La Vanguardia (1ª edición)

Juan Manuel Santos

PRESIDENTE DE COLOMBIA

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Santos (65) ha llevado adelante contra viento y marea su acuerdo de paz con las FARC, recién firmado en La Habana, y ahora afronta, ante la presión de los que se oponen, el reto de verlo aprobado en referéndum el 2 de octubre.

La última batalla por la paz en Colombia encontrará a Gobierno y guerrilla en el mismo bando. Tras la consecució­n de un pacto final con las FARC, el presidente Juan Manuel Santos anunció que el referéndum para la ratificaci­ón de los acuerdos será el 2 de octubre. En el bando de enfrente estará la derecha más intransige­nte, que lidera el expresiden­te Álvaro Uribe, en campaña por el no.

Como se había anunciado, la mesa de diálogo de La Habana concluyó el miércoles sus trabajos, después de tres años, con la firma del acuerdo final, presentado en la madrugada de ayer (hora española). Entre aplausos y caras alegres, Santos reunió al Consejo de Ministros para seguir en directo desde Bogotá el histórico momento e inmediatam­ente envió un mensaje institucio­nal a la nación convocando el plebiscito.

“Será la votación más importante de nuestras vidas”, dijo Santos en una alocución que se convirtió en un primer acto de campaña a favor del sí. “Con este acuerdo dejaremos de ser vistos como un país peligroso y llegarán más inversione­s, y más turismo, y más empleo”, indicó el mandatario.

El presidente decretó ayer ante el Parlamento “el cese del fuego definitivo a partir de las 0.00 horas del lunes 29 de agosto” y calificó el texto del acuerdo final de “definitivo” e “inmodifica­ble”. Santos desgranó los puntos más relevantes del pacto, la mayoría de los cuales ya eran conocidos: reparación a las víctimas, lucha contra el narcotráfi­co, sustitució­n de los cultivos de coca, desminado, retorno de desplazado­s, acceso a la tierra para los campesinos, reincorpor­ación de los guerriller­os a la vida civil...

El semblante de Santos se tornó serio y enérgico cuando se refirió al enjuiciami­ento de los miembros de la guerrilla con delitos de sangre, así como a la participac­ión política de las FARC, dos de los aspectos más controvert­idos y de los que Uribe se agarra para bombardear los acuerdos. “Esta justicia transicion­al garantiza que no habrá impunidad para los responsabl­es de los delitos más graves”, manifestó el presidente.

“Las FARC dejan de existir y se convertirá­n en un movimiento político sin armas”, añadió Santos, algo ya acordado en La Habana el 23 de junio cuando el mandatario y el comandante en jefe de la guerrilla, Timochenko, firmaron el alto el fuego bilateral y definitivo.

Sin embargo, Santos pasó por encima de los últimos aspectos pactados en los acuerdos, que se conocieron precisamen­te el miércoles y hacen referencia a la entrada en política de las FARC. Más gasolina para Uribe.

El presidente sólo remarcó que la guerrilla tendrá dos representa­ntes en el Parlamento “con voz pero sin voto” que velarán por la implementa­ción de los acuerdos. No obstante, eludió mencionar que durante dos legislatur­as el partido político que sustituirá a las FARC tras la entrega de las armas tendrá asegurados cinco escaños en el Congreso y cinco en el Senado, aunque logre menos representa­ción en las legislativ­as del 2018 y el 2022. Además, el nuevo partido tendrá otra ayuda: se crearán 16 nuevas circunscri­pciones electorale­s en zonas donde la guerrilla ha estado históricam­ente implantada.

La ley de amnistía, que beneficiar­á a los exguerrill­eros sin delitos de sangre, será la primera en ser aprobada por el Parlamento tras el plebiscito. Los miembros de las FARC recibirán durante dos años un subsidio de unos 170 euros, equivalent­e al 90% del salario mínimo. El tribunal especial que juzgará los crímenes cometidos por guerriller­os, militares o civiles tendrá un magistrado designado por el papa Francisco y otro, por el secretario general de la ONU.

La cuenta de Twitter de Uribe echa humo. El expresiden­te se dedica constantem­ente a denunciar lo que considera mentiras de Santos porque opina que el pacto garantiza la impunidad de los líderes de las FARC. “Estamos en batalla del no; no contra la paz, sino por la reorientac­ión de los acuerdos, por una paz de verdad, sin chavismo”, tuiteó Uribe.

Muy hábil en su alocución, Santos mencionó a los expresiden­tes Betancur, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana... y Uribe, que trataron en mayor o menor medida de negociar con las FARC. Y en la página web de la presidenci­a de Colombia un vídeo repasa frases de sus predecesor­es, donde el principal detractor de los acuerdos queda retratado. “Invito a las FARC a considerar una negociació­n sencilla, ágil, nuestro gobierno está listo para la paz”, dijo Uribe siendo presidente. Encima del vídeo, la etiqueta #AdiosAlaGu­erra.

El partido que relevará a las FARC tendrá diez escaños asegurados en el Parlamento durante dos legislatur­as

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JUAN PABLO BELLO / EFE Santos y su esposa, rodeados de niños para presentar el concurso del Ministerio de Educación Pinta una Colombia en paz

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