La Vuelta se disculpa con Kruijswijk por su caída

Las caídas en el ciclismo son gajes del oficio. Forman parte de la grandeza de este deporte. Ocaña en Mente. Beloki en La Rochette. Lo sabe Contador, al que una caída en el llano le mermó en el último Tour. Lo comprobaron en los Juegos Nibali o la holandesa Van Vleuten cuando parecía que el oro iba a ser suyo. Ayer en la Vuelta abandonó el colombiano Miguel Ángel López. El domingo se fue al suelo en una montonera y perdió tres dientes. Está asumido. Por eso, los ciclistas del pelotón se enfadan cuando una caída se podría haber evitado.

Es lo que pasó el jueves en Lugo cuando Steven Kruijswijk se encontró de frente y chocó contra un pivote en último kilómetro. El líder del LottoNL, cuarto del pasado Giro, abandonó. El escalador tenía reservado un papel destacado en la carrera, pero como en el Giro, que tenía casi en el bolsillo cuando se estampó contra un muro de hielo en la bajada del Agnello, una caída frustró sus aspiraciones. “Bravo a la Vuelta por no señalizar ese pivote en la parte final. Creo que ya tenéis la caída que queríais”, se quejó Jan Bakelants, del Ag2r.

El dichoso bolardo, a la izquierda, lo pasaron bien primero Clarke y Gilbert, escapados, pero fue una trampa cuando llegó el pelotón que los perseguía. Kruijswijk se lo comió de lleno y salió disparado. “La organización lamenta enormemente lo sucedido”, se disculpó La Vuelta por la negligencia en un comunicado. “El accidente se produjo como consecuencia de un obstáculo en carrera que no se ha advertido y señalizado como está previsto”, admitió. “Me resulta terrible tener que dejar la carrera debido a un objeto que no debería haber estado allí”, lamentó el caído Kruijswijk.

Llueve sobre mojado en la Vuelta ya que en la edición del año pasado Kris Boekmans estuvo en coma por culpa de otro pivote que en Murcia sólo estaba marcado con un cono por encima, a modo de sombrero, y una moto tiró a Peter Sagan.