Erdogan se da un baño de masas y aboga por la pena de muerte
Más de un millón de turcos protestan en Estambul contra el golpismo
“Si la mayoría en el Parlamento aprueba la pena capital, yo no vetaré la decisión”. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, utilizó el baño de masas que se dio ayer en Estambul –con más de un millón de personas–para reiterar su deseo de que la horca vuelva a Turquía después de que fuera abolida en el 2004. De ser reinstaurada, la pena de muerte supondría para Turquía el cierre definitivo de las negociaciones de adhesión a la Unión Europea, como ha avisado Bruselas.
Apenas tres semanas después de la asonada militar, Estambul se vio inundada ayer de banderas turcas y vivió una multitudinaria manifestación en contra del golpismo. Es más: en una insólita muestra de unidad nacional, la triada de líderes de los principales partidos acudieron, convocados por Erdogan. Este consiguió así una insólita victoria política que contó incluso con la presencia sorpresa del número uno del ejército, general Hulusi Akar. No era para menos: Erdogan primero había conseguido confirmar la presencia de Devlet Bahceli, el líder del partido ultranacionalista Acción Nacionalista (MHP), que obtuvo el 11,9% del voto en las generales del pasado uno de noviembre). Y a última hora y tras mucho insistir, asimismo la presencia de Kemal Kilicdaroglu, cabeza de lista del secular Republicano del Pueblo (CHP, 25,3%), el partido creado por Atatürk, fundador de la república laica.
Naturalmente, asistió también el delfín de Erdogan, el primer ministro Binali Yildirim, en representación del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, 49,5%). Es decir, Erdogan logró el apoyo de líderes que representan actualmente un 86,7% del electorado. El apoyo, eso sí, era sobre todo simbólico puesto que la gran mayoría de los que participaron en la marcha eran del AKP.
“El día 15 –de julio, fecha de la intentona golpista– nuestra nación dio una respuesta muy bella a los que llevaron a cabo el golpe. Desde entonces, hemos llevado a cabo las vigilias por la democracia –cada noche–, 23 días en total. Después de ello nuestro presidente Erdogan desea concluirlo todo con un gran mitin”. Así explicaba ayer Abdulmacit Tasdelen, estudiante de 22 años y con barba de islamista, el por qué del llamamiento.
Pero, ¿cómo que todos los partidos? ¿Y el cuarto gran partido de Turquía, el prokurdo de los Pueblos Democráticos (HDP, con un 10,8% del electorado)? “No se debe ceder espacio a partidos que deseen dividir
El presidente logra reunir a los líderes de la oposición en el mitin pero excluye al partido de los kurdos
la patria”, contesta sin titubear Tasdelen, que suda copiosamente debido al calor, 33 grados, y vende camisetas con un mensaje en el que pide a Alá que no deje sin minaretes a los humanos sin voz.
La ausencia del HDP puede apuntar a un cambio post-golpe: la creación de un frente nacional que excluya de forma nítida a la población kurda a favor de una autonomía. “Estamos en contra de golpes de Estado, pero también nos oponemos a la dictadura y la represión del Gobierno”, ha dicho Selahattin Demirtas, el líder del HDP, que asimismo ha convocado marchas antigolpistas. Según Ankara, el HDP no fue invitado ayer a Yenikapi –la gigantesca plataforma donde tuvo lugar el mitin– porque no se ha distanciado lo suficiente de la organización armada PKK. Se especula con su ilegalización. Sea como fuere, las expresiones religiosas y los discursos nacionalistas que ayer se repitieron por doquier no son habituales entre los simpatizantes del HDP.
“Hemos venido a proteger tanto a nuestro patria como a nuestro Estado. Para reivindicarlos. Nada hará bajar la bandera turca”, declara Emre, de 21 años, trabajador en el sector del automóvil, que ha venido “por Erdogan”, cuya efigie luce en una camiseta con el lema: “No te doblegues, la nación está contigo”.
No era difícil encontrar ayer en Yenikapi a civiles como Abdulmacit o Emre que se echaron a la calle la noche del 15 de julio para intentar detener los tanques.