Brigada ovina
Estudiantes de arquitectura analizan cómo las ovejas pueden ser una estrategia eficiente para el mantenimiento del espacio público
Cayetano García lleva prácticamente toda la vida con sus ovejas en Collserola. El trabajo de limpieza que hacen sus animales cuando se alimentan seguramente ha evitado más de un incendio pero –lamenta Cayetano– nadie le ha dado nunca las gracias.
Durante los últimos días, en cambio, ha recibido la atención de un grupo de 27 estudiantes de ocho países europeos que cursan el máster universitario en paisajismo MBLandArch de la UPC. Los jóvenes han compartido diversas jornadas con el pastor y con el arquitecto Enric Batlle, director del máster e ideólogo de la creación de unas zonas de transición entre el verde y el asfalto en el controvertido proyecto urbanístico Porta Barcelona, en el límite de Esplugues con Barcelona.
“Esto podría haber sido un parque cerrado o una avenida para coches, pero quisimos que fuera un gran prado urbano que llenase de verde la conexión de la ciudad con Collserola”, explica Batlle, rodeado de las ovejas de Cayetano.
El problema de darle tanto protagonismo a la vegetación es que requiere un mantenimiento y durante los últimos años los terrenos parecían abandonados a la espera de que las promotoras inmobiliarias hicieran florecer los pisos en los solares adyacentes. Si no hubiera sido por las ovejas de Cayetano la vegetación se habría desmadrado mucho más.
La imagen de un pastor con un rebaño de 300 ovejas bajando en dirección a la Diagonal se antoja como algo exótico pero los estudiantes del máster en paisajismo se han cuestionado si no debería ser algo normal en un espacio como este, a pocos metros del parque natural de Collserola. “Hay que luchar por encontrar nuevos modelos de convivencia entre la ciudad y la naturaleza”, remarca Enric Batlle, criticando que desde hace tiempo la ciudad ha fagocitado el territorio, imponiendo sus leyes sobre la naturaleza, sin tener en cuenta una gestión especial de las zonas periurbanas,
El pastoreo se impone a la siega tecnificada en los espacios limítrofes: ofrece mejor resultado estético y económico
esos lugares limítrofes que hacen de bisagra entre dos mundos.
Para valorar las diversas opciones de conservación, los alumnos del máster analizaron primero la siega con máquinas y luego lo dejaron en manos de las ovejas . Al comprobar el resultado vieron que las ventajas de la opción más tradicional se imponían con claridad a la técnica. Queda mejor a nivel estético y el coste es menor. “El Ayuntamiento necesita gestionar el espacio natural y el pastor necesita que su rebaño pueda alimentarse, si se ponen de acuerdo se consigue una gestión equilibrada”, defiende el arquitecto experto en paisajismo Javier Zaldívar. “Es mejor utilizar las herramientas que ya tiene el paisaje en lugar de imponer las ideas tecnológicas de la ciudad”, apunta Pepa Morán, coordinadora del máster.
Para ello es fundamental contar con el permiso y el apoyo de la administración local. La acción universitaria sirvió para que la alcaldesa de Esplugues, Pilar Díaz, se comprometiera con el pastor a permitirle pastorear de manera regular en el barrio de Finestrelles. El arquitecto Enric Batlle va incluso más allá y apunta la posible productividad kilómetro 0 que puede dar. “Si las alcachofas del Parc Agrari del Baix Llobregat tienen tan buena reputación, ¿por qué no puede tenerla el cordero de Collserola?”.