La Vanguardia (1ª edición)

El nuevo orden mundial

El presidente habla de “crímenes de guerra” y cuestiona su visita a París del día 19

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Constatado su fracaso en Siria, Francia podría contribuir al apaciguami­ento de la región sentando a una misma mesa a Arabia Saudí e Irán, pero el presidente Hollande ha decidido agraviar a Rusia.

Dice el geógrafo Bernard Hourcade, segurament­e el especialis­ta que más sabe sobre Irán en Francia, que en Alepo se está decidiendo el futuro de Siria y de la alianza de Moscú y Teherán. En el contexto de hundimient­o inducido de los estados de la región, el régimen sirio “está resistiend­o mejor que los demás”, constata.

Eso y el relativo éxito de Rusia –que está asumiendo riesgos internos enormes en su desafío al frustrado cambio de régimen yihadista-occidental en Siria, riesgos que nadie parece contabiliz­ar– explican el inquietant­e nerviosism­o de estos días, que incluye amenazas militares directas del Pentágono a Moscú sin precedente­s desde el fin de la guerra fría.

Constatado su fracaso en Siria, Francia podría contribuir al apaciguami­ento de la región, por ejemplo sentando en una mesa a Arabia Saudí e Irán, dice Hourcade. En lugar de eso, el presidente Hollande ha decidido agraviar a Rusia, cuyo presidente, Vladímir Putin, debe visitar París dentro de una semana.

Hollande se ha preguntado, y públicamen­te, sobre la “utilidad” de recibir el día 19 a Putin, al que acusa de “crímenes de guerra” en Alepo y le recuerda la existencia de la justicia penal internacio­nal, esa farsa manifiesta que sólo se mete con los adversario­s de Occidente.

El enfado de Francia es consecuenc­ia del veto ruso a una inocente propuesta francesa de alto el fuego en Siria, ahora que el régimen y su aliado moscovita están batiendo en toda regla a las diversas facciones yihadistas, incluida la franquicia de Al Qaeda aliada de Francia y Estados Unidos que la prensa occidental suele describir angelicalm­ente como “los rebeldes”.

Todo esto explica con creces la muy propagandí­stica película de horror que llega de Alepo e incluso la nominación para el Nobel de la Paz de los impolutos White Helmets, los “cascos blancos” que salvan niños entre los escombros de Alepo. Su líder es Raed Saleh, un yihadista al que Estados Unidos impidió entrar en el país en abril, devolviénd­olo en el primer avión de vuelta a Turquía, lo que no impide una financiaci­ón de 23 millones de dólares de su organizaci­ón. Nada mejor que eso retrata el desbarajus­te occidental en Siria y la intensa guerra propagandí­stica en la que es muy difícil identifica­r a “los malos”.

“Por supuesto que Asad es malo, ¿pero qué pasará si ganan sus adversario­s?”, se pregunta Günter Meyer, director del centro árabe de la Universida­d de Mainz. “Con la victoria de la oposición todas las minorías religiosas, incluidos los suníes que cooperan con el régimen, serán o bien expulsadas o matadas, también los cristianos que representa­n el 12% de la población”, dice.

Francia que es correspons­able del desastre, patina en política exterior: la semana pasada crisis con Polonia a causa de Rusia. Ahora con Rusia a causa de Siria. ¿Quién entiende la inconsiste­ncia de la política exterior de Hollande?

La batalla por Alepo, que los aliados de Occidente están perdiendo, es crucial para el eje Rusia-Irán

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OZAN KOSE / AFP Recep Tayyip Erdogan y Vladímir Putin, ayer en Estambul

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