Un hemiciclo a la medida de Rajoy
El reparto de escaños en el Congreso premia a los partidos predilectos del PP para la investidura: Ciudadanos y PNV
Después de más de tres semanas de disputa, sus señorías de la Mesa del Congreso aprobaron por unanimidad una distribución de escaños en el hemiciclo que se ajusta como un guante a un hipotético pacto de investidura entre el PP, Ciudadanos y el PNV: la hipótesis preferida de los observadores para el escenario de una segunda intentona de Mariano Rajoy tras un posible fracaso en las votaciones de la próxima semana, y ya después de las gallegas y las vascas del 25-S. Pese al consenso absoluto alcanzado en la Mesa, alentado por el temor de todos los partidos a un castigo de la opinión pública por insistir más de la cuenta en la pelea de sillones, Podemos y el Partit Demòcrata Català (PDC) no dejaron de alzar la voz por lo que consideraron un trato injusto a sus diputados.
La Mesa acordó el reparto de asientos después de dar vueltas y vueltas al asunto... para no ir a ninguna parte; o para volver a un lugar cercano al punto de partida. Porque, si bien en el camino se presentaron tres propuestas distintas, el diseño final es el más parecido posible al del hemiciclo de la legislatura anterior. Con algunas correcciones debidas a un rápido pacto mayoritario entre los grandes grupos y Esquerra que ayer acabó decayendo.
El conflicto surgió cuando, el 2 de agosto, la Mesa denegó a los convergentes la constitución de grupo propio y los abocó a pasar al mixto. Se abrió entonces la veda por ocupar el goloso hueco dejado por el ahora llamado PDC. Con extraordinaria rapidez, ERC recabó el apoyo de populares, socialistas, C´s y PNV para cobrar el cotizado espacio. Una solución que tenía como efecto principal el desplazamiento de Podemos, en el quesito central del hemiciclo, a posiciones cercanas al gallinero; es decir, del lugar al que los mismos grupos habían tratado de condenar a los de Pablo Iglesias al inicio de la legislatura anterior.
En una reunión interna celebrada el 11 de agosto, los 19 miembros del mixto dibujaron una distribución que asumía el acuerdo de los grandes (salvo Podemos) pero mejoraba sus propias posiciones a costa de leves retrocesos del PP y C’s. Los mixtos querían que sus portavoces principales, Francesc Homs del PDC y Joan Baldoví de Compromís, ocuparan sendos escaños en una fila de pasillo, siempre más visible e interactiva que el resto.
Podemos y sus aliados, con argumentos de víctima propiciatoria de componendas ajenas, formuló su propia contraoferta sin grandes esperanzas, dado su aislamiento.
Así se llegó a la sesión de ayer, con el tiempo ya justo para fijar los sitios de cada cual antes del debate de investidura del martes. Sólo unas pocas horas antes, los cuatro grupos presentes en la Mesa (PP, PSOE, Unidos Podemos y C’s) habían precocinado un principio de acuerdo que, en lo esencial, se acercaba a la situación anterior. Y eso fue lo que se acordó en definitiva: una distribución que asimismo renunciaba al avance de ERC en perjuicio de Podemos sin llegar a satisfacer a este; que desoía las peticiones de mejora del Mixto y que, además de contentar a PP y PSOE, hacía las delicias de Ciudadanos y PNV.
El acuerdo “no es representativo
La distribución se aprobó por unanimidad de la Mesa del Congreso pero con protestas de Podemos y el PDC
del resultado de las urnas”, dijo el número dos de Podemos, Íñigo Errejón. Con todo, los representantes de la formación morada y sus aliados en la Mesa, Gloria Elizo y Marcelo Expósito, dijeron sí “porque hay cosas más importantes”.
“A nosotros y a Esquerra nos arrinconan”, objetó por su parte el convergente Carles Campuzano, para quien “el cuatripartito” (PP, PSOE, Podemos y C’s), “no tiene interés en dar visibilidad a las minorías”. El diputado catalán añadió: “No es que la colocación sea muy importante..., pero los gestos en este tipo de cosas tienen su trascendencia”. Una trascendencia política que tres semanas de pugna territorial hacen más que evidente, digan lo que digan unos y otros.