La Vanguardia (1ª edición)

Quinto mes del pacto

- Enric Sierra

Esta semana se cumplirá el quinto mes del pacto de gobierno entre BComú y el PSC. Durante este tiempo, el grupo socialista del Ayuntamien­to ha sabido aislarse de la tormenta perfecta que azota a su partido tanto en Catalunya como en España y han construido una especie de oasis barcelonés. Al frente de esta estrategia se encuentra el segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, que ha superado sin problemas sus primeros cien días en el equipo de la alcaldesa Ada Colau. Collboni se ha estrenado en la responsabi­lidad de gobierno y, aunque su condición de primerizo comportaba altas probabilid­ades de equivocars­e, llegará este jueves a sus primeros cinco meses gobernando sin haber cometido errores de relevancia. Además, podrá celebrarlo como alcalde accidental a partir del viernes mientras dure el viaje de Colau a la cumbre mundial de Líderes Locales y Regionales que se celebra en Bogotá.

El jefe de filas socialista en el Ayuntamien­to de Barcelona ha sacado rendimient­o de su papel secundario en el gobierno de la ciudad y ha ocupado un espacio en el poco hueco que deja la alargada sombra de la mediática alcaldesa Colau. Collboni ha encontrado complicida­des y visibilida­d pública en los ámbitos económicos, comerciale­s y culturales de la ciudad que se habían sentido desatendid­os por los comunes.

Por otra parte, los concejales socialista­s se han mantenido al margen de las polémicas que ha generado el principal partido del gobierno municipal en relación con temas controvert­idos como los manteros, la participac­ión de la alcaldesa en la última manifestac­ión de la Diada o los cambios de los nombres de las calles y de la sala de plenos. El PSC municipal se siente incómodo ante estas decisiones pero ha evitado la confrontac­ión política porque prioriza el pacto que le permite seguir gobernando y manteniend­o su particular oasis socialista.

No obstante, hay debate interno entre los dos partidos gobernante­s que se intensific­ará en los próximos días en la negociació­n para elaborar las ordenanzas fiscales y el presupuest­o del 2017. Comunes y socialista­s son consciente­s que están en minoría y que necesitan del apoyo de ERC que no llegará. Como ya explicamos en estas líneas el mes pasado, esa falta de apoyos puede provocar que la alcaldesa deba someterse a una cuestión de confianza, que superará sin dificultad­es, para conseguir aprobar las cuentas del próximo año. Ese horizonte permitirá dar salida al primer presupuest­o diseñado por BComú y PSC, donde los socialista­s podrán dotar de recursos a sus áreas de gobierno. Antes de eso, habrá que aprobar las ordenanzas fiscales para las que el gobierno tampoco tiene mayoría. Para esa eventualid­ad también existe un plan B que consiste en prorrogar las ordenanzas vigentes. Esta opción no desestabil­izaría el presupuest­o posterior porque el sistema impositivo municipal está en niveles máximos y, además, evitaría hacer concesione­s incómodas a peticiones como las que trasladó la CUP la semana pasada.

El gobierno de Colau sopesa prorrogar las ordenanzas fiscales si no consigue la mayoría para aprobarlas

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