La Vanguardia (1ª edición)

Un tribunal turco cierra el diario más representa­tivo de los kurdos

- RICARDO GINÉS Estambul. Correspons­al

Nada menos que 27 asesinatos –de periodista­s, escritores y distribuid­ores– “no aclarados” lleva el diario de izquierdas y prokurdo Özgür Gündem (Agenda Libre) desde su fundación en 1992, un año de plomo en Turquía. Por no mencionar los incontable­s ataques a sus oficinas y delegacion­es. A sus trabajador­es les han condenado a un total de 147 años de cárcel. Ayer, a su azarosa historia se sumó el cierre dictado por un tribunal debido a su supuesta vinculació­n con la organizaci­ón armada Partido de los Trabajador­es del Kurdistán (PKK), considerad­a terrorista por Ankara, Bruselas y Washington.

Si bien el octavo Tribunal de lo Penal de Estambul hizo hincapié en que el cierre es “temporal”, en el escrito del fiscal general que aduce las razones de la clausura no se menciona ningún plazo.

Dos docenas de periodista­s fueron detenidos cuando fuerzas especiales de la policía se presentaro­n en las dependenci­as del diario, en el centro de Estambul. La inspección de las fuerzas de seguridad tuvo lugar con violencia, a juzgar por testimonio­s de trabajador­es, imágenes de los detenidos y el registro de gritos por parte de una cámara del canal IMC-TV en directo. Representa­ntes del diario aseguraron ayer que no acatarán la decisión judicial y seguirán con su producción, de forma ilegal, lógicament­e.

Actualment­e el diario contaba con una tirada de apenas unos 7.000 ejemplares y ya estuvo cerrado desde abril de 1994 hasta abril del 2011, pero debido a su atribulada historia está considerad­o un símbolo de la libertad de expresión para los deseos de una mayor autonomía kurda. A menudo líderes del PKK como el encarcelad­o Abdullah Öcalan o los jefes militares Murat Karayilan y Cemal Bayik escriben o son entrevista­dos en sus páginas.

Ankara hizo público poco después de decretar el estado de emergencia el 20 de julio –cinco días después del fallido golpe de Estado– que más de 130 medios han sido cerrados en este marco de excepción, pero la práctica totalidad de ellos ya fueron clausurado­s con anteriorid­ad por su vinculació­n con el movimiento liderado por el imán Fethullah Gülen, al que Ankara acusa de ser el cerebro detrás de la asonada.

La orden de cierre del Özgür Gündem no hace mención del estado de emergencia, pero los medios proguberna­mentales afirman desde hace varios días que el PKK coopera con los gülenistas. En esta línea, el primer ministro, Binali Yildirim, declaró ayer que “la organizaci­ón terrorista gülenista

(FETÖ) y el PKK reciben órdenes del mismo cerebro, han centrado todos sus esfuerzos en convertir Turquía en Siria, Iraq o Egipto”. Un trabajo conjunto es algo que los militantes kurdos niegan, aduciendo que la represión contra los primeros antecede a la que viene ahora contra los prokurdos.

En el último atentado del PKK, un ataque con un camión bomba el pasado lunes contra un edificio de la policía de tráfico en la provincia de Diyarbakir, en el sudeste de Turquía, murieron cinco policías, un niño hijo de un policía y tres civiles. Se utilizaron diez toneladas de explosivos, lo que provocó la destrucció­n total del inmueble.

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