La Vanguardia (1ª edición)

Balones para Rice

El Barça gana en la prórroga en el estreno en casa de su nuevo referente y de su técnico

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

El Barça calienta con un Palau semivacío. Se suceden los tiros y algunas miradas ya se fijan en el que ha de ser uno de los protagonis­tas de la tarde: Tyrese Rice. El base, que reaparece tras una lesión en la rodilla, se dispone a abandonar la pista pero antes coge un último balón, se levanta y la clava desde mediocampo para terminar su entrenamie­nto. Es sólo el aperitivo. Como lo fueron sus 30 puntos al Madrid en la Supercopa. El público que acude al vetusto Blaugrana espera mucho del estadounid­ense, sigue sus movimiento­s al dedillo, aplaude cuando lo anuncian por megafonía y se dispone a disfrutar con sus acciones. ¿Disfrutó? Pues la verdad es que sí, aunque fuera con altibajos, aunque no se tratara de un partido redondo y aunque el Barcelona no pudiera resolver la ecuación del Baskonia hasta la prórroga. A este equipo le queda trabajo por delante pero se intuye que se quiere jugar un baloncesto que seduzca más.

Rice es el nuevo referente en la cancha del Barcelona, el que ha de cambiar el estilo en la práctica, mientras en la pizarra la batuta correspond­e al entrenador de estreno, el griego Georgios Bartzokas, que ocupa la silla que tuvo Xavi Pascual durante ocho años. Serio, alto y aparenteme­nte tranquilo el técnico debuta ante los seguidores del Barça sin perder el porte hasta que las cosas se igualan. “El ambiente es fantástico”, asegura antes de empezar. Y eso que el Palau dista de estar lleno (5.042 aficionado­s). El heleno se sienta en su silla y observa diversas fases del partido sin moverse y con la palma de la mano derecha en la barbilla. Pero cuando vienen las curvas se levanta, reparte órdenes, comenta con su ayudante y pega un par de gritos. No quiere que esta vez, ante el Baskonia, en su primer día en su casa actual, se produzca una derrota y en cada ocasión que los vascos se acercan monta en cólera. A Rice, que fue exprimido con 32 minutos en cancha, casi no ha de decirle nada. Es la extensión del entrenador en la pista. El norteameri­cano

EL CAMBIO Casi todas aquellas jugadas que antes eran para Navarro ahora son para el base estadounid­ense

lo sabe y Bartzokas no tarda mucho en recurrir a él. El base pone el turbo, reparte dos asistencia­s a Doellman, una de ellas en largo, y la fiesta se abre durante un rato. El Baskonia también contribuye a la alegría y la sucesión de puntos hace que la gente pueda reconcilia­rse con el baloncesto. Rice mete su primera canasta en la Liga con una penetració­n arriesgada con la mano izquierda. Su duelo con el base rival, Larkin, es sensaciona­l y hace vibrar. Poco después falla un tiro, coge su propio rebote y se inventa una asistencia por debajo de las piernas para Dorsey, que completa la jugada con éxito. Un gozo que se extiende, más allá de la regularida­d de un Doellman decisivo, cuando Rice y Navarro aciertan y el Barça se marcha de catorce (41-27). Pero el conjunto vitoriano no está de comparsa y tres triples de Voigtmann contribuye­n a igualar el partido.

53 puntos hasta el entreacto los de Bartzokas, por 56 en todo el partido en su duelo de Manresa. Pero el encuentro está muy lejos de estar resuelto. De hecho, será un cara y cruz hasta el final. El Barça se escapa pero no sentencia porque Tomic vive una pesadilla desde los tiros libres (2 de 10). Reacciona y se pone por delante el Baskonia ya en el último cuarto. Tuerce el morro Bartzokas y llegan los momentos determinan­tes. Entonces, la bola es para Rice. Para que falle o acierte. Para que tire o distribuya. Esos balones que eran siempre para Navarro son ahora para el base pero si las metiera casi todas no estaría en el baloncesto europeo, sino en la NBA. Por eso cuando tiene y no encesta un triple para cerrar el partido lo lógico es pensar que el entrenador ha de trabajar otras soluciones. Porque el Baskonia se encuentra con la opción de ganar a falta de 3s. Hanga mete un tiro libre y falla el otro (8484) y el partido se va a la prórroga.

El tiempo extra se abre, cómo no, con una jugada para Rice, que anota desde cuatro metros. Él marca el camino, en lo bueno y en lo malo, y el Barça ya no vuelve a perder la delantera gracias también a los puntos de Doellman. Aparecen destellos de alegría en el Palau.

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MAITE CRUZ Tyrese Rice disputó su primer partido en el Palau Blaugrana: anotó 20 puntos en 32 minutos

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