Trump y las mujeres
DONALD Trump no tiene una alta consideración de las mujeres, lo que para un candidato a la presidencia de los Estados Unidos resulta el peor aval para conseguir su objetivo. Entre otras razones, porque le indispone con la mitad del electorado, sin que ello suponga que la otra mitad esté dispuesta a reírle sus bravuconadas machistas. El demoledor vídeo que ha divulgado The Washington Post, donde hace once años trataba a las mujeres como objetos y se presentaba como un agresor sexual, le ha colocado en una situación extremadamente difícil. Su esposa Melania, que se casó con Trump poco antes de que hiciera estas declaraciones en el 2005, ha reconocido públicamente que las palabras que usó su marido son inaceptables y ofensivas para ella, aunque ha aceptado sus disculpas, como espera que hagan los electores. La frase más despreciable de la grabación es la que dice: “Cuando eres famoso, te dejan hacerles de todo. Agarrarlas por el coño. Lo que sea”.
Trump es un personaje disparatado y no ha tenido reparos en atacar al presidente, los musulmanes, los mexicanos, los periodistas e incluso a los héroes de guerra. E incluso ha animado a Vladimir Putin a robar correos electrónicos a Hillary Clinton. Por el camino ha echado por la borda a un puñado de asesores de campaña que han intentado desesperadamente modificar su estilo de dirigirse a los electores. Buena parte de sus exabruptos han ido destinados a las mujeres. Desde Kim Kardashian (“tiene un culo gordo”) a Angelina Jolie (ni tiene buena piel ni la cara bonita”), pasando por Megyn Kelly, moderadora del primer debate de las primarias republicanas, de la que luego dijo : ”Podías ver que le salía sangre de los ojos, sangre de su lo que sea”, para insinuar que menstruaba.
En la campaña que llevó a George Bush padre a la presidencia se vieron por primera vez carteles con la frase: “Dios es republicano”. Si así fuera, seguro que con Trump habría pedido darse de baja.