Político por un día
La televisión chechena emite un concurso donde los participantes aspiran a convertirse en ayudantes del presidente del país, Ramzan Kadírov, para lo cual deben pasar diferentes pruebas que son evaluadas por el propio líder.
Empieza el programa a vista de pájaro sobre las altas cumbres del Cáucaso. La cámara va descendiendo hasta ir posándose en la verde naturaleza de la región de Sharoiski, en Chechenia. Entonces capta a un hombre, que vestido con un chándal se ayuda con un palo para ascender hasta una antigua fortaleza y una torre de piedra.
“Cuando voy a la montaña, siempre llevo una vara. Antes llevaba una metralleta... Ahora este palo es mi ametralladora, mi pistola y un ayudante fiable”. El hombre que habla es robusto, todavía joven, cabello castaño, ojos azules y una barba tradicional que se va mesando mientras habla. El hombre del palo es el jefe: Ramzán Kadírov.
Estas escenas son el comienzo de El equipo, un nuevo programa-concurso del canal de televisión Rossiya 1, estrenado el pasado 5 de octubre, el día en el que el presidente de Chechenia cumplía 40 años. Después de un periodo de selección en el que, según el presentador, Borís Korchévnikov, han tomado parte casi millar y medio de personas, hasta Chechenia han viajado 16 concursantes que durante varias semanas competirán para convertirse en un ayudante de Kadírov y entrar a formar parte de su “equipo”, nombre que el propio líder checheno utiliza para referirse a quienes trabajan con él en el gobierno de la región.
Junto a los monumentos de Sharoiski, Kadírov explica al presentador que tienen 1.500 años de historia y hoy están reconstruidos. “Son como Chechenia, que desde los tiempos más difíciles se ha incorporado a la Rusia contemporánea”, dice.
Coincide esta idea con la explicación de Natalia Níkonova, productora del programa. “Chechenia se ha convertido en un ‘milagro ruso’. Esta república, que durante una década ha resurgido de las cenizas de la guerra y ha alcanzado brillantez y reconocimiento. Algo que puede lograr todo el país. Queremos entender cómo lo han conseguido”, ha explicado.
Aunque el esquema del concurso recuerda a otros populares formatos televisivos como Gran Hermano o Supervivientes ,se marca como objetivo el trabajo conjunto de los concursantes, la colaboración para sacar adelante un proyecto, en este caso la administración de una entidad política. Por eso recuerda más a The Apprentice, el programa de la NBC ideado por el hoy candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, en el que los concursantes son empresarios que compiten por un contrato para dirigir una de las empresas del excéntrico magnate.
“El equipo” de Kadírov tienen un perfil similar: emprendedores, hombres y mujeres de negocios que ya han tenido éxito en sus respectivos campos profesionales. Como Ígor Panásenko, de 26 años y procedente de Kasnodar, un economista especializado en fiscalidad, que ha trabajado como funcionario en su región y quiere organizar en Chechenia un foro de inversión. O como Filipp Varichenko, de 24, que viene de Düsseldorf (Alemania) y se licenció en la Universidad de Colorado (EE.UU.). En el programa se le presenta como “millonario y director de una empresa alemana de éxito. Cansado de su confort europeo, viene con el lema de Chechenia abierta”.
Margarita Fókina, que tiene 41 años y procede de San Petersburgo, estudió en una escuela de liderazgo americana y es maestra de esgrima. “Sueña con crear en Chechenia un Silicon Valley”. El sueño de Anatoli Sidorin, director de una clínica dental de Nizhni-Nóvgorod a sus 41 años, de “montar Disneylandia” se quedó en nada, ya que fue el primer eliminado.
Ellos son los concursantes, pero el protagonista es Kadírov, que les recibe por vez primera en Benói, el pueblo del que procede su clan, y donde les explica su paso de joven guerrillero a responsable político, o donde rememora la figura de su padre, Ahmad Kadírov, asesinado en el 2004.
Ramzán es quien les da instrucciones, el que les encomienda las tareas a realizar. La primera: divididos en dos grupos, ser organizar a 3.000 personas para que formen el nombre de cada en las gradas de un estadio de fútbol.
Al final de cada programa, Ramzán es también el que decide quién tiene que dejar el proyecto y quién sigue aspirando a convertirse en su ayudante.
Ramzán Kadírov es el hombre a quien el presidente de Rusia, Vladímir Putin, confió la transición de Chechenia desde la tierra destruida que era a la tierra reconstruida de hoy. Pero en el camino, ha sido acusado por las organizaciones de derechos humanos de ejercer un gobierno brutal y autoritario. En repetidas ocasiones se ha denunciado a sus fuerzas de seguridad de estar detrás de asesinatos y desapariciones forzosas.
A pesar de manifestar este año su deseo de dejar la presidencia de Chechenia, el Kremlin le ha convencido para que siga. El mes pasado ganó las elecciones a la presidencia regional con casi el 98% de los votos.
Pero hoy el hombre que sube a las montañas ayudado por un palo quiere cambiar su imagen de guerrillero de las dos décadas anteriores. Subido a la ola de patriotismo ruso que se ha formado con la crisis ucraniana y la implicación de Rusia en la guerra de Siria, en los últimos años se ha ganado una imagen de respeto dentro de Rusia. “Nos han llamado bandidos, extremistas, etcétera. Y nosotros somos ciudadanos de Rusia”, asegura en Sharoiski.
Diez años atrás, ir a Chechenia a participar en un concurso podría verse como tomar parte en el legendario Endurance japonés. Pero hoy es algo tan inocente como probar suerte en Quién quiere ser millonario.
Los concursantes son profesionales de éxito que el propio Kadírov entrevista en su aldea natal