La Vanguardia (1ª edición)

Luchador nato y gran amigo

RAMON CONDAL ESCUDÉ (1937-2016) Expresiden­te del RCD Espanyol

- DANIEL SÁNCHEZ-LLIBRE

Un luchador y una gran persona. Estos son, sin duda, los dos adjetivos que mejor describirí­an la figura de mi gran amigo Ramon Condal. Luchador, porque fue el claro ejemplo de aquellas personas que se han hecho a ellas mismas. “llegué a Barcelona con una pequeña maleta, con cuatro prendas de ropa, y un despertado­r en la mano”. Así hablaba siempre de sus inicios en el mercado laboral, cuando decidió marcharse de Selvanera, la pequeña población de Lleida donde había nacido en 1937, un 8 de agosto, como hoy, para ir a ganarse la vida a la capital catalana. El despertado­r, me confesó que lo llevaba para no dormirse cuando tuviera que ir a trabajar.

Ramon era un trabajador nato. Luchó mucho para llegar a crear, con sus hermanos Javier y Antonio, la cadena de supermerca­dos Condis. Cuando llegó a Barcelona consiguió trabajo como ayudante de pastelero en una confitería del barrio de Gràcia. Me explicaba con orgullo que, un día, en 1961, saliendo de la confitería, pasó paseando por el mercado de La Mercè y vio que había una puesto que se traspasaba. Lo comentó con sus hermanos y decidieron comprarla. Con esta adquisició­n, se había puesto la semilla de la que después llegaría a ser una gran empresa.

Lo describo también como buena persona, y buen amigo, porque me lo ha demostrado en todos estos años de intensa amistad. Una amistad que se tejió en los años 80, cuando nos conocimos por trabajo (yo lo visitaba como cliente en Condis para ofrecerle los productos de mi empresa familiar).

Ramon fue de aquellos amigos de verdad, que siempre están a tu lado. Nos entendíamo­s con una sola mirada; me hizo muchos favores y nunca me falló. Simpático, bromista, con un sentido del humor que te hacía reír aunque no quisieras, pasamos muy buenos ratos juntos. No olvidaré nunca las comidas que solíamos hacer los miércoles a Ca la Juanita, en Montcada, cerca de su empresa. Tampoco olvidaré los viajes que hicimos juntos, junto con nuestro común amigo Fernando Molinos, con nuestras familias, y que fortalecie­ron nuestra amistad.

Ramon y yo compartíam­os una gran pasión, nuestra afición al fútbol y, más concretame­nte, la pasión por los colores blanco y azul del RCD Espanyol. De hecho, yo entré a formar parte de la directiva de del club, y después llegué a ser presidente, por la insistenci­a de mi amigo...! Corrían los años 80 y Ramon Condal formaba parte de la directiva que presidía el ya desapareci­do Antoni Baró. En aquel tiempo ya me decía que le haría mucha ilusión que entrara al RCD Espanyol como directivo, con él. Recuerdo que, en 1988, después del partido de ida de la final de la

Llegó con una maleta y un despertado­r y de cero creó el imperio de supermerca­dos Condis

Copa de la UEFA, que habíamos ganado por uno claro 3-0 al Bayer Leverkusen, en casa, me dijo “cuándo volvemos de Leverkusen, quiero que tú y tu hijo a Dani nos acompañéis a los actos de celebració­n”. Pero, contra todo pronóstico, el Bayer se hizo con la Copa que casi era nuestra y la fiesta no se produjo.

Años más tarde, en 1993, cuando el amigo Ramon entró en el consejo de administra­ción del también fallecido Francesc Perelló, de la mano de Claudio Biern, me volvió a hacer la propuesta ¡y ya no me pude negar! Pero yo tenía que ser el encargado de la sección de voleibol, ¡un deporte que desconocía por completo! “No te preocupes, el trabajo ya te lo haré yo”, me dijo Ramon. Al cabo de un año, el RCD Espanyol se vendió la sección de voleibol en Winterthur y pasé a ser el responsabl­e del fútbol base, una tarea con la cual me sentía mucho más seguro.

En 1994 Ramon renunció a su cargo de directivo por motivos laborales, pero en 1997 nos volvimos a reencontra­r en el Espanyol, el año en que Francesc Perelló dejó la presidenci­a. Yo fui nombrado presidente y pedí a Ramon que volviera al consejo. Y así fue, como vicepresid­ente del área social.

Si el deseo de Ramon Condal había sido siempre que yo, su amigo, me incorporar­a a la junta directiva del RCD Espanyol, más tarde denominada consejo de administra­ción, después de la conversión de la entidad en sociedad anónima deportiva, yo sabía que tenía también un gran sueño, ser presidente del club que tanto amaba.

En los últimos años de mi presidenci­a propuse que Ramon fuera presidente, porque se lo merecía de verdad. Lo avalaban su impecable trayectori­a profesiona­l, como empresario, su rigor como gestor y sus muchas cualidades como persona. El 12 de julio del 2011, vi, satisfecho, como Ramon Condal llegaba a la presidenci­a del RCD Espanyol.

Ramon era presidente por méritos propios, de la misma manera que un día, empezando de cero, con aquella maleta y aquel despertado­r, llegó a ser el propietari­o, junto con sus hermanos, del gran imperio de los supermerca­dos Condis. Su pérdida, junto con la de mis padres, ha sido de las que más he sentido. Hoy, 8 de agosto, habríamos celebrado juntos su 79.º cumpleaños. Hasta siempre, amigo, Ramon.

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XAVIER CERVERA / ARCHIVO

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