El camión cisterna abastece de agua a los vecinos de La Bisbal
El Ayuntamiento ofrece este servicio hasta que se solucione la contaminación de los caudales, que podría alargarse unos diez días
Los vecinos de La Bisbal d’Empordà vuelven a tener agua potable para beber y cocinar pero aún no les sale del grifo de sus casas sino que procede de un camión cisterna. Se trata de la solución temporal ofrecida por el Consistorio para compensar los problemas que provoca entre sus habitantes la contaminación del agua, que desde principios de agosto no puede usarse ni para beber ni cocinar por una filtración de herbicidas, que se está investigando.
La cuba, con 17.000 litros, recorre las calles de la población los días laborables y se para en seis lugares distintos para dar agua a sus más de 12.000 habitantes. El servicio –sin límite de extracción por persona– es temporal hasta que lleguen los filtros de carbón activo que se instalarán en la salida de los depósitos. Una vez colocados permitirán que el agua de la red de abastecimiento vuelva a ser potable. El Ayuntamiento calcula que la contaminación del agua quedará resuelta, al menos de manera provisional, la próxima semana.
“Los filtros estarán listos esta semana, después tenemos unos días de margen para hacer las pruebas correspondientes, los análisis y que el Departament de Salut vuelva a declarar que el agua es apta para su uso. Calculamos unos plazos de entre una semana y diez días”, concretó el concejal de Comunicación, Josep Maria Castells, quien añadió que “esta no es la solución definitiva”. Y precisó que lo importante ahora es trabajar para la solución definitiva, “ya sea a través de medidas preventivas en los pozos de La Bisbal, abrir otro o extraer más caudales de Fontanilles”.
Los vecinos, unos indignados y otros resignados, acuden al camión cisterna con envases vacíos para llenarlos, como Herminia, una vecina de 88 años. “Nos causa muchos inconvenientes. Sobre todo a la hora de cocinar porque no te das cuenta y ya estás ante el grifo. Es la costumbre”, comenta. Otra vecina, Lluïsa, lamenta que el agua embotellada se acaba pronto. “Tenemos que ir cada día con las garrafas... Mis hijos tienen que ayudarme, pesan demasiado”, detalla. Otros como Juan, en cambio, se lo toman con filosofía: “Hasta el 4 de agosto –día en que el Ayuntamiento publicó un bando en el que informaba que el agua no era potable– estuve bebiendo del grifo y
Unas ochenta personas llenaron ayer sus recipientes, pero la cifra podría llegar a triplicarse
todavía estoy aquí, o sea que no ha habido peligro. Pero ahora la bebo de botella por el jaleo que se ha armado”, recalca.
Ayer, en plenas fiestas mayores, se acercaron hasta el camión cisterna unas ochenta personas, pero la cifra, según el Consistorio, podría llegar a duplicarse o incluso triplicarse de cara a los próximos días. A las personas mayores o las más vulnerables, por otra parte, ya se las atiende desde un inicio. El Ayuntamiento, Protección Civil, Càritas y Creu Roja reparten garrafas a la gente mayor que vive sola, a las personas con movilidad reducida y a los más necesitados.
El equipo de gobierno mantiene su compromiso de bonificar parte del recibo del agua de los vecinos a fin de que no tengan que pagar por un servicio que no han tenido estos días.