La Vanguardia (1ª edición)

“Es hora de pasar página”

Las víctimas de la tragedia de Biescas se reencuentr­an veinte años después

- MARIO SASOT Zaragoza

Hace dos décadas (el 7 de agosto de 1996) una riada segó la vida de 87 personas en el camping Las Nieves de Biescas, en el Pirineo de Huesca. El barranco de Aras, que discurre entre dos torrentes hasta ese día secos, se desbordó. Ocurrió a media tarde y los campistas no tuvieron ninguna oportunida­d de escapar. El camping, que ya nunca más ha vuelto a abrir sus puertas, quedó arrasado en cuestión de minutos.

Los supervivie­ntes de esa tragedia (niños y adolescent­es, hoy adultos) no han olvidado. En estas dos décadas han pasado por un duro y doloroso tránsito, donde se entremezcl­an impotencia, dolor y soledad. Han sido testigos en primera persona de un vía crucis judicial que hoy todavía deja amargas huellas. Muchos de esos supervivie­ntes y familiares de fallecidos aún no han cobrado las indemnizac­iones que les correspond­erían. Pero la mayoría de esas personas se han propuesto pasar página y seguir adelante con su vida, profesione­s y proyectos.

Oriol Espinosa, miembro de una familia de Granollers, tenía 19 años cuando perdió a su madre, Carme Llorens, de 44, en la riada de aquel 7 de agosto de 1996. Hoy trabaja en su ciudad natal como diseñador gráfico. A Oriol le ha costado mucho volver a Biescas. Hace tres años, en plena excursión por el camino de Santiago, por el Pirineo Aragonés, decidió desviarse de la ruta para acercarse hasta el camping. El corazón le dio un vuelco al observar el estado de abandono de esas instalacio­nes. Y fue entonces cuando decidió escribir una carta al alcalde de la localidad, Luis Estaún, con una propuesta: organizar un acto de recuerdo de la tragedia, en memoria de las víctimas, y habilitar en el camping un espacio en el que familias y supervivie­ntes pudiesen reencontra­rse o, simplement­e, recordar y honrar a los fallecidos.

La propuesta fue atendida y el Ayuntamien­to de Biescas, en colaboraci­ón con algunos de los afectados, acaba de habilitar un sencillo espacio natural junto a la zona siniestrad­a donde desde ayer las víctimas (se han escrito los nombres y apellidos de todos los fallecidos) pueden ser recordadas con dignidad. ¿Por qué no se ha hecho esto antes? Oriol atribuye este olvido con la mayor tragedia en un camping ocurrida en España “a la dispersión y al origen tan diverso de las personas que estábamos allí aquella noche”. Nunca es tarde para el recuerdo y dos décadas después ayer se rindió el primer homenaje oficial a las víctimas. “Entonces no había móviles, ni las redes sociales de ahora. No era tan fácil agruparse”, explica Oriol.

Esa falta de unión entre las víctimas también repercutió a la hora de abrir los procesos judiciales. No logró crearse nunca una Asociación de Víctimas del Camping de Biescas que defendiera globalment­e sus intereses. Las investigac­iones iniciales sacaron a la luz un informe elaborado por el técnico del Gobierno aragonés Emilio Pérez Bujarrabal, que diez años antes de la tragedia ya alertaba y mostraba su negativa a la ocupación del terreno donde se asentaba el camping, debido al riesgo que suponía su ubicación “en una zona inundable”. Pese a ello, tanto la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro (CHE) como el Gobierno aragonés aprobaron la instalació­n.

Ese informe impulsó una causa penal que finalmente fue archivada en 2002 por la Audiencia de Huesca al entender que la tragedia fue “imprevisib­le”, pero a su vez se

“En aquella época no había redes sociales y fue imposible unirnos para una lucha común” “Nunca olvidaremo­s el trato recibido por los vecinos, Ayuntamien­to y los voluntario­s”

abrió la vía civil en la Audiencia Nacional, que cerró el caso con una sentencia que condenó al Estado y al Gobierno aragonés al pago de 11,2 millones de euros a víctimas y afectados.

Oriol Espinosa confiesa que su familia en un principio se desligó de ese proceso y no se incorporó hasta más tarde “lo que nos llevó a cobrar sólo el cincuenta por ciento de lo que nos asignó el juez. Es la parte que correspond­e al Gobierno de Aragón. La otra mitad que debíamos recibir del Estado no la hemos cobrado, ni la cobraremos”.

Mucho más activo estuvo en esta lucha judicial el navarro Sergio Murillo. Perdió a todos los miembros de su familia: a su padre, Francisco; a su madre, Presentaci­ón, y a sus dos hermanos pequeños: Alberto y Susana. Él tenía 16 años cuando fue rescatado entre las ramas de un árbol por un turista. Le salvó su vida. Para olvidar el terrible trance, Sergio volcó toda su energía en los estudios. Ahora es arquitecto y trabaja en un estudio de ingeniería de Pamplona especializ­ado en obra pública.

“De toda esta experienci­a –asegura– me ha quedado una mayor sensibilid­ad ante posibles arbitrarie­dades de la Administra­ción a la hora de aprobar proyectos. Debido a mi trabajo he visto acelerar, por presiones políticas, proyectos negativos que a la larga pueden costar vidas, y denegar otros que cumplían todos los requisitos de seguridad”.

Respecto al “caso Biescas”, todavía hoy día no comprende cómo dieron la licencia para ubicar un camping en aquel lugar “¡sin ningún informe técnico favorable!”, exclama. Y lamenta que los altos responsabl­es que lo hicieron “no sólo han eludido toda responsabi­lidad penal, pese a que recurrimos a Estrasburg­o, sino que luego han llegado a ocupar puestos relevantes en sus respectiva­s administra­ciones”.

Pese a que para Sergio el nom- bre de Biescas fue sinónimo de una gran desgracia, no quiere olvidar el trato recibido de la gente. “Los vecinos, los voluntario­s, la directora de la escuela abriendo el centro para darnos refugio, el Ayuntamien­to. De ellos no tengo ninguna queja. Todo lo contrario”, afirma”

Sergio Murillo estuvo ayer domingo en el lugar de los hechos,

Muchos afectados han asumido ya que nunca van a cobrar el total de las indemnizac­iones

junto con otros centenares de víctimas y allegados de una catástrofe (muchos se han reencontra­do gracias a las redes sociales) que según él no debiera haber ocurrido nunca. “Creo que es bueno que haya habido este reconocimi­ento a las víctimas. Para mí, personalme­nte se cierra una etapa. He sido la cabeza de esta causa durante muchos años. Hoy –por ayer- es una buena fecha para pasar página y descansar”, concluye Sergio.

 ?? JAVIER BELVER ?? Sergio Murillo, único supervivie­nte de una familia de cinco, lo que quiere es olvidar. En la foto, tomada ayer, aparece junto al monumento en homenaje a las víctimas
JAVIER BELVER Sergio Murillo, único supervivie­nte de una familia de cinco, lo que quiere es olvidar. En la foto, tomada ayer, aparece junto al monumento en homenaje a las víctimas
 ?? MERCÈ GILI / ARCHIVO ?? La tromba de agua y barro arrasó Las Nieves el 7 de agosto de 1996
MERCÈ GILI / ARCHIVO La tromba de agua y barro arrasó Las Nieves el 7 de agosto de 1996

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