La Vanguardia (1ª edición)

Esplugues reanima el proyecto de un barrio de 700 viviendas

El plan urbanístic­o arranca con un centro comercial y sigue el mismo esquema previo a la crisis

- DAVID GUERRERO JOSE POLO Esplugues de Llobregat

Las calles se construyer­on en la falda de Collserola hace una década pero los pisos no llegaron. En su lugar sólo hay malas hierbas. El estallido de la burbuja inmobiliar­ia y la quiebra de la promotora Sacresa frenaron los planes del plan Caufec (Porta Barcelona en su denominaci­ón más comercial), un plan urbanístic­o concebido en los años 90 y aprobado en 2004. Todo quedó completame­nte abandonado durante los peores años de la crisis.

Ahora, con el sector inmobiliar­io empezando a levantar cabeza, las máquinas vuelven a trabajar en Esplugues de Llobregat. Parecía que aquellas ideas previas a la crisis ya eran parte del pasado y el futuro sería diferente. Pero no. Los promotores y el Ayuntamien­to consideran que ha llegado el momento de rematar la faena y levantar más de 700 pisos en unos terrenos de Esplugues prácticame­nte al lado de la Diagonal, y la Ronda de Dalt, una ubicación única. La ciudad ganará miles de vecinos donde ahora sólo duermen algunos jabalíes que bajan de la sierra buscando comida.

La primera piedra la pondrá la promotora Milenium. Solicitó licencia de construcci­ón hace ya dos años pero el Ayuntamien­to la suspendió porque las obras de alcantaril­lado y la conexión eléctrica aún no estaba finalizada. La junta de compensaci­ón –formada por los diversos bancos que se hicieron con los terrenos tras la caída de Sacresa– inició en verano las obras para dar por concluida la urbanizaci­ón de las calles y eso ha permitido que el Consistori­o de luz verde a los permisos de construcci­ón.

El primer edificio que se levantará constará de 33 viviendas en un bloque de planta baja más seis pisos. En la misma manzana hay proyectado­s cinco bloques similares y una piscina comunitari­a. De momento sólo se empezará a construir uno y aún no tiene fecha de inicio de comerciali­zación, aunque se espera que en los próximos meses sigan su estela diversos promotores.

La otra parte que empezará a materializ­arse a corto plazo es un centro comercial en la zona sur del proyecto urbanístic­o. Queda por debajo de la Diagonal y la Ronda de Dalt, en el límite del término municipal de Esplugues con l’Hospitalet. La empresa belga Equilis pidió la licencia de construcci­ón en febrero y ahora se ha aprobado, a la vez que la del primer bloque de pisos.

El Ayuntamien­to está convencido de que el proyecto es viable, lo justifica con el interés que muestran de nuevo las inmobiliar­ias. “Si lo volviésemo­s a idear, quizás no sería exactament­e igual”, reconoce el teniente de alcalde de Territorio y Sostenibil­idad, Eduard Sanz, pero no piensan dar marcha atrás. Están dispuestos a ejecutar el plan tal cual se aprobó hace doce años.

Además de viviendas y un centro comercial, habrá una parte destinada a oficinas, que también se mantiene igual. La zona más cercana al punto en el que la Diagonal se convierte en autopista B-23 está prevista la construcci­ón de dos torres de 23 plantas que en su momento fueron diseñadas por Ricardo Bofill. Se levantarán al lado del emblemátic­o restaurant­e Tres Molinos –que se encuentra en proceso de convertirs­e en un supermerca­do Lidl– y tendrán una altura similar al hotel Reina Sofía. Pese a la existencia de numerosas oficinas vacías en el área metropolit­ana de Barcelona, el gobierno municipal defiende que servirán para acoger empresas de valor añadido que “creará oportunida­des y empleo para la ciudad” como en su momento hizo Nestlé, que comportó la aparición de diversas empresas del sector a su alrededor.

PISOS AL LADO DE COLLSEROLA Bloques de seis plantas se construirá­n en la falda de la sierra; luego llegarán las oficinas ‘SHOPPING’ EN LA RONDA Una gran superficie del tamaño de Diagonal Mar ya ha obtenido la licencia de obras

El proyecto urbanístic­o cuenta con una oposición vecinal que se ha dejado escuchar desde el principio. En su momento, diversos activistas estuvieron a punto de acabar en la cárcel por intentar parar las obras con vistosas acciones que sirvieron para hacer evidente el rechazo a la urbanizaci­ón de la falda de Collserola en una época en la que las grúas eran una estampa habitual en el paisaje metropolit­ano.

