnicas medievales a mano. La caja tiene varias partes, entre las que destaca, una reproducción del Manual Digest (1748), d’Antoni Fiteri Rossell, la recopilación de las leyes y costumbres que ordenaron durante siglos la vida económica, cultural y social de unas parroquias que se sabían protegidas por el Rey de Francia –luego el presidente de la República– y el obispo de Urgell, los copríncipes, los jefes del Estado.
Muchos de los descendientes de aquellos ganaderos que a principios del dieciocho obtenían el permiso para pasturar en la planicie leridana están entre los nuevos bibliófilos andorranos, entusiasmados ante la posibilidad de palpar y leer la historia en su versión más auténtica, conectando con sus protagonistas mediante documentos que certifican los hechos del pasado. El promotor de esta singular edición es el empresario catalánde nacionalidad andorrana, Mi quel Hugu et, que confirma el éxito económico y cultural de la iniciativa, el primer proyecto andorrano de su empresa,“La primera La edición Bibliotecade Andorra Impossible. Aeterna, de 400 ejemplares numerados está prácticamente vendida y no sólo por los andorranos que buscan a sus antepasados en los documentos, también por el rigor científico con el que está concebido y realizado”, explica. Cuatro prestigiosos historiado-res andorranos se hicieron cargo de la selección, búsqueda, interpretación y contextualización de los 39 manuscritos: Susanna Vela, Antoni Ubach, Joan Peruga y Pere Canturri, ya fallecido.
El primer documento que aporta Andorra Aeterna se remonta al año 805 de nuestra era y es la carta de población que el emperador Carlomagno dio a los andorranos después de liberar el territorio de la invasión sarracena. Es la primera vez que se delimita el país que más tarde se convertirá en Andorra. A partir de aquí, se van sucediendo los manuscritos que confirman los hechos históricos que se saben cruciales para entender la historia, desde la consagración de la catedral de La Seu d’Urgell, en la que se citan las parroquias andorranas, a las capitulaciones matrimoniales entre el conde de Foix y el vizconde de Castellbó, una alianza política y militar que desafiaba al obispo de Urgell y de la cual, unos años más tarde surgirán los Pareatges, la primera Constitución que reconoce la doble soberanía de los dos copríncipes.
Cuando en 1598, el conde de Foix, Henri IV, accede al trono de Francia, incorpora el título de copríncipe de Andorra a la corona francesa. Será costumbre de los reyes franceses una vez coronados, dirigirse a sus súbditos andorranos con un documento en el que les renuevan sus privilegios ancestrales. La Revolución Francesa renunció al coprincipado por su carácter feudal, lo que disgustó mucho a los andorranos. Por eso es muy interesante un decreto del 27 de marzo de 1806 por el que Napoleón, emperador de los franceses, restablece los derechos consuetudinarios con el principado. El último documento reproducido con total fidelidad es el denominado tratado del Pont dels Escalls, firmado en Escaldes el 10 de junio de 1881 por el que finalizó la revolución. Fue una sublevación popular en toda regla contra los dos copríncipes, que se negaban a conceder licencias para construir balnearios y casinos.
El primer documento se remonta al año 805 y es la carta de población que Carlomagno dio a los andorranos