|INVISIBILIDAD|
El president advierte “somos gente de paz, pero nunca bajaremos los brazos”
Cualidad de invisible. Que no puede ser visto. Que rehúye ser visto.
Ximo Puig tiene un relato. Una manera de entender el proyecto de la Comunidad Valenciana profundamente valencianista. Comenzó a difundirlo a trazos, como piezas de un puzle, el mismo día que alcanzó la presidencia de la Generalitat Valenciana. Y ayer, año y medio después, en la celebración del Nou d’Octubre, Diada valenciana, lo ofreció completamente elaborado, con todos los matices. Con un objetivo final: “Romper los muros de la invisibilidad” en España del “problema valenciano”. Y con una advertencia: “Somos gente de paz, pero nunca bajaremos los brazos”.
La proclama se produjo en el acto institucional celebrado en el formidable Saló de Corts de la Generalitat. Ximo Puig alcanzaba la cita tras una semana agridulce. El martes se volvía a admitir a trámite por tercera vez en el Congreso la reforma del Estatut valenciano para blindar las inversiones. Y el pasado miércoles el president lograba reunir a toda la sociedad civil valenciana –partidos, sindicatos, universidades y patronales– en Madrid, en el círculo de Bellas Artes, bajo el lema “per un finançament just”.
Pero a esta cita no acudió ningún representante del Gobierno central ni ningún actor destacado del Congreso y el Senado, y tampoco referentes de las finanzas españolas. Bien al contrario, ese mismo día, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se reunía con la líder del PP valenciano, Isabel Bonig, en el ministerio para darle datos sobre las finanzas valencianas. Lo que se inrespuesta terpretó como una provocación a la Generalitat Valenciana.
Con ese resultado del acto de la sociedad civil valenciana en Madrid se extendió la convicción de que la cuestión valenciana es “invisible” en España, no sólo para el ecosistema político central, sino también para el mediático. Y es esta indiferencia ante la exigencia de una mejor financiación y de más inversiones para, por ejemplo, el corredor mediterráneo, la argamasa sobre la que se está construyendo el nuevo relato político valenciano. Ximo Puig ejerce, en este sentido, de autor principal de un discurso que cuenta con la estrecha complicidad y apoyo de su vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra. De alguna manera, el éxito de la fórmula política valenciana pivota más sobre la sintonía de ambos líderes que sobre la relación de sus respectivas tropas. Y con el apoyo externo del líder valenciano de Podemos, Antonio Montiel, un realpolitik que conoce bien los riesgos en la política valenciana.
El president apeló por esta razón ayer a la unidad de los valencianos “para romper los muros de la invisibilidad valenciana; una fuerza que nos permitirá volver a estar presentes en los grandes debates de futuro”. Era su a esa “indiferencia” del Estado ante las demandas de una mejor financiación para una autonomía asfixiada (43.000 millones de euros de deuda). Se trata además de un relato elaborado desde la convicción de que la Comunidad Valenciana no ha logrado nunca ser un actor destacado en el mapa político español. Agravado por lo que Ximo Puig y Mónica Oltra denominan “hipoteca reputacional”, referida a la deteriorada imagen de la política valenciana a causa de la serie interminable de casos de corrupción del PP que lideraba Francisco Camps.
El president, en este contexto, advirtió que “los valencianos somos gente de paz, gente de diálogo, gente de afectos, pero nunca bajaremos los brazos”. Lo que era una confirmación de que en lo que queda de legislatura autonómica este discurso va a impregnar toda su acción política y, en lógica, toda la política valenciana.
A juicio de Ximo Puig, el “problema valenciano” puede ser “parte de la solución de España”. “Les propongo una vía valenciana, un nuevo proyecto de prosperidad para que la sociedad valenciana sea un modelo de convivencia, de cohesión, de bienestar social y de progreso económico”. El pueblo valenciano, añadió, no sacará “de la injusticia lamentos, sino argumentos para hacer viable el autogobierno”, y de esa forma hacer sostenible la convivencia en un proyecto “común y plural”. Puig recordó al final de su discurso las palabras del poeta Vicent Andrés Estellés, que afirmaban: “Habrá un día que no podremos más y lo podremos todo”. “Ese día ha llegado”, concluyó.
En el acto institucional del Nou d’Octubre se entregaron las altas distinciones de la Generalitat. En la pasada edición, Ximo Puig demostró, al respecto, no tener los complejos de los anteriores ejecutivos del PP y reconoció al cantante valenciano Raimon (figura muy atacada por la derecha valenciana) y a las víctimas del accidente del metro de Valencia del año 2006.
Ayer, y en esta misma línea, se reconoció la labor del medievalista y secretario general de Acció Cultural del País Valencià, Joan Francesc Mira; del pintor Juan Genovés, y a uno de los últimos brigadistas internacionales vivos Josep Almudéver.
EXIGENCIA AL ESTADO Ximo Puig cita al poeta Estellés: “Llegará un día que no podremos más y lo podremos todo” PROPUESTA PARA TODOS “El problema valenciano puede ser parte de la solución para España”