La voz contundente
GUSTAVO BUENO (1925-2016) Filósofo
La voz de Gustavo Bueno, el filósofo de las opiniones contundentes y polémicas y cuya figura se popularizó a través de su presencia en medios de comunicación y tertulias televisivas, se apagó ayer a los 91 años tras una vida dedicada a la enseñanza universitaria. Murió al no poder soportar, según su hijo Álvaro, la pena de haber perdido hace dos días a su esposa, Carmen.
Considerado el filósofo español más importante de las últimas décadas, desarrolló teorías como el cierre categorial o el materialismo filosófico, pero su vocación de no ceñirse a la torre de marfil académica de su ámbito de conocimiento le llevó a intervenir en debates públicos de todo tipo durante décadas.
Autodefinido como ateo –“no es que Dios no exista, es que no puede existir”, proclamaba–, Bueno nació en una familia de médicos de Santo Domingo de la Calzada, en 1960 obtuvo la cátedra de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos en la Universidad de Oviedo. En la capital asturiana, donde acabó convertido en una institución, desarrolló toda su trayectoria y, al margen de por su obra filosófica, comenzó a ser conocido a partir de la década de los sesenta por su oposición al régimen franquista.
Esta toma de postura le llevó a impartir charlas sobre Marx en clubs culturales de las cuencas mineras utilizados como tapaderas del clandestino PCE, que llegó a ofrecerle un carné de honor, o a bajar a un pozo de carbón a dar una clase a trabajadores.
No menos crítico se mostró después con la llegada de la democracia con afirmaciones como que la Constitución de 1978 “fue una cosa para salir del paso, hecha por gente que no sabía” o que la transición no fue más que una continuación del plan Marshall, o su postura a favor de la salida de España de la OTAN en 1984.
Bueno, que escribió hasta sus últimos días, siempre a bolígrafo y siempre en folios usados, protagonizó en esos años notables enfrentamientos. El pensador lamentaba que ninguna doctrina filosófica hubiera dado una respuesta adecuada a la pregunta de qué es la religión y consideraba a España “un país de impíos y de herejes escépticos”. El profesor de habla apresurada,
Polemista, dijo que la Constitución fue “una cosa para salir del paso” y pidió la pena de muerte para etarras
abrigo, polo y pitillo en la boca, que nunca tenía prisa para acabar sus clases, fue relevado de su tarea docente en 1998 en aplicación de un reglamento que impedía a un jubilado dar clases. Bueno atribuyó esta medida a motivos ideológicos y cerró su presencia en la universidad con una clase desde las escalinatas en la que apeló ante cientos de estudiantes en huelga al espíritu de mayo del 68.
En sus años posteriores, Bueno, que consideraba una de las misiones de la filosofía actual redefinir el marxismo, se mantuvo en el debate público de un país donde veía “más que envidia, imbecilidad”, con opiniones contundentes sobre aspectos de la actualidad o mostrando su respaldo a las movilizaciones por la reconversión minera.
Así, planteó incorporar la pena de muerte a la Constitución tras el asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco; criticó a los políticos por “ignorantes” al no saber “qué es la educación”; afirmó que la fiesta de los toros es “un fenómeno religioso” o comparó la actual cultura promovida desde las instituciones con “una danza de chimpancés”.