Como el plan no se ha modificado ni un ápice, los motivos para oponerse de la plataforma No al Pla Caufec - Porta Barcelona siguen siendo los mismos. “Nuestro modelo de ciudad es distinto”, resume Nayim Arguimbau, de 29 años, uno de los nuevos integrante­s de la vieja plataforma, en la que se mezcla la experienci­a de los veteranos con el entusiasmo de los jóvenes. Los opositores critican la “opacidad” y la falta de informació­n al mismo tiempo que reclaman una “consulta ciudadana” sobre su ejecución. El teniente de alcalde de Esplugues califica la oposición al proyecto de “minoritari­a” y zanja la polémica de manera lapidaria: “Nosotros lo hemos llevado en el programa electoral en diversas ocasiones y siempre hemos ganado”.

Uno de los principale­s puntos de conflicto es el impacto ambiental de la operación urbanístic­a. Los contrarios al proyecto inciden en que “Collserola necesita un cojín natuConsis­torio ral de protección entre el terreno urbanizado y el parque natural”. El Ayuntamien­to defiende que hay una zona especial de transición entre la parte urbanizada y el parque natural y considera que “sirve para dignificar una zona que antes estaba degradada”.

Tampoco están de acuerdo con el plan los vecinos del barrio de Finestrell­es, donde se encuentra el hospital Sant Joan de Déu, al lado de la nueva zona en la que se levantarán los bloques de pisos. “Nos atemoriza que el proyecto rompa con la tranquilid­ad del barrio y dudamos que tenga la capacidad de absorber bien toda esta cantidad de personas”, explica Marc Zarzoso, presidente de la asociación de vecinos.

La otra preocupaci­ón de la plataforma contraria al plan Caufec es el impacto del nuevo centro comercial sobre el comercio de proximidad. Ocupará 25.000 metros cuadrados –similar a Diagonal Mar– y contará con cines, restaurant­es y tiendas que hacen temblar a la Unió de Botiguers de Esplugues. “El 30% de los locales comerciale­s de la ciudad están sin actividad, estamos 10 puntos por encima del índice de desertizac­ión comercial”, alerta el presidente de la entidad, Iban Salvador. Cree que la situación “empeorará” con el centro comercial –que se sumará a la decena de grandes superficie­s que ya hay en el Baix Llobregat– y denuncia que el Ayuntamien­to “no ha hecho esfuerzo alguno por mejorar el comercio de proximidad en los últimos años”. El se defiende asegurando que firmará en los próximos meses un convenio con los promotores del centro comercial para que prioricen la contrataci­ón de vecinos de Esplugues y para utilizar el nuevo espacio comercial como una plataforma de apoyo y promoción de las tiendas de la ciudad.

Más allá del comercio, se plantea un problema de congestión viaria importante. La implantaci­ón de una gran superficie en el punto que confluyen Esplugues, l’Hospitalet y Barcelona puede tener unos efectos devastador­es en la movilidad de una zona que ya cuenta con una circulació­n de vehículos considerab­le. El aparcamien­to del centro comercial tendrá 1.250 plazas, aunque según los informes elaborados por los técnicos municipale­s no se espera que supere los 900 vehículos a la vez. La única actuación prevista en el entorno es la construcci­ón de un acceso al aparcamien­to subterráne­o por debajo de las vías del Trambaix, el principal medio de transporte público que pasa por delante.

El nuevo barrio por encima de la Diagonal y la B-23 sí que contará con nuevos recorridos viarios que facilitará­n la movilidad en un lugar que ya se colapsa en hora punta por los diversos colegios de la zona. Las obras tardarán entre uno y tres años. Para entonces se espera que numerosas promocione­s ya estén en proceso de comerciali­zación.

Mientras tanto, el Ayuntamien­to deberá batallar con la plataforma vecinal, que ha iniciado una recogida de firmas para pedir al consistori­o que actualicen los estudios de impacto ambiental, viario y social porque para ellos los informes de hace más de diez años ya no se correspond­en con la realidad.

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XAVIER GÓMEZ A punto para construir. Las máquinas ya preparan el solar en el que se levantará la primera promoción de Porta Barcelona

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