La Caixa y el Sabadell
Invitado por su Club de Lectura, fui hace unos días a pronunciar una conferencia en el Centre Banc Sabadell, en Sant Cugat. Quedé impresionado por la dimensión del edificio, las instalaciones, la actividad. Han creado miles de puestos de trabajo cualificado. Coincidía, además, con una jornada en que cientos de jóvenes graduados participaban en un programa denominado Talent.
Durante décadas cubrí como periodista información del Banc Sabadell y lo recuerdo desde cuando era sólo un banco local. Nos relacionábamos con sus directivos y en sus juntas de accionistas los asistentes eran en su casi totalidad fabricantes, comerciantes y miembros de la pequeña burguesía de la ciudad vallesana. Prácticamente no había “foráneos”. No ya extranjeros, sino ni siquiera del resto de España y muy pocos de Barcelona. Lo que han hecho en estas décadas directivos como Monràs, Corominas, Oliu padre e hijo, y sus equipos es inconmensurable. Pasar de una pyme a un coloso.
Ayer asistí a un acto. Antes de empezar, dos ocupantes de asientos contiguos a quienes no conozco, miraban un impreso. Uno le preguntó al otro, “¿te lo ha pagado La Caixa?”. “La Caixa hace muchas cosas, pero esto no”, fue la respuesta. A partir de este detalle recordé la importancia de la Obra Social de La Caixa y su colaboración en una infinidad de proyectos, pequeños y grandes, en campos sociales, educativos, de investigación, culturales, de medio ambiente…, además de CaixaForum, CosmoCaixa o Palau Macaya. Dedicar 500 millones de euros al año a aquellos objetivos es espectacular.
Y, más aún, mantenerlo ejercicio tras ejercicio.
Con la vida profesional conocí a todos los presidentes de La Caixa desde los años 70: Narcís de Carreras, Millet, Samaranch, Vilarasau, Fornesa y Fainé (y ahora Gual), así como a diversos directivos. Manteniendo el espíritu de Francesc de Moragas y demás fundadores han tenido el enorme mérito de crear una caja –ahora banco– de grandes dimensiones y de construir la mayor fundación privada europea y la tercera del mundo, sólo detrás de la Bill&Melinda Gates Foundation y la Welcome Trust.
Cuando por principio la banca es denostada, y a menudo con razón, la historia deberá reconocer a estas personas no sólo como grandes impulsores de la economía sino como embajadores de Catalunya y soporte fundamental de la sociedad civil.