La Vanguardia (1ª edición)

Juliane Banse

Juliane Banse, soprano, inaugura la Schubertía­da

- MARICEL CHAVARRÍA

La cantante alemana Juliane Banse (47), considerad­a la madrina de la Schubertía­da de Vilabertra­n, inaugura el festival ampurdanés con un recital de lied en el que actuará junto al pianista Wolfram Rieger. La soprano dará otro recital el sábado.

Jordi Roch decidió montar la Schubertía­da de Vilabertra­n después de oírla cantar. De eso hace 24 años. Juliane Banse (Tettnang, 1969) era una joven soprano de voz maravillos­a que completaba sus estudios con la gran Brigitte Fassbaende­r en Múnich. Un cuarto de siglo después, esta alemana vitalista, considerad­a la madrina del certamen ampurdanés, regresa a él este verano por partida doble: lo inaugura hoy (21.30 h) junto al pianista Wolfram Rieger, y repite el sábado con el barítono Adrian Eröd.

En su caso no es un tópico decir que esta es su casa... la Schubertía­da nació por usted.

Eso dicen, pero también sería un festival fantástico sin mí. Es maravillos­o cómo ha crecido y se ha convertido en algo importante en el mundo del lied y la música de cámara. Al principio fue una idea de un Jordi entusiasta pero ahora ya es algo estable, no me necesita. ¡Nuestro niño ha crecido, es independie­nte!

¿Es una presión añadida cantar siendo la musa de la casa?

Siento mayor responsabi­lidad pero no más presión. Me encanta estar aquí y ser parte de la familia. Y como la Schubertía­da coincide con las vacaciones de mis hijos, venimos toda la familia, nos instalamos una semana en Roses. Es un lugar precioso.

Viene por dos conciertos. ¿Les ha hecho un precio, un 2 por 1?

No, ja ja. Jordi Roch me lo pidió, y sugerí hacer un segundo con duetos, para que no fuera lo mismo.

Hoy canta lieder de Brahms, de Henri Duparc y de Schubert, y el sábado Hugo Wolf, Mendelssoh­n y Schumann. ¿Hay una narración en esos programas?

Schubert y Schumann funcionan muy bien juntos, porque las emociones son las mismas aunque el tratamient­o de los poemas es algo distinto, con un lenguaje musical diferente. Y para una buena transición entre ambos pensé que era mejor un compositor no alemán. Duparc aporta una atmósfera distinta, con otra manera de tratar los poemas y de pensar, pero aun hablando de las mismas emociones, en el mismo periodo histórico. Creo que es interesant­e para el público poder escuchar diferentes soluciones de los compositor­es. Además, Duparc murió joven y dejó un repertorio breve; no es muy conocido y siempre es interesant­e proponer cosas nuevas y sorprender al público.

¿Cómo garantiza que su interpreta­ción conmueva al público?

Cada vez es distinto, depende de cómo esté yo y también de cómo esté el público: necesita un tiempo para relajarse y abrirse a la música. Para mí es un gran éxito cuando al final puedo sentir un cambio en la gente.

¿Es importante sentir esas emociones como intérprete o se trata de ser una buena actriz?

Ambas cosas. Tengo que sentirlas pero no perderme en ellas, porque si no mantengo el control entonces no son tan fuertes. Lo importante es que sea el público quien las sienta poderosas, es la gente quien ha de llorar. Que llore yo no sirve de nada.

¿Qué clase de terapia es el lied?

Una terapia de concentrac­ión, de dejar entrar las emociones, de perder el control.

¿Como un yoga?

Es un buen símil. Hay que olvidar todo lo que queda fuera de la sala, de la iglesia en este caso, y estar muy presente, vivir el momento de la música y olvidar el tiempo.

¿Usted practica el yoga?

Sí, es de gran ayuda. Porque además lo puedes hacer en cualquier parte, en el hotel si estoy en gira. Siempre llevo mi DVD de yoga conmigo.

¿Qué tiene el lied para que los cantantes alemanes lo tengan como eje de sus carreras?

Esa es una decisión individual. A mí el lied me marcó el inicio de la carrera, porque mi profesora Brigitte Fassbaende­r lo tenía también como algo muy importante en la suya, y siempre nos dijo que era crucial para la voz. No puedes estar siempre cantando ópera. El lied es como una terapia higiénica, hay que concentrar­se y disciplina­rse para cantarlo, y técnicamen­te es una buena prueba. Por otra parte, conocer este repertorio te permite comprender a los compositor­es, qué es lo que quisieron decir luego en sus óperas. Y entiendes la historia de la música.

Aunque su primera década de carrera la dedicó a Mozart, su actual repertorio operístico es amplio: Genoveva (Schumann), Tatyana (Onegin de Chaikovski), Arabella (R. Strauss), Leonore (Fidelio de Beethoven)...

Comencé dependiend­o mucho de los papeles de Mozart, es un compositor muy cercano a mí y me ha ayudado mucho, pues es lo más difícil de cantar técnicamen­te, si no puedes cantar Mozart es que algo anda mal. Pero mi voz ha evoluciona­do y ahora puedo cantar cosas más dramáticas. Me gusta ese reto actoral, y Tatyana por ejemplo, me va perfecto. En cuanto a Wagner, siempre es un reto, puedo hacer Elsa( Lohengrin )yEva( Los maestros cantores de Nuremberg), nada más.

Vive en Múnich, como su compañero de estudios Jonas Kaufmann. ¡Y nacieron el mismo día, el 10 de julio del 69! ¿Son una familia los cantantes en la capital bávara?

En realidad no nos vemos mucho, estamos de gira, o nos vemos en Nueva York, Viena... Pero estamos orgullosos del éxito de Jonas, es merecido, es una evolución lógica.

Usted no se queda corta estelarmen­te. Se la puede ver en la versión de la ópera El cazador furtivo de Weber que rodó bajo el título de Hunter’s bride, con la London Symphony dirigida por Daniel Harding. ¿Es el futuro de la ópera hacerla en película?

La gente que la rodamos lo vimos como una solución al problema del envejecimi­ento del público, pero mi razón para hacerla fue que me permitía salir de la normalidad. Era algo totalmente distinto: primero grabamos la música y después nos fuimos al campo a rodar ¡cantando el playback! Y claro, como actriz es muy agradable no tener que pensar en la voz, no estar pendiente de que, ay, en dos minutos llega el aria. Nos sentimos muy libres, fue un placer.

CONMOVER AL PÚBLICO “Es el público el que debe sentir las emociones y llorar; que llore yo no ayuda”

EL CERTAMEN DE VILABERTRA­N “Me siento madrina de la Schubertía­da, pero ya no me necesita, ya es importante en el lied”

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SCHUBERTÍA­DA Juliane Banse cantará hoy Brahms, Duparc y Schubert

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