Barcelona, capital de las policías.
Barcelona acoge 500 agentes femeninas de 70 países en un congreso que arrancó con el primer desfile policial que se celebra en la ciudad
Medio millar de mujeres policía, procedentes de 70 países, desfilaron ayer por la barcelonesa Via Laietana, como prólogo del congreso internacional que las reúne en la ciudad durante cinco días.
En democracia, nunca las calles de Barcelona habían acogido un desfile de policías. Al mediodía de ayer, cerca de medio millar de mujeres, la mayoría uniformadas, desfilaron por la Vía Laietana y el paseo Colom, desde el Palau de la Música hasta el monumento al descubridor. La parada policial fue una fiesta que sorprendió a barceloneses y turistas, el acto con el que arrancó el Congreso de la Asociación de Mujeres Policías que esta semana se celebra en Barcelona y que no se anunció para mayor seguridad de las participantes.
Durante cinco días, medio millar de mujeres policía debatirán expe- riencias en un foro que, en su 54.ª edición, lleva el título de Igualdad y Seguridad. Más de un centenar de ponentes compartirán sus conocimientos en cuatro bloques temá-ticos: la prevención de la violencia contra las mujeres, el tráfico de seres humanos, la protección de víctimas en zonas de conflicto y la igualdad en la carrera profesional.
¿Es necesario un congreso de mujeres policías? La respuesta es sí. Porque, como recordó la alcaldesa Ada Colau en sus palabras de bienvenida, “queda mucho trabajo por hacer en el ámbito de la igualdad”. Mientras las mujeres no representen más del 11% de las plantillas, como sucede en la Guardia Urbana de Barcelona, queda camino. O si no, que se lo pregunten a las mujeres de la Policía Nacional. Aunque importa el fondo y no las formas, hay mujeres policía que rechazan en voz alta la última instrucción de uniformidad y divisas que las obliga a verstir zapato de tacón, falda y gorro en los actos de gala. Una veintena de ellas desfilaron ayer junto a sus compañeras de la Guardia Civil, estas con tricornio e indistintamente en pantalón o falda. Puede parecer una tontería o una mera anécdota si no fuera uno de los tantos detalles que se escriben en instrucciones y normas firmadas por hombres y que diferencian a una policía de una policía profesional. A muchas de esas mujeres que ayer desfilaron en Barcelona, a femeninas seguro que no las gana nadie, pero se trata de ser policías, mujeres policía, de ascender en igualdad de condiciones y no de desfilar con falda hasta la rodilla y tacón. La reflexión anterior es el resumen de varias intervenciones a pie de barra en el bar del Palau de la Música que se produjeron antes de la marcha.
A la intendenta de la Guardia Urbana Montserrat Pina, presidenta del congreso, le ha tocado lidiar con no pocos obstáculos hasta celebrar en Barcelona esta cita policial. Ella fue la encargada de entregar a una sorprendida alcaldesa una figura artesanal que simulaba ser Ada Colau con uniforme de guardia urbana. La alcaldesa recibió el regalo con sonrisas y agradeció, con gesto sincero, el trabajo de todas ellas en favor de la igualdad. Pero mucho antes, cuando algunos miembros de su equipo de gobierno supieron que medio millar de policías –sí, sí, mujeres, pero policías– iban a desfilar por la Vía Laietana, se echaron las manos a la cabeza. Uniformes, policías... No les gustó o no les gustaba, porque ayer, entre las muchas que presenciaron el desfile, aplaudieron y respondieron con sonrisas las muestras de cariño de las policías, se encontraba la concejal Gala Pin.
No se puede cerrar esta crónica sin anécdotas. Las policías de Mali desfilaron sin su bandera. En cambio, junto a la de Brasil no desfiló ninguna, lo que llevó al chiste fácil de que estaban de camuflaje... Y de todas, las más emocionadas las guardias urbanas, las mossas, las policías y las guardias civiles. Policías desfilando en Barcelona... y entre aplausos y sonrisas.
La cita se celebra bajo el título de Seguridad e Igualdad y debate entre otros temas la carrera profesional